viernes, noviembre 22, 2024
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Copa Davis: para el nuevo presidente de la AAT, "Del Potro va a estar en el equipo"

Conciliador, Armando Cervone dice que sería un error no escuchar al tandilense y lo imagina en la Davis ’15; anhela un centro nacional.

Jamás Armando Cervone hubiera querido alcanzar la presidencia de la Asociación Argentina de Tenis por el motivo que lo hizo: el fallecimiento de Arturo Grimaldi, su amigo. Sin embargo, en muchas oportunidades la vida no anticipa y entonces es cuando se debe estar preparado para afrontar los desafíos, los obstáculos, los exámenes. Abogado de 71 años e hincha de Independiente, a Cervone lo sedujo la dirigencia deportiva desde joven, cuando practicaba natación en el club Sitas. “Tenía 19 años y fui director del equipo de natación -dice-. Nacieron mis tres hijas, me alejé un poco del deporte y en unas vacaciones las acerqué a Ferro, porque vivíamos en Caballito, y al año ya era capitán de tenis del club. Tuve mi primer approach con la AAT porque Enrique Morea me pidió que lo acompañara en un período corto, en 1980. Seguí en Ferro, pasé a Urquiza Tenis Club, donde fui presidente de la comisión de tenis y jugué interclubes. Era modesto como tenista. Enrique me lanzó al mundo internacional del tenis, es mi mentor. Soy, prácticamente desde 1997, el delegado de la AAT en las asambleas de la Federación Internacional. Hoy pertenezco al Comité de Davis.”

-¿Qué política se puede esperar en la AAT a partir de ahora?

-Con Arturo y con el resto del consejo directivo siempre hemos estado dentro de una línea. El compromiso de hoy es fortalecer todos esos proyectos. Hay una actitud para profundizar los objetivos, para que Arturo vea que se han cumplido sus expectativas. Fue una pérdida grande. Yo lo sucedo, no lo reemplazo, ese es el concepto.

-¿Qué pueden aportar dirigentes nuevos como Palito Fidalgo (formador de Sabatini) y Diego Gutiérrez (abogado)?

-Mucho. Ellos tienen muchas ganas y siempre…, no lo llamo renovación, porque pareciera que los otros deberían dar un paso al costado y no es así, pero la incorporación de nuevas personas trabajando activamente en el tenis es positiva.

-¿Cuál es la mayor preocupación actual de la Asociación?

-Es el desarrollo del tenis, que necesita de oxígeno y viene de los aportes económicos y de nuestra actividad en la Copa Davis. Creamos una comisión de finanzas que empezó a trabajar desde la semana pasada, para ayudar a optimizar los recursos de la Asociación. Nos esperan años en los que tenemos que renovar contratos comerciales y hay que estar atentos. Se buscó asesoramiento externo, gente especializada en finanzas, por supuesto incorporando esa comisión a la tesorería de la AAT.

-En la actualidad, ¿cómo está económicamente la AAT?

-Está sólida desde el punto de vista que tenemos asegurado nuestro presupuesto para los próximos dos o tres ejercicios. Hubo años donde el resultado económico que nos dio la Davis nos entregó mayores posibilidades. La AAT no es una sociedad anónima, es una organización que tiende a desarrollar el tenis y, como tal, lo que menos queremos es escatimar el uso de nuestros recursos. A mí no me satisface decir que llego a fin de año con un abultado balance y después no hice nada. El presupuesto anual es un poquito más de US$ 1.000.000.

-¿Qué opina de la versión que indica que una rama del gobierno nacional podría querer manejar la AAT?

-No le doy crédito. Entiendo que desde el gobierno van a estar atentos a cómo se desarrolla cada actividad y cada federación deportiva, pero la AAT no tiene flancos que puedan preocupar. Tenemos transparencia en el manejo de los recursos, auditores externos y los números están claros. En materia deportiva nos ha ido bastante bien.

-Algunas federaciones del interior han reclamado mayor protagonismo. ¿Cómo es la relación con ellas?

-Hemos escuchado los reclamos. Hace un par de años hubo una reforma de estatutos que permitió que incrementaran su participación institucional y política dentro de la AAT. De 18 Futures sólo uno fue en Capital. Los Grado 1 de menores también, de ocho, cinco o seis son en el interior. Uno no puede dejar de atender que el principal apoyo económico, más allá de los sponsors y aportes oficiales por la Copa Davis, viene de los socios de la AAT, donde Capital y Gran Buenos Aires aportan el 70%. Es difícil, a lo mejor, dar un paso más para que el interior tenga mayor participación, lo que no quiere decir que no estemos dispuestos a hablar.

-¿Es posible que la Asociación tenga, finalmente, un centro nacional?

-Tenemos objetivos a corto y a mediano plazo. A corto, estamos avanzados en el Cenard, para usar las instalaciones. También confío en la conveniencia de tener un centro nacional porque aspiro a que nuestros jugadores profesionales, cuando terminen sus giras, vengan y tengan un lugar, que sea una cuestión de pertenencia. Por ejemplo, que esté entrenando Del Potro y al lado un chico de 16 años; ¿qué mejor espejo para él? La aspiración es tener un centro de evaluación y entrenamiento.

-¿Qué impide la designación de un nuevo capitán de Copa Davis?

-No hay ninguna razón que lo impida. Queremos estar seguros de dar el paso en la dirección indicada y no hay tanta urgencia en resolverlo. Quizás nuestro límite es el 10 de diciembre, cuando tenemos que establecer en qué superficie vamos a jugar con Brasil el año próximo, pero depende más de los jugadores que del capitán.

-¿Daniel Orsanic, hoy en Desarrollo, es el candidato número 1?

-No; es uno más.

-¿Qué acciones tomarán para que Del Potro regrese a la Davis?

-Todas las que sean necesarias. A Juan Martín y a su equipo los vamos a escuchar. Más que un anhelo, es una necesidad contar con él. Vamos a hacer lo posible para que vuelva. Confío plenamente en que Del Potro va a estar en el equipo.

-Pero él ha sido duro con la AAT y reclamó un cambio de raíz.

-En las últimas notas repitió conceptos que estamos dispuestos a escuchar. Lo importante es poder sentarnos, discutir propuestas. Sería un error no escucharlo.

-¿Ya hubo acercamientos?

-Hay conversaciones, pero no puedo avanzar en eso. Tengo total confianza. No existen abismos tan grandes que no puedan ser superados. Nuestra obligación como dirigentes es superar cualquier diferencia, pero escuchando y que nos escuchen.

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