jueves, noviembre 21, 2024
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Diez minutos de caricias a una mascota pueden bajar tu nivel de estrés

 

Científicos de la Universidad del Estado de Washington (WSU), en Estados Unidos, demostraron que, además de mejorar el estado de ánimo, tener una mascota produce beneficios fisiológicos que realmente pueden aliviar el estrés.

La afirmación fue publicada en la revista académica de la Asociación Estadounidense de Investigación Educativa, AERA Open. “Solo 10 minutos pueden tener un impacto significativo“, aseguró la investigadora Patricia Pendry. “Los voluntarios en nuestro estudio que interactuaron con gatos y perros tuvieron una reducción significativa del cortisol, una hormona del estrés importante”, detalló.

Las pruebas se hicieron con alumnos de la Universidad. Ante el estrés por las clases, los trabajos y los exámenes, muchas universidades norteamericanas instrumentaron programas llamados “Pet Your Stress Away” (“Libérate del estrés con mascotas”, su traducción), donde los inscriptos pueden participar e interactuar con gatos y/o perros para aliviar algo de la tensión.

El estudio es la primera investigación que demuestra reducciones en los niveles de cortisol de los estudiantes durante una intervención en la vida realen lugar de en un entorno de laboratorio. Involucró a 249 estudiantes universitarios divididos al azar en cuatro grupos. El primer grupo recibió interacción práctica en grupos pequeños con gatos y perros durante 10 minutos. Podían acariciar, jugar y pasar el rato con los animales como ellos querían.

Para comparar los efectos de las diferentes exposiciones a los animales, el segundo grupo observó a las otras personas acariciando a los animales mientras esperaban su turno. El tercero vio una presentación de diapositivas de los mismos animales disponibles durante la intervención, mientras que el cuarto estaba “en lista de espera”.

Esos estudiantes esperaron su turno en silencio durante 10 minutos sin sus teléfonos, materiales de lectura u otros estímulos, pero se les dijo que pronto experimentarían la interacción con los animales.

Se tomaron varias muestras de cortisol salival de cada participante, comenzando por la mañana cuando se despertaron. Una vez que se extrajeron todos los datos de las muestras, los estudiantes que interactuaron directamente con las mascotas mostraron significativamente menos cortisol en su saliva después de la interacción. Estos resultados se encontraron incluso al considerar que en algunos de los casos pueden haber tenido niveles muy altos o bajos para empezar.

 

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