El doble femicida era conocido en Las Ovejas por ser violento con las mujeres
“Era un pervertido, siempre hablaba con doble intención y te decía guarangadas. Si hablás con la mayoría de las mujeres de acá te van a decir lo mismo”. Así describió una portera a Lorenzo Muñoz, quien es buscado desde ayer por el femicidio de su expareja y de la hija de la mujer, a la que estaba acusado de abusar.
La que contó cómo es Muñoz, es una mujer que fue su compañera de trabajo como auxiliar de servicio, y quien pidió no dar su identidad por miedo a las represalias. Lo mismo le pasa a Estéfani de la Costa, la única testigo del doble femicidio, quien contó que teme por su vida.
“Es que acá somos un pueblo chico, nos conocemos todos, por eso él se ha ido a buscar una novia de otro lado” reflexionó la portera sobre el vinculo que el femicida había establecido con Karina Aplabaza y que se rompió luego de que ella lo denunciara por abusar sexualmente de su hija Valentina.
Los recuerdos de la auxiliar de servicio van tejiendo la telaraña de la crónica de una muerte anunciada, como son todos los femicidios: “una vez lo escuché hablando por celular con una chica, que debe haber sido esta chica, y la amenazaba, le decía que se iba a matar. Después se lavaba la cara y salía como si nada”.
Pero el alerta de no acercase a Muñoz lo recibió mucho antes, cuando una amiga le advirtió que se cuidara porque la había acosado. Cuando la mujer habló con la directora de su institución, recibió como solución tratar de no quedarse sola con él y avisar a alguien si pasaba algo.
También se supo que cuando la justicia imputó al femicida por un abuso sexual simple, se emitió una disposición para que no se desempeñara en espacios con niños y adolescentes, despertando la queja de sus compañeras de trabajo, quienes no se sentían seguras.
Según la portera, Muñoz ya había “actuado” sobre los cuerpos de las porteras que trabajaba con él en la escuela primaria N°30, antes de que lo trasladaran a una secundaria por pedido de su exposa, ya que las rozaba al pasar y les decía obscenidades.
El caso más grave del que se tuvo conocimiento en el pueblo fue el de la violencia que Muñoz ejercía contra su exposa, a quien golpeaba y con la que tuvo dos hijos, detalló la mujer.
Nuevamente surge la teoría de que el femicida se relacionó con Karina porque era de Cutral Co y desconocía su “fama”. Ella se mudó con él, pero al tiempo se separó y lo denunció por el abuso sexual de su hija. La justicia lo imputó por esta causa en noviembre del año pasado y dictó la restricción de acercamiento, que él rompió, por lo que hoy debía participar en una audiencia en la que se le dictaría prisión preventiva.
A causa de la medida cautelar, explicó la portera, Karina era trasladada hasta su trabajo en una casa particular, donde cuidaba a un anciano con discapacidad, por un vehículo municipal. Sin embargo, esta semana la mujer se movilizaba a pie porque el chofer estaba de licencia.
Fue en la calle donde la atacó Muñoz, luego de apuñalar a Valentina, para después huir por un bosque. Según la auxiliar de servicio, los cuerpos de ambas víctimas quedaron tendidos en el suelo hasta altas horas de la noche causando el enojo de los vecinos, quienes anoche realizaron una marcha exigiendo una justicia. (Diario Río Negro)