Caso Maldonado: los detalles de la declaración del buzo táctico de la Prefectura que halló el cuerpo
Pese a las públicas afirmaciones de la familia Maldonado y de su abogada, Verónica Heredia, quienes señalaron que el cuerpo de Santiago Maldonado había sido hallado en un sector del río Chubut de no más de un metro de profundidad, la declaración testimonial del buzo táctico que encontró el cuerpo el 17 de octubre pasado confirmó lo que había sido informado por LA NACIÓN: el cadáver fue divisado “recostado sobre una rama en la parte lateral del torso, lado izquierdo, boca abajo”, a unos siete metros de la ribera, en una zona de río de por lo menos más de dos metros y medio de profundidad.
Así consta en el testimonio que, bajo juramento, brindó ayer el suboficial Rodolfo José Altamirano, buzo táctico de la Prefectura Naval, “nadador rescatista”, cuyas recientes incursiones incluyeron la recuperación cuerpos del buque El Repunte, en Patagonia, y dos anteriores rastrillajes por distintos sectores del río Chubut para dar con el cuerpo del joven tatuador.
Altamirano, que declaró junto a los buzos Jorge Eduardo López y Marcos Manuel Montaña, dijo en los tribunales: “A las 11 comenzamos la búsqueda. Las dos balsas (más una dotación de 10 buzos distribuidos en todo el lecho del río) iban por ambos márgenes del río y se sostenían por las ramas, debido a la fuerte correntada. Habremos hechos unos 800 metros aproximadamente y apareció un bulto en el margen derecho: creí que era un tacho de ropa. Estaba a unos ocho o nueve metros de distancia y me acerqué nadando con el cabo primero López, tomándome de ramas, troncos y raíces. Intenté pararme cuando llegué al bulto pero no hice pie, por lo que me apoyé en una rama. Parado en esa rama, ni siquiera hacía pie con las aletas que tenía puestas, no lograba tocar el fondo”.
El buzo aclaró que él mide 1,70 metros de altura y que las aletas tienen un largo de 30 centímetros. Según describió, el río estaba más crecido que en anteriores rastrillajes, “las orillas se habían ensanchado”, el agua estaba más turbia por el deshielo y que la búsqueda era complicada “por la cantidad de raíces, ramas y por la corriente”.
“Fui el único que tocó el cuerpo” y el resto de los buzos permaneció a una distancia prudencial “para no modificar el lugar del hallazgo”, declaró.
Altamirano narró que en la segunda balsa había un encapuchado de la comunidad mapuche junto a Sergio Maldonado y personal de Prefectura. Cuando se dio aviso al jefe del operativo, el prefecto Leandro Ruata, y éste le avisó al juez Gustavo Lleral sobre el hallazgo, “se ordena que todos salgan del agua” y que a partir de allí “quedó como consigna por una o dos horas para resguardar el sitio hasta su relevo”.
Altamirano explicó que se obviaron las tareas de batimetría (medir la profundidad y el fondo) porque se debió preservar el lugar. Pero consultado por la fiscal, Silvina Ávila, explicó que sólo logró hacer pie una vez que regresó a la orilla.
Precisó que una vez divisado el cuerpo, no buscaron otros elementos del joven en el fondo del cauce. La fiscal apuntaba a un morral con piedras que Maldonado llevaba cruzado en el hombro, como se lo ve en una fotografía y a una mochila que según declaraciones de mapuches había agarrado de la guardia del lof antes de huir hacia el río.
El buzo también aclaró que si bien hubo un rastrillaje previo aguas arriba del lugar de conflicto con la Gendarmería (la zona cero, según la denominaron los investigadores judiciales), el día del hallazgo del cuerpo había sido la primera vez que él buscaba ese preciso lugar. En otras oportunidades-dijo-se rastrilló en forma de zigzag, desde las márgenes hacia el centro del lecho, con menor cantidad de buzos tácticos.
Al finalizar la diligencia judicial agregó: “Cuando se saca el cuerpo y se lo coloca sobre la camilla de la ambulancia, (el personal de la fuerza) empieza a recibir agresiones verbales y físicas”. Grafica que todos debieron abandonar el lugar y que el móvil que los “trasladaba recibió un piedrazo que destruyó uno de los vidrios”.