El dilema de Macri ante el dólar y la inflación: cambiar ahora o aguantar hasta el final
El Presidente sigue confiando en su equipo económico, pero los resultados de la gestión no son los esperados.
La verdad es que la Argentina está en una situación mucho más delicada que otras economías y otros sistemas políticos. La tormenta de la suba de tasas en Estados Unidos nos agarra en un muy mal momento. Por la debilidad que experimenta el gobierno frente a una oposición por primera vez en mucho tiempo unida y desafiante. Por la poca confianza de la opinión pública y de los operadores económicos en que tanto él como el Banco Central sean capaces de controlar la situación. Y por la centralidad que ha adquirido la discusión sobre la inercia inflacionaria.
Siempre sucede en nuestro país que los precios acompañan más fielmente que en otros lados la suba del dólar. Simplemente porque todas las devaluaciones practicadas en contextos de inflación crónicamente alta o muy alta que soportamos en el pasado nos enseñaron que más temprano que tarde esa convergencia se produce, y los que no alcanzan o alcanzan tarde al dólar con sus precios (los de sus productos o sus ingresos) son los que pierden, y les pagan el impuesto inflacionario a los demás. De allí que una devaluación siempre signifique un salto inflacionario. Y no va a ser distinto esta vez, por más que se esfuerce el gobierno en machacar con que no habrá ya aumentos importantes de tarifas, y por más altas que ponga sus tasas el Central.
La preferencia del Presidente seguramente es apretar los dientes e insistir: no le gusta eso de andar cambiando de idea y todavía tiene confianza en su equipo. La corrida contra el peso y la poca eficacia del Central para contenerla puede que haya minado un poco su fe en el pulso de Sturzenegger, así como Dujovne tal vez haya quedado devaluado por algunas desprolijidades y cierta imprevisión sobre la tormenta que se desataría. Pero nada de eso parece suficiente para alterar la decisión de llegar a las elecciones con estos colaboradores y este programa. Que la firmeza sea en esta ocasión una ventaja y no un problema extra es algo que habrá que esperar para saber.