El debate por la nueva ley de adopción
Impulsado por el genetista Jorge Dotto, acorta los plazos judiciales. La importancia de votarlo en Diputados antes de fin de año para dar respuesta a 14.600 niños y 7.100 postulantes para adoptar.
La Convención de los Derechos del Niño establece un criterio rector: Siempre prima el interés superior de los niños. Nuestro país suscribió hace varios años esa declaración y ahora podría dar un paso más en ese sentido, aprobando una nueva Ley de Adopción que ya cuenta con media sanción en el Senado y está presta a discutirse en la Cámara baja. En general la propuesta promete generar un sistema más ágil y eficiente, con base en el nuevo Código Civil, que cuenta con media sanción en el Senado pero está paralizado en Diputados. Antes de ser aprobada, la nueva Ley de Adopción debe ser tratada por las comisiones que presentaron el proyecto. El martes fue acordada en la de Legislación General que preside Anabel Fernández Sagasti (FPV), mientras para el jueves quedó el tratamiento en la Comisión de Familia, comandada por Felipe Solá (FR). “Los organismos esperamos que ambas comisiones se reúnan juntas, es un gesto que la ley y sobre todo los niños merecen. Se ahorraría una semana y a la vez podríamos saber que hay más posibilidades de acuerdo entre las bancadas”, explicó a Veintitrés el genetista Jorge Dotto, impulsor de la medida.
Uno de los fogoneros mediáticos fue Jorge Rial, que en las últimas semanas puso el tema en la agenda pública discutiendo en Intrusos sobre el tema. El conductor aprovechó para despotricar contra su ex mujer y al ver las repercusiones de su caso comenzó a presionar a los legisladores para desempolvar un proyecto que lleva meses dando vueltas por el Congreso. Como consecuencia, las redes sociales se llenaron de famosos con carteles que consignan: “Yo apoyo la nueva ley de adopción”. No es difícil saber lo que siguió, la tiranía de los medios a veces resulta útil.
La que reglamenta el tema hasta ahora es la ley 24.779, que data de 1997. En ella se estipulan las condiciones generales para adoptar, aunque el Código Civil es el que señala los procedimientos que deben seguir los futuros adoptantes. “A lo que apunta la nueva norma es a acortar los plazos. Obliga a la Justicia a no tomarse tanto tiempo con cada caso aunque hoy debería ser todo más veloz, pero los juzgados se excusan con que están tapados de causas”, analiza la licenciada Leonor Wainer, presidenta de la Fundación Anidar.
Bajo la reglamentación actual, a un niño se le va la infancia esperando que lo adopten, hasta diez años demora el trámite porque no existen plazos para la Justicia. Con la nueva norma, los jueces deberán definir las causas en un tiempo no mayor de seis meses. “Si entre el niño y la familia adoptante las cosas están en orden, el juez tiene un plazo de 180 días para autorizar el inicio del juicio de adopción. También los tiempos de la guardia provisoria se reducen notablemente”, explica Dotto.
Hasta ahora, cuando los postulantes presentaban la documentación y conseguían la aprobación, ingresaban al Registro Único de Aspirantes a Guardas Adoptivas (RUAGA), al que hasta ahora adhirieron sólo 18 jurisdicciones. “Hace poco tiempo Córdoba se sumó y esa es una buena muestra de interés –define Wainer–, pero todavía Entre Ríos, San Luis y otras zonas no comunican sus números ni participan de las regulaciones nacionales, eso es peligroso porque se abre la puerta a la manipulación de niños, y hasta su venta”.
En relación con el comercio existente en torno a la necesidad de niños y adultos, la ley actual prohíbe la adopción directa, algo que replica taxativamente la reforma que se promueve, pero en algunas provincias aún se practica. Parece crucial, al no tener los datos de todas las jurisdicciones es imposible contar con estadísticas completas sobre la cantidad de niños que a la fecha se encuentran a la espera de una adopción. Según un informe de Unicef, en la actualidad hay unos 14.675 niños, niñas y adolescentes sin cuidados parentales, esto es, chicos y chicas que por algún motivo no viven con sus familias de origen e ingresan a programas destinados a su protección.
Para la legislación vigente, un niño que vive en un hogar de puertas abiertas y recibe la visita de un familiar una vez por año, pierde la posibilidad de integrarse a una nueva familia. “Ese tiempo también se acortaría, facilitando la posibilidad de mejorar la calidad de vida de esos chicos”, dice Wainer.
Otra de las cuestiones que hasta hace unos meses parecía insalvable era la que vinculaba el deseo de los futuros padres de adoptar bebés, ante la necesidad concreta de miles de niños mayores de 3 años esperando entrar en guarda. Para Wainer, “ese no es un problema porque en nuestra experiencia con los postulantes vemos que no son tantos los que reclaman recién nacidos, realmente parece un mito más que una realidad”. Según el Registro Único de Aspirantes a Guarda con Fines Adoptivos, en la Argentina hay algo más de 7.100 postulantes para adoptar uno o varios menores de edad, pero sólo el 1,25 por ciento adoptaría un niño mayor de 12 años, mientras el 26 por ciento de los interesados recibiría en su casa a mayores de seis. Sólo el 6,41 por ciento lo haría en el caso de que esos chicos sufran alguna patología.
Según la nueva normativa en debate, la adopción plena es irrevocable y confiere al adoptado una filiación que reemplaza la de origen y garantiza la defensa de sus derechos. Hasta ahora, en el debate parece haber acuerdo en que los convivientes cuenten con esa posibilidad de adoptar en igualdad de condiciones y derechos ante el menor. La controversia apareció al incorporar la figura de “unión convivencial” cuando todavía no existe en el Código Civil. “Es importante discutir cada cosa, pero no caer en tecnicismos. Siempre la prioridad tiene que ser que los niños puedan encontrar una familia en la que crecer saludables”, dice Wainer.
Parece una cuestión de tiempo. Por un lado Dotto reclama: “Si hay voluntad política se tiene que actuar de manera ágil. Esperamos que la norma no quede estancada en un debate absurdo”. El genetista sabe que la última sesión del año en Diputados está fijada para el 30 de noviembre, por eso insiste en que si lograra presentarse de manera conjunta habrá media sanción en tres semanas. “Después tiene que pasar al Senado como proyecto de ley con media sanción. Ahí lo reciben las comisiones del Senado y después, si no tiene modificaciones, lograríamos la sanción definitiva, el tiempo nos corre porque si esperamos al año que viene esto puede quedar en la nada”, sintetizó.
Una vez que los pasos sean cumplidos, quedará ver cuáles serán los tiempos de aplicación, porque son los mismos organismos judiciales que hasta ahora se excusaban en la falta de personal y tecnología los que tendrán en sus manos lograr que esos miles de casos que esperan definición lleguen a buen puerto. “Es un tema urgente, pensemos que para los chicos cada día que pasa es un día de su vida ganado o perdido. En términos legislativos y administrativos una semana no pasa nada, pero para un niño es una semana sin amor y con una vida alejada de la calidez de un hogar”, finaliza Dotto ante la evidencia.
Mientras tanto son varios miles de menores que esperan, sin saberlo, que esta ley los devuelva al centro de la escena, ese en el que la declaración de los derechos de la infancia los ubicó una vez, pero que a veces parece sólo una cuestión discursiva.
Opinión
“El tráfico de bebes es alarmante”
Julio César Ruiz
Presidente de Fundación Adoptar
Es imposible debatir una nueva ley de adopción sin mencionar un problema cada vez más agudo: en la Argentina el 25 por ciento de los niños son adoptados, pero el resto es vendido o traficado nacional e internacionalmente. Lo hemos denunciado, yo mismo hablé con Felipe Solá, que me llamó antes de promover el proyecto que hoy se discute en Diputados. Para mi sorpresa, en ese texto no figura nada sobre la trata de niños.
¿Qué haremos frente a esto? La norma puede no aceptar la adopción informal, cosa que es importante, pero no se puede dejar de discutir qué haremos con las prácticas ilegales que conllevan el deseo de esos padres que esperan años y la necesidad de esos niños. Hay una aduana paralela y una oficial en el circuito de adopciones, el tráfico de recién nacidos es alarmante.
Esta semana una mujer denunció que le robaron a sus dos hijos recién nacidos y comenzó a investigarse una red de trata. Es un caso emblemático porque en la causa estaría implicado el hermano del gobernador Hermes Binner. Esa, yo diría, es la síntesis perfecta de lo que nos pasa porque la estructura que sostiene la venta de niños nace en las mismas instituciones que deberían velar por sus intereses. Nada de todo esto aparece en la nueva ley de adopción.
180 días tendrá el juez para resolver, ahora tardan hasta 10 años.
14.675 niños, niñas y adolescentes hay en el país sin cuidados parentales.
12,5 por ciento de los adoptantes aceptaría un niño mayor de 12 años.
26 por ciento recibiría a mayores de seis.