Comer menos carne ayudaría a combatir el cambio climático
El sistema alimentario actual y los métodos que usa la humanidad para explotar los recursos naturales están entre los motores del cambio climático. Sin embargo, la posible solución a este conflicto podría estar dentro de la propia dificultad. Un estudio reciente indica que comer menos productos animales sería “una forma relativamente fácil y barata” de con- trolar las emisiones de gases de efecto invernadero y al mismo tiempo, liberar tierras para la conservación y el almacenamiento de carbono.
Un estudio de la Universidad de Oxford, publicado en la revista Nature, sostiene que para alimentar a las 10 mil millones de personas que se esperan para 2050, la población mundial debería reducir en un 90% la cantidad de carne que se consume hoy. En su lugar, aconsejan adoptar una “dieta flexiteriana”, que es predomi- nantemente basada en plantas.
“Ante esta situación extrema, las políticas y los enfoques comerciales integrales son esenciales para hacer posibles cambios hacia dietas saludables, más basadas en plantas y atractivas para muchas personas”, advierte Marco Springmann, del Programa Oxford Martin sobre el futuro de los alimentos y del Departamento de Salud de la Población de Nuffield en la Universidad de Oxford.
Esta dieta incluye muchas frutas, verduras y fuentes de proteínas de origen vegetal como legumbres, soja, semillas y frutos secos como nuez, pistacho o almendra, junto con cantidades moderadas de aves, pescado, leche y huevos, y sólo pequeñas cantidades de carne roja.
El problema es su aceptación. “Los cambios de hábitos alimentarios no se logran a corto plazo, sobre todo en una sociedad como la nuestra, dónde el consumo de carnes rojas está tan arraigado, y más en el interior del país. No sólo no lo veo viable, sino que los profesionales de la Nutrición en general no aconsejamos suspender alimentos, sino que enseñamos a incorporarlos adecuadamente”, dice la nutricionista Cristina Maceira.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), “el ganado, criado en gran parte para extraer su carne y leche, es responsable del 14,5% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero”. En este sentido, el consumo de plantas tiene un impacto ambiental menor. Sin ir más lejos, las vacas emiten 10 veces más gases de efecto invernadero –como el metano- por kilo de carne que cerdos y pollos, que a su vez emiten 10 veces más que las leguminosas (base de la alimentación humana por milenios).
“Dudo que eliminando el consumo de carnes rojas, irremplazables en la formación de glóbulos rojos, sea la solución. Una dieta completa y segura para la salud es aquella que incluye todos los grupos de alimentos en sus proporciones recomendadas. Las carnes rojas se recomiendan en 3 comidas por semana, sobre 14 comidas que forman una semana: no creo que sean las responsables del los cambios climáticos”, señala Maceira. (Diario Clarín)