viernes, noviembre 22, 2024
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El intendente Gustavo Bevilacqua obtuvo un lugar en Diputados

 Bevilacqua se encontraba sexto en la lista de candidatos a legisladores de UNA. A partir del 10 de diciembre ocupará una banca en la Cámara baja.

A partir del 10 de diciembre próximo, la Cámara de Diputados perderá la mayoría kirchnerista. Con los resultados de las elecciones de ayer, el otrora poderoso bloque del Frente para la Victoria y sus aliados perderán 26 bancas con la renovación parlamentaria. Reunirán en total 117 diputados y tendrán la primera minoría, pero se alejarán del umbral de 129 que exige el quórum.
En efecto, al cierre de esta edición y con el 91,6% de las mesas escrutadas en todo el país, el oficialismo y sus aliados, que pusieron en juego 87 bancas en total, obtuvieron 61 bancas. Un resultado lejos del esperado por los lugartenientes kirchneristas, que pretendían un mejor desempeño en Buenos Aires -la provincia que más diputados aporta- y sólo cosechaban 14 de los 37 diputados a ser elegidos. En Córdoba salió tercero y obtuvo 2 de las 9 bancas en juego, mientras que en Santa Fe pudo exhibir un triunfo y ganar 4 de las 10 bancas correspondientes a ese distrito.
La oposición, en contrapartida, crecerá en número, pero mantendría su composición fragmentada. La alianza Cambiemos, de Mauricio Macri, tendría una fuerza legislativa de 91 miembros, pero la UCR, la Coalición Cívica y Pro ya anticiparon que preservarán sus respectivas identidades en el futuro Congreso.
El bloque radical mantendrá la segunda minoría -tendrá un bloque de 44 diputados-, seguido por Pro, que experimentará un fuerte crecimiento tras la elección de ayer: de 20 diputados actuales, el bloque pasará a tener 42 miembros. La Coalición Cívica, de Elisa Carrió, sumará un integrante y tendrá una bancada de 5 diputados.
También crecerá el peronismo no oficialista en el futuro Congreso: allí se conjugan los bloques del Frente Renovador, que responde a Sergio Massa; de Compromiso Federal, de los hermanos Rodríguez Saá, y de Unión por Córdoba, de José Manuel de la Sota. Ponían en juego, en total, 11 bancas y, al cierre de esta edición, cosechaban 18: ganaban 7 bancas.
Trazado este panorama, salta a la vista la primera conclusión: cualquiera que sea el presidente elegido en el ballottage, se encontrará con una Cámara de Diputados que no tendrá un dueño definido y con un hemiciclo variopinto con el que deberá negociar si pretende articular una mayoría adepta. Lo primero que deberá resolver es el nombre del nuevo presidente de la Cámara; ése será un cargo clave en toda conversación para la futura sanción de leyes.
En el kirchnerismo, que daba por sentado un triunfo del candidato presidencial Daniel Scioli en primera vuelta, habían comenzado a barajar nombres para suceder al actual titular del cuerpo, el oficialista Julián Domínguez. Pero el escenario de ballottage que se inauguró ayer trastocó todos los planes y, de resultar elegido Mauricio Macri (Cambiemos), ese cargo le corresponderá, por primera vez desde 2001, a la oposición.
El futuro presidente se encontrará con un cuerpo en el que ingresarán dirigentes de fuerte volumen político muy disímiles entre sí: desde Máximo Kirchner, Axel Kicillof y Julio De Vido, del kirchnerismo más acérrimo, hasta peronistas vernáculos como los gobernadores José Luis Gioja (San Juan), Maurice Closs (Misiones), y opositores de la talla de Emilio Monzó (asesor de íntima confianza de Mauricio Macri).
Todos ellos, flamantes diputados electos, convivirán con legisladores que continúan su mandato y que prometen tener un perfil alto a la hora de negociar con el futuro gobierno. En la oposición, Patricia Bullrich (Pro) y Mario Negri (UCR) -ambos reelegidos ayer-, Sergio Massa y Felipe Solá -ambos del Frente Renovador, con mandato hasta 2017-, Elisa Carrió (Coalición Cívica) y Margarita Stolbizer (GEN). En el oficialismo, serán clave las voces de Eduardo “Wado” De Pedro (muy cercano a Cristina Kirchner), Juliana Di Tullio (actual jefa de bloque), María Teresa García (secretaria del bloque) y Andrés Larroque (que fue reelegido).
Este escenario parlamentario no asusta al oficialismo: con Daniel Scioli presidente, vaticinan que una catarata de legisladores del Frente Renovador se sumará al oficialismo. Con ellos y con algún bloque provincial que se encuentre a la intemperie política, confían en articular una nueva mayoría.
Sin ir más lejos, el jefe del bloque del Frente Renovador, Alberto Roberti, le dedicó duras críticas a Massa ayer, durante la jornada electoral. Preludio de su partida. Roberti es el marido de Mónica López, quien, candidata del Frente Renovador al Parlasur, decidió pasarse al sciolismo.
De todas maneras, Scioli no la tendría tan fácil: el bloque del FPV contendrá, en su seno, a una veintena de diputados de La Cámpora, que responde ciegamente a Cristina y a Máximo Kirchner. Muchas veces se ha visto que la mayor resistencia a un gobierno no siempre proviene de la oposición, sino de las propias entrañas del oficialismo.
Si Macri resulta elegido presidente, deberá hacer gala de una buena cintura política para negociar las leyes de su eventual gobierno. De aliarse con la UCR y la Coalición Cívica -sus socios electorales-, alcanzaría 91 miembros, todavía lejos de la meta del quórum propio.
“En una hipotética gestión presidencial de Macri, los gobernadores peronistas querrán negociar con él fondos y obras públicas para sus provincias. A cambio, sus legisladores podrían prestar su respaldo en el Congreso”, confían en el entorno del candidato de Cambiemos.
Lo cierto es que Macri no la tendría nada fácil en el futuro Congreso. Nada distinto a lo que le sucedió en la Legislatura porteña; el bloque de Pro nunca tuvo allí mayoría y, aun así, pudo avanzar en las leyes que se propuso.

Fuente: diario La Nación

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