El ARA San Juan llevaba 44 meses sin una revisión general
Una sucesión de fallas no resueltas, en un contexto de estrechez presupuestaria y limitaciones por la falta de días de navegación en los años anteriores, precedió a la tragedia del ARA San Juan, según detalla el reciente informe de la comisión bicameral.
Se trata del documento que atribuye responsabilidades políticas al ministro de Defensa, Oscar Aguad, y a la entonces conducción de la Armada por subestimar la gravedad de la avería informada por el comandante de la nave en una de sus últimas comunicaciones.
El submarino debía entrar cada 18 meses a dique seco, para una revisión general, y en el momento del naufragio -noviembre de 2017- llevaba 44 meses sin hacerlo.
Eso lo limitaba para navegar a más de 100 metros de profundidad, de acuerdo con un informe de la Armada de diciembre de 2016. El ARA San Juan se hundió 11 meses después, a más de 900 metros bajo el agua.
El dictamen aprobado por ocho legisladores de la oposición -los cuatro oficialistas votaron en disidencia- cita el informe elaborado en diciembre de 2016 por el entonces inspector general de la Armada, contralmirante Guillermo Luis Lezana, que desnuda varias deficiencias en el equipamiento operativo del submarino.
Allí se sostiene que “la prórroga del ingreso a dique seco programado para la unidad dificultaba el alistamiento del buque” y se establecía “de manera precautoria una limitación de 100 metros de profundidad en navegación”.
También se menciona la evaluación del Índice de Calificación del Estado de Material (ICEM), de febrero de 2017, que advirtió sobre 40 averías en distintos equipos y sistemas a bordo.
Entre otras advertencias, se describe que el nuevo sistema de medición de concentración de hidrógeno en la nave, que había sido colocado en la reparación de media vida que el gobierno kirchnerista concluyó en 2014, se encontraba “fuera de servicio por falta de calibración y reactivo”. (La Nación)