viernes, noviembre 22, 2024
Internacionales

Después de seis años de silencio, Beck regresó con “Morning phase”

Beck Hansen regresó con un buen disco, La Franela sigue transitando con grandes resultados el camino cancionero y Daniel Melero retoma la canción con aires funky y disco en muy buena forma.

BECK, “MORNING PHASE”
Después de seis años de silencio de estudio desde “Modern Guilt”, Beck Hansen sorprende con “Morning Phase”, un notable disco que rescata la mejor tradición rutera, country y folk de la música norteamericana pero bajo una atmósfera espacial, etérea, extrañada.
El disco reúne al grupo de músicos que lo acompañaron en “Sea Charge”, doce años atrás, en el que fue el primer gran álbum del músico californiano, y es como un pariente lejano, un espejo deformado, una relectura o continuación.
Otra vez están Smokey Hornel en guitarras, Justin Meldal Johnsen en bajo, Joey Waronker en batería y Roger Manning en teclados, además de David Campell (padre de Beck) a cargo de la orquesta y arreglos sinfónicos, que son uno de los puntos altos del material ya que logran el clima de sugestión y melancolía que lo atraviesa desde el comienzo hasta el fin.
“Desperté esta mañana de una larga noche en la tormenta”, dice el verso que abre “Morning”, primera canción del disco después de una apertura instrumental, y en la que Beck pinta el clima que marcará todo el recorrido del material.
Pasajes elegantes, climas extrañados, sonoridades montadas como capas espaciales donde hay aire y lugares para quedarse adentro, las guitarras acústicas en primer plano, una batería que marca el pulso, la notable voz de Beck, van armando trozos de un material denso y luminoso al mismo tiempo.
Pequeño genio de la música popular, artista de múltiples formatos y experiencias, Beck tiene además la facilidad para absorber momentos importantes de la música de su país y todo esto queda de manifiesto en distintas partes del nuevo disco.
Hay evocaciones al John Lennon de “Double Fantasy”, algo que remite a la parte más candorosa de Nirvana, el Pink Floyd de “Animals” y todo el country de los 70 con Neil Young, Crosby, Stills and Nash y Simon & Garfunkel, entre otros, que son vislumbrados por entonaciones, por sonoridades o por modos de ensamblar el material.
Si la cosa empieza bien con “Morning”, “Heart is Drum” es una bella y suave balada, y “Say Goodbye” un tema notable, de esos que entran solos y se quedan sonando en la cabeza del que lo escucha, igual que la extraña sonoridad (¿herencia de Dire Stratis?) del comienzo de “Blackbird Chain”.
El cierre ofrece tres canciones muy distintas y todas de alto vuelo: “Turn Away”, homenaje a Simon & Garfunkel; “Country Down”, un country notable que se inscribe en la mejor tradición del género y “Waking Light”, un tema que cierra el círculo abierto por “Morning” y cuyos últimos versos dicen: “cuando la mañana viene hacia vos/llena tus ojos de luz despierta”.
Esa luz despierta que tiene Beck para hablar de la oscuridad y para construir canciones que se cantan solas con la guitarra pero remiten también a mundos extraños con sonoridades que las agigantan.

LA FRANELA, “NADA ES TARDE”
Tercer disco en la nueva vida de “Daniel “Piti” Fernández, ex integrante de los Piojos, en este proyecto que comparte con Martín “Tucán” Bossa, Joselo de Diego y Francisco Aguilar, en otros músicos, y con el que desanda un camino cancionero alejado de cualquier sonido que lo vincule con su anterior y disuelta banda.
Desde un inicio, La Franela tenía muchos parecidos y gran parte de la esencia de Piti Fernández, pero muy poco que ver con los Piojos, inclusive eso se traslada al vivo, donde la banda solo toca un par de canciones que Piti compuso para su ex grupo.
Desde el inicio, el objetivo planteado fue la canción y llegar a ella desde un estilo más acústico, más variado rítmicamente, sin onomatopeyas, con letras que hablan de amor, del desamor, de la solidaridad a nivel humano, y de al fuerza de un pueblo unido.
En este caso, el disco abre a pura polenta con una letra con contenido en “Siempre”, con un funky bien bailable, mientras que la calma vuelve con el reggae melancólico “Fue tan bueno”, bien elaborado, con buenos arreglos y la participación de Emiliano Brancciari en voces.
El espíritu libertario de La Franela aparece en la fogonera, acústica y percusiva “Loco bien”, que habla del amor, pero también de alejarse de la psicosis de las grandes urbes y buscar la calma en el paisaje.
La canción guarda aires de himno rockero, porque su estribillo es acompañado por Diego Rodríguez de Babasónicos, Juan Fernández de las Pastillas del Abuelo, Daniel Suárez y el Cóndor de Bersuit, Alejandro Kurz de El Bordo, Dady Brieva, Favio Posca, Juan Carr, Federico D’Elia, el ex Piojos Roger Cardero y otros amigos.
En ese espíritu abierto, Piti colaboró con su tocayo de las Pastillas del Abuelo y con el Bersuit Oscar Righi en el rockito “Meditando”, donde le explica a su chico, que es “medio volado, desordenado y colgado”.
En “Como me gustaría”, Piti se burla de la industria y en especial de aquellos compositores, que creen que componer canciones como fabricar hamburguesas, y pasa una serie de tips sobre como elaborar hits para el mercado infantil, para los adolescentes, para la familia y etcétera.
“Esta noche” tiene un aire medio country en los acordes de la guitarra e incluye un fragmento del poema “Mi hermana y yo” de María Victoria D’Antonio, mientras que “Imperdonable” es una balada dulce, romántica, pero triste, porque también podría ser una elegía dedicada un ser querido que nos dejó.
El espíritu juguetón y fresco se mantienen en el rockito “Las chicas” y en la marchita con gran arreglo de bronces que cierra el disco en formato reggae “Vos me entendes”.

DANIEL MELERO, “DISCO”
Nuevo álbum de uno de los productores y guía musical más importantes de la música argentina de los años 80, que salió publicado por el sello sonoro de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF) que ya edito discos de Diego Schissi y Manolo Juarez.
Es el primero disco de canciones de Melero después de varios años, y la espera valió la pena ya que el compositor se mete de lleno en el funky mas bailable, sin espíritu retro, lejos de lo que hizo Daft Punk, ya que también trae aires discos con sonido más fresco, como se percibe en el movedizo instrumental que abre el álbum “Vamos a un corte”.
Con la voz procesada como si fuera el locutor de una tienda de los años 40 o el anunciador de un circo, Melero invita al oyente a meterse en sus nuevas canciones en la delirante “Bienvenidos”, donde luce acompañado por Yuliano Acri en órgano y piano, Tomás Barry en sintetizadores, Guillermo Rodríguez en guitarra, Silvana Costa en batería y Felix Cristian en bajo.
El dance más hard con una base machacante aparece en el single “El ritmatista”, mientras que “Dudas” arranca un groove bien power de la base, y le sigue el jugueteo bien crudo de “Club de Músicos” donde Melero habla de músicos a los que no le gusta el groove, pero también incluye párrafos sobre la libertad con la que trabajó con su banda en el armado de este disco.
El funky del disco es el blanco, aquel de David Bowie en “Low” y el que el Duque Blanco diseñó junto a Carlos Alomar en “Tonight”, como se puede percibir en el instrumental Gente segura”.
En el instrumental “Saber volver”, el funky se mezcla con arreglos de cuerdas a lo Electric Light Orchestra, notables. El groove y el ritmo más bailable regresan en “La Frontera”, donde la guitarra mete todo tipo de efectos y todo se va oscureciendo en un acople levemente escondido durante el último minuto, a puro azote eléctrico.

BOSQUES, “EL CENTRO DEL VACIO”
Con dos discos lanzados y tres EP’s, Bosques se ha convertido en uno de los proyectos más interesantes del indie argentino, con su gusto por los climas electrónicos, ambientales, cuidados y delicados.
Este álbum, que llega editado Pleroma Discos & Fuego Amigo Discos, incluye las nuevas canciones del duo formado por Juan Cruz del Cerro y Marcos Díaz, que para esta producción trabajaron acompañados por Francisco Marafioti, Francisco Valverde y Diego Perez Arango.
El disco abre con la densa y mantica “Yuco”, mientras que “Cada cuerpo es la nave” que mezcla percusiones corporales, una guitarra saturada igual que los sintetizadores y un recitado casi desganado a lo largo de más de 6 minutos.
El aire más pop tradicional surge en la meditabunda “Umbral”, donde la guitarra y la batería timonean la canción, y el cierre del álbum es la con la lenta y aletargada “El centro del Vacío.

CHEVY ROCKETS, “RUBI”
Tercer disco de esta veterana banda de rock, blues, funky del under que en estas 15 canciones despliegan la variedad de estilos que conocen y vienen desarrollando desde 1995, cuando el vocalista y guitarrista Eduardo “Vasco” Bariain reunió a sus amigos.
Junto él aparecen Jorge Blanco en guitarra; Juan Pillado en batería; Gabriel Gómez en bajo; Walter Galeazzi en teclados y Leo Rao en armónica.
El disco abre con la voz bien negra y gastada de Bariain en “Dados cargados”, mientras que “Rubi” es un funky más sucio, mientras que “Como bajar” abre en formato más lento, un blues urbano más oscuro.
“Angeles” es una balada rockera embellecida por un delicioso punteo de la guitarra y ese esquema de calma y fuego del alma se mantiene en la balada country y a puro rock sureño llamada “Clericó Blues”.
Los juegos acústicos, el blues campesino surgen en “Historias por caer” que rápidamente vira a un movedizo country, bien interpretado y arreglado por los acordes de la armónica. “Mi propio destino” es un medio tempo blusero, con rastros de country.

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