Diputados: las innovaciones tecnológicas cambiarían la dinámica de trabajo más allá de la emergencia
La metodología de trabajo telemático, a la que se vio obligada a recurrir la Cámara de Diputados para poder continuar funcionando en medio de la pandemia, podría marcar un cambio definitivo respecto a su formato tradicional, desde el momento en que la idea de la mayoría de los referentes parlamentarios es que esas innovaciones “llegaron para quedarse”.
Desde la presentación de proyectos, pasando por el trabajo en comisiones y hasta los debates en el propio recinto, ya no tendrían la misma dinámica a partir de la configuración que surja al término de la emergencia sanitaria que generó la pandemia por coronavirus.
Dejando en claro que los debates de los grandes temas seguirán siendo presenciales en todas sus etapas legislativas, desde la mayoría de los espacios políticos que integran la Cámara baja se mostraron optimistas en cuanto a la aplicación de las nuevas tecnologías para hacer más eficiente el trabajo.
El esquema tradicional, con una sesión por semana los miércoles y reuniones de comisión concentradas entre el martes al mediodía y el jueves a la mañana podría ser una de las variantes más notorias que surjan en la nueva etapa.
El hecho de que la mayoría de los diputados llegaran de sus provincias el martes por la mañana y retornaran en los vuelos de los jueves a la tarde daba poco margen de tiempo para afrontar las agendas de proyectos existentes en las 45 comisiones (ahora 46) que integraban la Cámara.
De hecho, según el cronograma oficial, los martes desde el mediodía y durante toda la tarde tienen agendadas sus reuniones 26 comisiones; en tanto que el miércoles desde las 9 y hasta el mediodía, figuran 9 comisiones, y el jueves entre las 10 y las 13, otras 8.
Más allá de que en algunas semanas muchas de ellas no tenían temario en carpeta, el hecho de que se superpusieran tanto los horarios era uno de los impedimentos para poder cristalizar un trabajo eficiente.
Diputados retirándose antes de una comisión para poder asistir a otra, en días en los que también se concentraban reuniones políticas con representantes de otras bancadas y las propias reuniones de bloque, marcaban el ritmo del trabajo
Así, los diputados optaban por atender las 10 o 12 comisiones claves que marcaban la agenda política; mientras que el resto se terminaban reuniendo esporádicamente cuando la coyuntura lo permitía.
Una de las ideas en la que concuerdan la mayoría de los representantes de los bloques parlamentarios es en que “si se reglamenta el trabajo mixto o virtual para el trabajo en comisiones, se puede lograr un mejor ritmo de trabajo a partir de la extensión del trabajo a los lunes, los viernes y lo que resta de martes y/o jueves”.
Así, proyectos que apenas son analizados por los diputados y que sobre el final del período parlamentario son debatidos con urgencia para que no ‘caigan’, “podrían ganar volumen en su tratamiento a partir de la voz de los propios de legisladores o de las exposiciones de los sectores interesados interviniendo a través de videoconferencias”, señalaron desde uno de los bloques tradicionales de la Cámara.
Para los temas más políticos, como la agenda que marque el Poder Ejecutivo, quedarían las reuniones presenciales, o incluso alguna mixta, de acuerdo a lo que oportunamente se reglamente.
En cuanto a las sesiones, dependerán de las necesidades de la coyuntura, pero en un escenario de normalidad, desde varios bloques imaginan una presencial por mes para los debates álgidos y una o dos mixtas para abordar temas consensuados.
Las sesiones mixtas que se están realizando en el marco de la emergencia sólo permiten 47 diputados en el recinto, y, en cambio, las que se puedan desarrollar en el nuevo esquema de trabajo, no tendrían cupo de asistentes.
Si bien las ideas todavía circulan en borradores, el hecho de que el próximo sea un año electoral, motiva más a los legisladores para trabajar en la puesta a punto de una nueva forma de trabajo, ya que a aquellos que sean candidatos les permitiría optimizar mejor sus tiempos entre las campañas y la actividad parlamentaria.
Por lo pronto, con la ayuda que dio la realidad para que se termine de implementar la ‘firma digital’, la presentación de los proyectos y la firma de los dictámenes ya dieron ese salto hacía la simplificación y la eficacia.
“El desafío es poder tener una Cámara más ágil, con más sesiones y más reuniones de comisión que posibiliten un abordaje más profundo y más visible de los proyectos”, señaló uno de los diputados que trabajan en la comisión de Modernización del Funcionamiento Parlamentario, para resumir el objetivo de cara a la pospandemia.