Crearon la primera iglesia con diversidad de género de la Argentina
En pleno Centro de la ciudad de Córdoba, a metros de la esquina de Tucumán y La Rioja, se erige la primera iglesia con diversidad de género del país. Cerca de la Catedral y del tradicional colegio de La Sagrada Familia, un edificio alberga el “templo inclusivo” que no cuestiona las elecciones sexuales de sus feligreses.
La pastora que dirige esta nueva iglesia con diversidad de género, Noemí Farré, encabeza el Movimiento Reconciliador de la Iglesia Metodista Unida.
Es la primera institución religiosa abierta a lesbianas, gays, bisexuales, transexuales, travestis, queer, intersex, andróginos y más (LGBTQIA+).
Todos son bienvenidos y aceptados por igual. “El lugar es pequeño, pero el corazón es grande. En este templo tenemos una capacidad para entre 50 y 70 personas”, expresa Noemí Farré, que es lesbiana.
“La Iglesia Metodista Incluidos por su Gracia (IPG) cree que la salvación se logra a través de la gracia divina y mediante la fe en Jesús, un regalo de Dios, independientemente de su raza, sexo, género, identidad de género u orientación sexual, porque Dios no hace acepción de personas”, agrega la pastora.
La congregación, que pertenece a la rama evangélica considerada la segunda denominación protestante en Estados Unidos, está inscripta en el Registro Nacional de Cultos que depende del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto.
La pastora se adelanta a los posibles cuestionamientos: “Hay 12 textos de la Biblia que han sido gatillos en contra de la comunidad LGBTQIA+. En nuestro caso, sostenemos que no hay acepción de personas para Dios”. Así explica que su iglesia contextualiza los textos de la Biblia. Ellos consideran que toda persona, en independencia de su identidad de género, tiene derecho y capacidad para vivir su fe.
“Lo más importante es ejercer nuestro derecho a la espiritualidad y a la creencia en Cristo, más que intentar cambiar a otras ramas”, se sincera Noemí.
En la iglesia con diversidad de género utilizan el lenguaje inclusivo, aunque admiten que “algunas personas de nuestra comunidad no están acostumbradas. Por eso, a veces alternamos su uso”.
También están a favor de la despenalización del aborto, aunque aclaran que el movimiento por el derecho al aborto no incentiva esta práctica. “Es probable que la gente reaccione ante el ejercicio de nuestra fe, pero somos pacientes y estamos dispuestos a dialogar, sin enfrentamientos. Vivimos en libertad nuestras íntimas creencias”, expresa la pastora de la primera iglesia con diversidad de género.