Conocé los libros de Svetlana Aleksiévich, la ganadora del Premio Nobel
Svetlana Aleksiévich, la bielorrusa que ganó el Premio Nobel de Literatura, tiene 66 años y basó su obra en temas profundamente dramáticos. “Su obra polifónica es un monumento al valor y al sufrimiento de nuestro tiempo”, aseguraron desde la Academia.
Su primer libro, “La guerra no tiene rostro de mujer”, publicado en 1983, le costó varios problemas con las autoridades soviéticas, que la acusaron de naturalismo y pacifismo. En ese tiempo incluso le prohibieron la publicación hasta la llegada de la Perestroika. El libro narra el inconmensurable coste de la victoria sobre la Alemania nazi en la Gran Guerra Patria (1941-45), como se conoce en esa zona del mundo, la Segunda Guerra Mundial. Aunque la mayoría de los soldados soviéticos fueron hombres -cerca de un millón de mujeres sirvieron en el Ejército Rojo-, las mujeres sufrieron tanto en el frente de batalla como en la retaguardia como madres, hijas y hermanas.
Su siguiente libro fue “Últimos testigos”, relatos que fueron muy alabados por la crítica como precursores de la “nueva prosa bélica” y que recoge las voces de aquellos que vivieron de niños de 6 a 12 años la contienda.
La Guerra de Afganistán, acontecimiento que precipitó la desintegración soviética, es el protagonista de “Los chicos del zinc”, publicada en 1989, pero desde el punto de vista de los veteranos y de las madres de los caídas en el país centroasiático. Para escribir esa obra, Aleksiévich dedicó cuatro años a viajar por la Unión Soviética e incluso visitó Afganistán, pero su publicación estuvo rodeada por la controversia, ya que la escritora fue acusada de profanar la memoria de los héroes de la guerra.
Una vez consumada la caída de la URSS, Aleksiévich dio una nueva vuelta de tuerca en su investigación sobre el fracaso de la utopía comunista con“Hechizados por la muerte”, un reportaje literario sobre el suicidio de aquellos que no soportaron el fracaso del mito socialista publicado en 1994.
“Voces de Chernóbil”, publicado en 1997, documenta las vivencias orales sobre el trauma que supuso la mayor catástrofe nuclear de la historia de la humanidad y que puso de manifiesto la amenaza que el fallido proyecto soviético representaba para el resto del mundo.
Aleksiévich cerró el ciclo sobre el “homo sovieticus” con “Tiempo de segunda mano”, publicada en 2013, un año en el que sonó como una de las favoritas al Nobel. En su opinión, el título de ese libro alude a que los soviéticos viven de prestado, ya que no estaban preparados ni para la Revolución Bolchevique, ni para la Perestroika, ni para la pesada carga de libertad que trajo la caída del sistema comunista.
“El homo sovieticus nunca tuvo experiencia de libertad o democracia. Creímos que con solo derribar la estatua de (el fundador del KGB, Félix) Dzherzhinski, seríamos Europa. La democracia es un trabajo duro que lleva generaciones”, indicó.