El canal Maldonado: el origen de su nombre y el debate que generó su construcción
El canal Maldonado es una obra hidráulica que se hizo hace setenta años con el financiamiento y el diseño de la provincia de Buenos Aires.
“Pareciera que está sobre dimensionado porque uno siempre lo ve con un caudal de agua que parece que no justifica su construcción; sin embargo, está pensado para las grandes crecidas del arroyo Napostá”, narró el ingeniero Mario Minervino por DE LA BAHÍA.
Cuando se hizo el Parque de Mayo como un barrio parque, los dueños tomaron la decisión de que no haya un arroyo que pase por el lugar.
“Originalmente, el Maldonado era una zanja que llevaba algo de agua del Napostá y en 1906 se lo cerró, aunque reaparecía cerca de la avenida Alem casi sin agua”, mencionó.
La medida complicó las inundaciones porque el Napostá se quedó sin su aliviador y en 1950 se decidió reabrir el canal dentro del Parque.
“Eso motivo una discusión en la ciudad porque hubo que retirar centenares de árboles que habían crecido en lugar donde estaba el arroyo. De todos modos, el debate no prosperó debido a que el dinero y el proyecto era provincial”, amplió.
¿Por qué se llama Maldonado? Ese nombre corresponde a una mujer que vino con Pedro de Mendoza, el fundador de Buenos Aires.
Según el diario Clarín, en 1536, rodeados de nativos decepcionados por el trato de los españoles, el hambre y las enfermedades minaron la vida en la precaria ciudad que luego sería la capital de la Nación.
Fue en esa circunstancia que “la Maldonado” cruzó la empalizada de la aldea (algo prohibido) y se internó en el campo en busca de comida.
Cuentan que, agotada, se refugió en una cueva cercana a aquel arroyo y que allí encontró a una puma a punto de parir. Y dicen que la mujer ayudó a aquel animal en el parto, que se presentaba difícil. Desde entonces, la fiera agradecida le proveía comida a la mujer que convivía con ella. Eso hizo que hasta los aborígenes la respetaran.
Sin embargo, la leyenda agrega que un día los españoles de la aldea la capturaron, la juzgaron y la condenaron a muerte, dejándola atada a un árbol en medio del campo, para que animales y alimañas terminaran con su vida.
Aquello no ocurrió: “la Maldonado” fue rescatada y protegida por la puma a la que había ayudado. Unos cuentan que ante eso Mendoza le otorgó el perdón y la mujer volvió a la aldea. Otros, que su final se pierde en aquel terreno donde está el arroyo que lleva su nombre.
“Todo eso ocurrió en Buenos Aires, pero era habitual poner nombres de allá a cosas de acá”, agregó Minervino.
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