El US Open, un desafío a la altura de la leyenda de Roger Federer
El suizo busca el desquite en el US Open; desde 2009, cuando perdió ante Juan Martín del Potro, no llega a la final.
– Es, por estas horas, el jugador más buscado por los fans. Es el preferido de muchos. Y para unos cuantos, el gran candidato. Una vez más, los focos vuelven a converger sobre Roger Federer . El suizo llegó a la Gran Manzana dispuesto a estirar su gran temporada, con la certeza de que puede ser otra vez protagonista. Hay mucho en juego: si es campeón, ascenderá al número 2 del mundo, en lugar de Rafael Nadal , el gran ausente en esta cita. Pero, por otro lado, Federer no se desvela por el ranking. Su gran objetivo, desde hace un largo rato, son los Grand Slams. No por casualidad tiene el récord de presencias consecutivas, con 60 ‘majors’ en los que siempre dijo presente, a partir de Australia 2000. Como nadie, entiende que en estas quincenas es donde la historia abre el juego. Federer ya ha escrito varias páginas en este sentido, pero también sabe que todavía puede aspirar más. Que, en este año, puede aún sumar un lauro más a su récord de 17 títulos grandes.
En cierto modo, Federer va en busca de un desquite. Hace un par de meses, Novak Djokovic le negó el festejo en Wimbledon, cuando todo parecía indicar que la Catedral sería el escenario de su 18° título mayor. En Flushing Meadows , la frustración lleva más tiempo. Conquistó Nueva York durante cinco años seguidos, entre 2004 y 2008, hasta que Juan Martín del Potro interrumpió esa serie en 2009. Después, no llegó más a la definición: Djokovic lo frenó en las semifinales de 2010 y 2011, Tomas Berdych lo superó en los cuartos de final de 2012, y el año pasado, sufrió un inesperado tropiezo en octavos contra Tommy Robredo. Federer tiene mucho por sumar y por mejorar aquí, y ya en el segundo tramo de una gran temporada, es consciente de que, esta vez, puede llegar hasta el tercer lunes de competencia.
En cierto modo, aquel traspié sorprendente contra Robredo, hace doce meses, marcó un poco un 2013 irregular para el suizo. Con dolores en la espalda, sin encontrar el modelo ideal de raqueta, Federer parecía retroceder más rápido de lo imaginado. Pero cambió; empezó 2014 con su ídolo, Stefan Edberg, como entrenador flamante; con una raqueta de aro más grande, y una propuesta de juego más agresiva, con muchas incursiones a la red, volvieron los buenos resultados. Se consagró campeón en Dubai, Halle y Cincinnati (su primer título de Masters 1000 luego de dos años), y llegó a las finales de Brisbane, Montecarlo, Indian Wells, Wimbledon y Toronto, para una foja que incluye 49 triunfos y solamente 9 caídas.
Tiene razones, Federer, para ser optimista. “Vengo con mucha confianza. Yo sé que ahora mi juego está donde quiero que esté; se trata simplemente de mantener ese nivel. El año pasado trataba de convencerme de que tenía una oportunidad, porque creo que, cuando has tenido éxito en algunos torneos, puedes hacerlo bien otra vez. Pero para eso también hace falta un poco de suerte, y entonces yo sentía que se me estaba complicando contra los jugadores top 5 o top 10, y que tenía poco margen de error contra los que se ubicaban del puesto 10 al 30». No estaba con confianza, en parte porque tampoco me podía mover bien. Pero este año jugué muchos partidos buenos, no sólo en las últimas semanas. Eso hace que llegue al US Open mejor; cuando te olvidas de perder seguido la confianza crece; cuando volvés a ganar encuentras todo más simple, y es un buen feeling. Siento que puedo jugar muy bien aquí.”
Debutará aquí, seguramente mañana por la noche, contra Marinko Matosevic. Ayer, ambos se entrenaron en el estadio Arthur Ashe; el suizo lo hizo contra el alemán Philipp Kohlschreiber, y el australiano, contra Diego Schwartzman. No es que el camino esté allanado, pero algunas bajas importantes, como Rafael Nadal y, por qué no, la de Del Potro, significan menos escollos complicados para el suizo. Por supuesto que, en una hipotética final, tendría que medirse con un adversario muy difícil como Djokovic, que ya fue campeón aquí, pero que también tiene su propia cuenta pendiente (perdió cuatro de sus cinco finales en Flushing Meadows, incluida una contra Federer en 2007). Pero, a horas del comienzo de la acción, Federer sabe que el sueño de un sexto título en Nueva York -algo que nadie logró en la era Open- es posible. A los 33 años, busca seguir los pasos de Ken Rosewall, campeón aquí en 1970 con 35 años y 10 meses, o, más cerca en el tiempo, Pete Sampras, vencedor en 2001, a los 31. Es un desafío grande, imponente, a la altura de su grandeza. Se verá si, en la enorme Nueva York, Federer puede agigantar su propia leyenda.