Carlos Soria, el español que a los 75 años sube las montañas más altas del mundo
Carlos Soria, un jubilado español de 75 años, logró en mayo pasado hacer cumbre enKanchenjunga, la tercera montaña más alta del planeta, con una altura de 8586 metros, y se convirtió en la persona con mayor edad en lograrlo. Sin embargo, no fue su primer “ochomil” y tampoco quiere que sea el último. Por eso, ya está intentándolo en otro lado.
Hace 13 años pisó la cumbre del planeta, en el Everest (8858m), y desde entonces plantó sus pies sobre 12 cumbres que superan los ocho mil metros. Hay 14, y quiere pisarlas todas. Quiere ser la persona de mayor edad en haberlo conseguido. Es el único montañista de elite de esa edad, pero en diálogo telefónico con LA NACION se niega a equipararse con otras estrellas deportivas de su país, como el dos veces campeón mundial de Fórmula 1 Fernando Alonso o el número uno del tenis, Rafael Nadal. “No, no creo que pueda compararme con ellos. Yo soy sólo un viejito que hace cosas”, dice.
Comenzó a ir al Himalaya con las primeras expediciones españolas, en 1973 y 1975. Pero no fue hasta 1990, 17 años después del primer intento, que logró coronar un “ocho mil”. Fue el Nanga Parbat, en Pakistán. Al Manaslú, en Nepal, lo venció en 2010, nada menos que 37 años después del primer intento.
No hay duda de que es un hombre perseverante. Pero también prudente y capaz de tomar decisiones cruciales en unas condiciones en las que no hay lugar para el error. En 2013 estaba muy cerca de lograr el Kanchenjunga. Pero se dio cuenta de que le quedaba poco oxígeno y tiempo, que no había suficiente cuerda. Pese a que su sherpa lo alentaba, decidió no seguir ya que era muy peligroso. Cinco alpinistas que siguieron lograron llegar a la cumbre, pero fue lo último que hicieron: murieron tratando de bajar.
Por pensar con claridad y no enceguecerse con subir, dice, nunca han tenido que rescatarlo, pero agrega: “Toco madera”.
En 2013 también abandonó el intento de coronar el Shisha Pangma, porque el clima le jugó una mala pasada. Dijo entonces: “Volveremos el año próximo, la montaña no se va a mover de ahí”. El monte es el único ocho mil metros que está enteramente dentro del Tibet y tiene dos cumbres. Él ya ha coronado una y se la dan por válida, pero quiere subir a la más alta. Y allí está, intentándolo de nuevo.
Nació en Ávila, en febrero de 1939. Mientras fue tapicero vivió en Madrid, al lado de la autopista M30, en medio del bullicio,, y era un escalador muy bueno, pero no de tiempo completo. Tras su jubilación, hace una década, es montañista full time.
Ahora vive cerca de Madrid, en un pueblo sobre la Sierra de Guadarrama llamado Moralzarzal, donde le es más fácil entrenar. Hace 20 kilómetros diarios o más en bicicleta cuando está preparándose. Y luego muchos “ejercicios de equilibrio y estabilidad”.
Con su amigo y compañero Nathi Sherpa, publicó -con el auspicio del banco BBVA, como en sus expediciones- el libro Recetas de Cocina para Situaciones Límite. “¿Crees que en el Himalaya podrías degustar manjares dignos de la alta cocina?”, se pregunta y dice que sí, que se puede. Y explica cómo, claro.
Está orgulloso de su trabajo como tapicero de calidad y recuerda que varios de sus trabajos están, por ejemplo, en Nueva York. Y también de los ascensos que hizo con su esposa y sus hijas. Dos veces ascendió el Aconcagua.
Pero recuerda lo importante de no arriesgar cuando no se debe. En 2013 abandonó a sólo 300 metros de la cumbre del Kanchenjunga y probablemente por eso sigue vivo.. Aunque aclara: “Hubo gente que hizo la cumbre y no le pasó nada, por supuesto”.
-Pero cinco de ellos fallecieron; quedaron arriba.
-Sí, sí, quedaron arriba, la bajada verdaderamente es una barbaridad. Fue una tragedia terrible. Que el mismo día, en la misma montaña y en la misma bajada…
-Parece difícil de abandonar estando tan cerca…
-Sí, sí, no fue fácil. Pero era muy peligrosa la bajada (…)
-En esas circunstancias la cabeza no trabaja demasiado bien.
-Claro, pero yo la verdad es que, hasta ahora, la tengo puesta en su sitio y sé que además de subir hay que bajar. Eso es muy importante. No pienso solamente en la subida. Hay gente que piensa sólo en la cumbre, pero hay que ver que además tienes que tener fuerza para bajar y para si hay algún problema poder resolverlo.
-¿Es más difícil cuando uno es un poco más grande y no sabe cuántas oportunidades más tendrá?
-Sí, además era una montaña que no había podido subir. Cuando salimos del campo cuatro, estaba convencido de que iba a llegar a la cumbre. Estaba convencido un poco antes de que iba a subir, pero vi las posibilidades y me dije que era demasiado riesgo. Y por eso me di la vuelta.
-Los médicos o la gente con la que usted se asesora, ¿qué le dicen?
-Que soy un poquito raro, desde luego, pero me han ayudado todo lo posible. El Consejo Superior de Deportes me hicieron unos análisis, me miraron el corazón. Me mandarán los resultados pero cuando no me llaman es que todo está bien. Desde luego que tengo problemas: me duele la rodilla, me duele la espalda, me duele lo que a todo el mundo. Hay que aguantar. No porque te duela vas a parar. Procura mover lo que no te duela, pero no te quedes quieto.
–Después de los cincuenta años siempre algo duele
-Es verdad, siempre algo duele. Tengo cuatro hijas. Ya la más pequeña tiene más de cuarenta años. Y he pasado muy buenas épocas con las hijas y las sigo pasando porque también es una de las cosas que me tiene muy orgulloso: que les he inculcado el amor por la naturaleza y por la montaña. Todavía hacemos cosas juntos. Mi mujer también subía al Cervino y subía al Mont Blanc de jóvenes. La hemos pasado muy bien en la montaña.
-¿Subieron el Mont Blanc juntos?
-Sí, el Mont Blanc y el Cervino, mi mujer y yo. Y también con una hija pues hice el Cervino después con mi mujer (…) y con mis hijas he hecho cosas en el Pirineo, en los Alpes…
–Son montañas con dificultad técnica, no son tan altas pero…
-Sí. Yo he subido tres veces al Cervino: una vez con mi mujer, otra con mi hija y otra vez por la cara norte con un amigo, que ya es una ruta bastante complicada.
-Son otras dificultades, no la de la altura.
-A mí me gusta mucho la dificultad, pero ahora no estoy en el área de la dificultad extrema (…)
Algunas veces, para llegar a su pie, como pasa en el Annapurna, el trekking ya es de por sí muy difícil y en el Kanchenjunga también: para llegar al campo base hay que poner una cuerda fija en un sitio pero no tiene nada que ver un trekking con ascender 8000 metros.
Pero sí, es una cosa más tranquila, o distinta totalmente. Se requieren otras habilidades.
-Lo que usted decía, tomar buenas decisiones en un lugar tan difícil.
-Sí, eso es muy importante.
El domingo 18 de mayo último todo fue distinto. Carlos, antes del ataque final, se comunicó con el campo base. “Me encuentro fuerte física y mentalmente y voy a aprovechar esta posibilidad que nos brinda la montaña”, afirmó. Fueron 13 horas y media de ascensión para lograr el récord. Soria regresó a salvo para certificar su logro y agradecer a su esposa, hijas y nietos y también a sus seguidores en las redes sociales por el apoyo y aliento. Una vez más, había decidido correctamente. Volvió a prepararse para seguir sumando récords y en eso está ahora mismo en el Shisma Pangma.
Redes sociales. Basta buscar en Facebook y Youtube “Yo subo con Carlos Soria” para encontrar fotos, videos y toda clase de material sobre este montañista único, que también está en Twitter (@retoCarlosSoria) Su web es: www.carlossoriaalpinista.com
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Fuente: La nación.