jueves, noviembre 21, 2024
Tecnologia

“Electrosmog”: una consecuencia nociva de la tecnología

 

 

Nueve de cada diez personas en el mundo respiran aire contaminado, advertía un estudio reciente. Buena parte de la población mundial es consciente de la polución, algo que nos enseñan desde el jardín de infantes. Sin embargo, poco se dice acerca del “electrosmog” y sus posibles consecuencias.

Esta unión de dos palabras conocidas nos indica por dónde viene la cuestión: se trata, ni más ni menos, que de la contaminación electromagnética que causan los dispositivos tecnológicos. ¿Hablamos del celular? Sí, pero no se reduce a esto. Todo aparato tecnológico que funciona con electricidad genera este tipo de polución: un teléfono inalámbrico, un microondas, un televisor… El “electrosmog” ha estado entre nosotros hace mucho tiempo, el inconveniente radica en su intensidad.

Hoy, en nuestros hogares no solo tenemos, por ejemplo, una TV, un microondas, una heladera y un lavarropas; también tenemos nuestros celulares, computadoras y tablets. Ni siquiera la conexión Wi-Fi ha quedado libre de culpas. Si bien las ondas que emanan no son visibles al ojo humano, tienen un impacto en nuestra salud.

De acuerdo a declaraciones de Joaquín Machado, experto de campos electromagnéticos, a medios extranjeros, el inconveniente con la contaminación eléctrica es el aumento de su intensidad, debido a la evolución digital de la conectividad inalámbrica en el rubro de las telecomunicaciones.

¿Cómo afecta la electropolución a la salud?

Existen dos estudios del Centro Nacional para la Información Biotecnológica, perteneciente a la Biblioteca Nacional de Medicina de EE.UU. El primero, que data de 2012, ya advertía del efecto de los campos electromagnéticos en el sistema reproductivo.

De acuerdo al estudio, la exposición puede “alterar la homeostasis, la función endocrina y reproductiva, así como el desarrollo fetal en sistemas animales”. Entre los aspectos reproductivos alterados se encuentran “la muerte de las células reproductivas masculinas, el ciclo reproductivo, las hormonas endocrinas reproductivas, el peso de los órganos reproductivos, el desarrollo embrionario temprano y el éxito del embarazo”, entre otros.

Por otro lado, en un estudio de 2017, los investigadores señalaron la “fragmentación del ADN” en roedores expuestos a la radiación de equipos de Wi-Fi dentro de una habitación. En este trabajo confirmaron “el daño en el ADN producto de la exposición a esta radiación, así como también la aparición de alteraciones en el tejido del cerebro”.

De acuerdo a Machado, existen dos consecuencias más del electrosmog. Por un lado, la pérdida de densidad ósea en la cadera, debido al transporte de los teléfonos móviles, y por otro, la hipersensibilidad electromagnética. Esta última consiste en dolores producto de la reacción corporal a una corriente eléctrica distinta a la propia.

¿Qué se puede hacer?

Dado que la electropolución está estrechamente vinculada a nuestra vida, lo que podemos intentar, por ejemplo, es eliminar la mayor parte de los dispositivos electrónicos en el dormitorio, evitar hablar por celular en exceso y tener conexiones eléctricas de calidad. De paso, evitaremos que la luz azul que emanan las pantallas dañe nuestra vista.

Fuente: TN

 

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