viernes, noviembre 22, 2024
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El turismo que viene: las comunidades rurales se preparan para los visitantes que dejará la pandemia

Las comunidades rurales que empezaron a vivir del turismo se preparan para promover muy fuertemente “viajeros locales en sus territorios” mientras buscan aliarse con sindicatos, centros de jubilados y de estudiantes para enfrentar las consecuencias económicas de la pandemia.

En un nuevo paso, esta vez facilitado por la irrupción global del coronavirus, los operadores de Turismo Rural Comunitario (TRC) quieren establecer relaciones “sólidas” con instituciones de la sociedad para un intercambio de mutuo beneficio y porque “es momento de reconstruir territorios”, dijo a Télam Ramiro Ragno, integrante de la Red Argentina de Turismo Rural Comunitario (RATurC).

“Esta pandemia, que impide viajar lejos y da miedo, es para nosotros una oportunidad para construir territorios locales. Queremos que la gente en la ciudad sepa que puede ser parte de la economía local comprando productos locales”, indicó.

La RATurC agrupa a unas 100 comunidades en todo el país con distintos niveles de desarrollo “30 en instancia madura, es decir que tienen canal de comunicación, elaboran folletería, responden a la demanda y reciben viajeros todo el año. Otras 30 en proceso de organización y otras 40 viendo cómo y qué ofrecer a los visitantes”, precisó Ragno desde Salta.

Agregó que “ninguna” de esas comunidades vive “exclusivamente” del turismo sino que se trata de un complemento y un servicio dentro de la diversidad de productos que esas familias trabajan aunque, remarcó, “los ingresos que generan por la nueva actividad a veces supera la venta de productos del campo”.

El turismo rural comunitario es una oferta relativamente nueva generada desde las comunidades campesinas e indígenas que abren sus puertas a visitantes para reafirmar la gestión no solo de sus recursos naturales sino también culturales y ambientales y permite que el viajero que les llega pueda percibir la identidad de los lugares a través de las comidas y el estilo de vida sumado a las producciones artesanales propias de cada territorio.

Para mejorar la oferta turística los integrantes de la RATurC tienen en agenda organizar “viajes de compras de proximidad” con el concepto de “la ciudad va al campo y conoce otros mundos cerquita de su propio mundo que se convierte en una linda excusa para viajar en familia, aprender a cosechar, practicar el comercio justo y para construir territorio pluricultural” explicó Ragno.

También buscan, y ya por fuera de lo que sería la oferta turística, “alianzas comerciales estables” con empresas e instituciones para “la provisión continua de alimentos y artesanías durante todo el año”.

Es decir que las comunidades a través de la RATurC piden a las empresas -hoteles, restaurantes o comercios- que incluyan en sus programas, paquetes, menúes, mobiliario y regalos su oferta en el mercadeo local permanente para sostener la economía local y la identidad cultural y patrimonial de las regiones.

En tanto, Marina Guastavino, facilitadora de la Red de Turismo Rural del INTA -otro organismo estatal de fuerte presencia en los territorios-, explicó a Télam que buscan que los productores trabajen “de manera asociativa para construir una oferta conjunta de turismo rural y que puedan contar con algún tipo de acompañamiento técnico en lo específico y acercando todas las herramientas necesarias para fortalecer y consolidarse en la actividad”.

Mientras transcurre la cuarentena y los distintos sectores de la economía se preparan para la postpandemia, en el área de turismo rural comunitario esperan que la próxima temporada de verano los argentinos que no podrán viajar al exterior los visiten y conozcan más de su propio país.

Ragno detalló por otro lado que el 60% de los visitantes son argentinos de Santa Fé, Córdoba y Buenos Aires, seguidos por extranjeros de España, Francia, Suiza, Bélgica y Países Bajos y también de los Estados Unidos aunque hizo hincapié que en este año, como consecuencia de la cuarentena mundial, van a potenciar la llegada “sobre todo de los cercanos, los que están a una o dos horas de viaje” de los destinos.

En cuanto al perfil de los visitantes, se trata de “personas informadas que respetan las culturas locales, las costumbres, los precios, que no se llevan piezas arqueológicas ni plantas, no se salen de los senderos, piden permiso antes de hacer fotografías y gustan de compartir almuerzos y sobremesas con los anfitriones” para conocerlos y compartir experiencias.

Es un tipo de turismo que se mueve de otra manera: “No pensamos en grupos en colectivos grandes, son viajeros concientes que se mueven en pareja, amigos o familia, que se informan antes y organizan el viaje desde sus casas, que aman la naturaleza y la cultura y que, básicamente, se desplazan tranquilos, sin apuros”.

Por eso, la apuesta por impulsar alianzas con organizaciones e instituciones de la sociedad como sindicatos, clubes de jubilados, de montaña u observadores de aves es “clave” para promover “viajeros locales en su propio territorio” con propuestas de un día o dos a precios accesibles.

“Serán grupos pequeños que visitarán emprendimientos comunitarios organizados, con previa reserva, acuerdos mutuos y cumpliendo todos los protocolos de salud pública”, completó Ragno.

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