Día Mundial del Sueño: cómo afecta al cuerpo no dormir lo suficiente
Sabemos que una vida saludable requiere de ciertos comportamientos: una alimentación adecuada, realizar actividad física y descansar lo suficiente.
La cantidad de horas que logremos dormir, pero en especial, la calidad del descanso, son cuestiones que cada vez más concentran la atención de la comunidad científica, y por supuesto de las personas preocupadas por su propio bienestar.
La importancia de descansar al menos 8 horas
Una de las recomendaciones más extendidas sobre el sueño es la de dormir ocho horas cada noche.
El consejo se sustenta en investigaciones que indican que tanto quienes duermen mucho como quienes duermen poco tienen una mayor probabilidad de sufrir ciertas enfermedades y a la vez disminuye la esperanza de vida.
¿Cuánto es dormir mucho o poco? Se asume que una persona duerme poco cuando de forma regular disfruta de menos de 6 horas diarias de sueño; mientras que se considera que duermen demasiado quienes lo hacen durante más de 9 ó 10 horas al día.
Sin embargo los niños son un caso especial, pues para ellos se recomiendan hasta 11 horas de sueño nocturno; mientras que los adolescentes deben hacerlo hasta por 10 horas.
Hacer ejercicio y dormir se relacionan estrechamente. Las personas que no están en forma, hacen menos ejercicio y eso los lleva a dormir mal, por lo que terminan exhaustos y, por tanto, son menos propensos a hacer ejercicio. Es como un círculo sin fin.
Los expertos saben que la falta crónica de sueño, es decir, privarse de una o dos horas de sueño a diario, ha estado vinculada por los científicos a una mala salud. Y no hace falta pasar días sin dormir para sufrir estos efectos negativos.
Efectos que tiene en el cuerpo no dormir lo suficiente
El sueño poco reparador ha sido relacionado con numerosos problemas.
Una revisión de 153 estudios en los que participaron más de cinco millones de personas, encontró que no dormir lo suficiente estaba asociado de forma significativa con la diabetes, la alta presión sanguínea, la obesidad y las enfermedades del corazón.
Privar a las personas de suficiente sueño durante apenas unas pocas noches consecutivas puede ser suficiente para llevar a adultos saludables a un estado prediabético. Esta moderada privación de sueño dañó la habilidad de sus cuerpos de controlar los niveles de glucosa.
La falta de sueño debilita el sistema inmune y nos predispone más fácilmente a contraer infecciones ya que además, las vacunas son menos efectivas sino se duerme bien.
Una investigación demostró que aquellos participantes que dormían menos de siete horas tenían una probabilidad casi tres veces mayor de engriparse y desarrollar un resfrío que quienes dormían siete horas o más.
El riesgo de obesidad por dormir poco se debe a cuestiones hormonales, quienes no duermen lo suficiente producen un exceso de la hormona ghrelina, vinculada con la sensación de hambre, y, al mismo tiempo, tienen una insuficiente producción de la hormona leptina, asociada con la sensación de saciedad.
La falta de horas de sueño también se vincula con las funciones cerebrales e incluso con las probabilidades de sufrir demencia a largo plazo.
O’Mara explica que los residuos tóxicos se acumulan en el cerebro durante el día y que son vaciados del cuerpo durante el sueño. Por eso, al no dormir lo suficiente, terminamos en un estado de ligera conmoción.
Dormir en exceso tampoco es saludable, aunque los expertos tienen menos claridad sobre su impacto en el organismo, de todos modos, se sabe que está ligado a un peor estado de salud y a un mayor riesgo de declive cognitivo en los adultos mayores.