Científicos inhiben un gen de una hidra y obtienen “monstruos” multicabeza
La hidra de agua dulce es un animal que toma el nombre del personaje mitológico griego de múltiples cabezas por su prodigioso poder regenerativo, ya que cuando pierde una parte de su cuerpo es capaz de restituirla para recuperar su integridad. Un grupo de científicos suizos se planteó determinar qué es lo que le impide reconstruir dos o tres cabezas en lugar de solo una, y sus experimentos tuvieron como resultado la obtención de varios ‘monstruos’.
Las hidras son pólipos de aproximadamente un centímetro, que constan de unos pocos miles de células. El Laboratorio de Regeneración de la Universidad de Ginebra no fue el primero en cortarlas por la mitad y observar lo que sucede. Lo novedoso en su práctica fue manipular, por medio de la ingeniería genética, la respuesta de estos pequeños organismos ante la severa mutilación.
Activaban y suprimían en los pólipos distintos genes hasta determinar cuál es responsable del crecimiento de tejidos y cuál lo detiene siempre y cuando los órganos perdidos estén recuperados.
Según explicaron los autores de la investigación en un comunicado que la universidad publicó este 18 de enero, tenían 124 “candidatos” a ser ese gen inhibidor de la multiplicación de órganos faltantes. Los científicos alteraron la presencia de cada uno de estos genes hasta que algunas de las hidras comenzaron a desarrollar en sus muñones no solo una cabeza, sino varias.
“La regeneración de la cabeza se basa en la transformación del muñón en un tejido llamado ‘centro organizador de la cabeza’, que tiene propiedades de desarrollo y, como un arquitecto, dirige la construcción de la futura cabeza”, explicó la profesora Brigitte Galliot. En ausencia de una proteína, que los científicos han llamado ‘Sp5’, tardaron cinco días en formarse dos, tres o cuatro cabezas de reemplazo.
Cada una de estas cabezas era completamente funcional, determinaron los investigadores bajo el microscopio. Según Galliot, estas cabezas tenían un sistema nervioso, tentáculos y una boca que funcionaba.
El equipo pudo comprobar el buen funcionamiento de las cabezas mediante unas imágenes que muestran a los pólipos en regeneración comiendo artemias, unos seres aún más pequeños que las hidras. En ellas se aprecia cómo una misma hidra captura varias presas simultáneamente con los tentáculos de distintas cabezas, que las llevan a sus respectivas bocas para ingerirlas.
Tanto las fotografías de esos ‘monstruos’ como las principales conclusiones de la investigación las recoge un artículo publicado en la revista Nature este viernes. Los científicos creen que el conocimiento de un gen que inhibe el desarrollo de tejidos incentivado por otros genes puede ser útil a la hora de crear nuevos métodos de tratamiento del cáncer en humanos. (RT)