Condenaron a un banco por trato indigno a sus clientes
En un fallo sin precedentes, un juez condenó a un banco de Rosario por no tratar dignamente a sus clientes y le exigió que en un plazo de 30 días coloque asientos en una de sus sucursales para que la gente no haga largas colas parada, implemente un sistema de turnos y construya baños en un sitio accesible y con señalización visible.
El fallo también le fija a la entidad el pago de 100 mil pesos. El 80 por ciento de ese dinero deberá ser destinado al Instituto de Protección Jurídica del Consumidor del Colegio de Abogados, con el objetivo de que se capacite a los profesionales y a la gente en lo que refiere al trato digno de los consumidores; al tiempo que el 20 restante será para quien entabló la demanda.
Una vez cumplido el plazo para que se coloquen asientos y se construyan los baños, el banco tendrá una multa diaria de 1.000 pesos por cada día en que incumpla con esa orden.
El fallo, que aún no fue notificado oficialmente a las partes y puede ser apelado, fue dictado en las últimas horas por el titular del Juzgado Civil y Comercial Nº 14, Marcelo Quaglia, quien hizo lugar a una medida autosatisfactiva planteada por un abogado amparado en la ley de defensa del consumidor.
Se trata de Esteban Jurún, quien en representación de todo un colectivo de clientes a quienes no se trataba dignamente en los bancos, inició una cruzada contra estas entidades para lograr un cambio en el modo de atención al público.
En diálogo con La Capital, Jurún narró ayer que esa cruzada se inició en el 2014. “En ese año comenzamos a accionar contra cuatro bancos: Patagonia, Santa Fe, Bersa y Nación”, recordó ayer el abogado.
A excepción del Banco Patagonia, el resto de las entidades estableció un sistema de turnos y colocó asientos para que los clientes esperaran sentados el momento de acceder a las cajas. Pero en la sucursal de Rioja al 1200 del Patagonia, nada cambió.
“Allí la gente esperaba largas horas parada, ya que no tenían asientos y además si un cliente, en su mayoría gente mayor de edad, debía ir al baño, encontrarlo era una odisea”, destacó Jurún.
Según narró, los sanitarios no estaban señalizados y para acceder a los mismos había que subir a un primer piso, atravesar todo un amplio sector y descender por una escalera hasta un sitio prácticamente desconocido de la entidad.
“Nosotros pudimos constatar en dos oportunidades con un oficial de justicia lo que estaba sucediendo en esa entidad, donde quedaba por demás de evidente el menosprecio y el trato indigno que debían soportar los clientes”, remarcó Jurún. (La Capital)