Buika: “Canto para no odiar y no volverme loca, porque lo mío es una misión”
En el mundo de la música la bautizaron como la perla negra del flamenco y la hija artística de Chavela Vargas. A la cantante Buika, nacida en las islas Baleares, hija de exiliados políticos de Guinea Ecuatorial, no le interesa ninguna de esas etiquetas. Es más, ninguna le calzaría en su justa medida sin dejar otro universo musical afuera.
Desde que el cineasta Pedro Almodóvar puso sus ojos y oídos en ella para invitarla a actuar y cantar en La piel que habito, la voz intensa y desgarradora de esta cantante de origen mallorquí dio la vuelta al mundo y acumuló elogios de medios como The New York Times y cinco Premios Grammy por sus trabajos y colaboraciones con artistas como Jazon Mraz, Pat Metheny, Nelly Furtado, Chucho Valdés y Seal.
Buika grabó discos -Mi niña Lola (2006), Niña de fuego (2008), El último trago (2009), La noche más larga (2013), Vivir sin miedo (2015)- que rompieron la norma y erizaron la piel al cruzar las tradiciones del flamenco, la ranchera y la copla con el pop, el soul, el jazz, el reggae y hasta el afrobeat.
“Si no sufrís mutaciones, no podés evolucionar, y si no evolucionás, no podés vivir”, dice, segura de sí misma.
En su último EP, Para mí, en el que ofrece 25 minutos de música para darse un respiro por bulerías de su cosecha, explora el espíritu flamenco de Camarón de la Isla, cruza el compás del cante con el ritmo de la taranta del sur de Italia y surca las aguas del dance hall jamaiquino.
Es un viaje por el mestizaje y un mundo literalmente sin muros ni fronteras musicales. “Hoy en día el ser humano es universal. Si te digo hello, mon dieu o porca miseria sabés lo que te digo. Somos universales. Somos una nueva generación de personas. No es una cuestión de edad, sino una idea de vida. En nuestro corazón ya nos sentimos un poco españoles, un poco americanos, un poco árabes, un poco indígenas. Es una mezcla lo que tenemos. Mi trabajo es un reflejo de eso.”
Buika regresa al país para cantar esta noche en el Teatro Coliseo, como si fuera la última vez o la primera sobre un escenario. Ese torrente desbordado de cante, swing, flow y compás libre se sube a las tablas para entrar en trance y en comunión con su tribu. “Yo practico el cante y en el cante cuando estás en el escenario es una cuestión de vida y muerte. Como ser humano te desdibujás y se borran las barreras. Siento que ni el cuerpo nos difama, ni las distancias nos separan, ni el saber nos corrompe. En ese momento somos más de lo que cuentan de nosotros, llegamos a ser verdaderamente nosotros”, sostiene.
¿Cómo fue para vos ser negra en Europa?
Cada vez es más raro tener que justificar tu color de piel en un país, aunque todavía hay gente que me pregunta de dónde soy, ¡qué atraso, qué tontería! Vos podés tener el color que quieras y ser de cualquier sitio. El mundo es nuestro. Al fin, el mundo es de la tribu.
¿Te sentís una referente de esa tribu mestiza, como te gusta decir?
Me siento muy agradecida a Dios por tener la oportunidad de tener muchas razas a la vez y muchas nacionalidades a la vez. Aunque dicen que uno nace en un sitio, se renace mil veces en esta vida, ¿verdad? Yo renací en muchas ciudades y países. Eso lo siento como una bendición y creo que el corazón del hombre moderno es así.
Eso contrasta con un mundo que cierra fronteras y en el que rebrotan los nacionalismos.
Creo que hay mucha confusión y mucha gente aprovechándose de esa confusión en las identidades. Pero los tiempos de confusión son tiempos de cambio. Por lo tanto, espero que sea un cambio positivo. Cada vez más nos dirigimos a un mundo en el que se demuestra que el mundo entero es un solo país.
¿Que opinás de lo que pasa en Cataluña?
Soy de esas personas que prefieren no pronunciarse porque hay que tener información.
Siempre tuviste una postura muy clara respecto de la elección de cada persona en relación con su identidad sexual. ¿Sentís que la sociedad está avanzando en ese tema?
Claro, la sociedad ya no está concentrada en si sos maricón o no. ¿A quién le importa? A las personas no se las cataloga ni determina por su tendencia sexual. Eso me parece de un antagonismo tremendo. Lo importante es si estás haciendo algo positivo para todos o no. A mí me interesan las personas, no si son hombres, mujeres, gays, lesbianas o esto y lo otro. Lo que me interesa de vos es lo que podés aportar al bien de todos.
¿Por qué cantás lo que cantás?
Yo canto para no odiar y no volverme loca, porque al fin y al cabo lo mío es una misión. No puedo pararme a pensar si me apetece o no. Si uno es un doctor que está a punto de operar a alguien del corazón no lo piensa. La humanidad te espera a que vos le regales otro día de credo y paz, porque están los malotes regalándole noticias de odios y bombas. Somos nosotros los “tontos” los que tenemos la misión de arreglar el mundo porque los inteligentes lo han echado a perder. Salí ahí afuera y hacé tu trabajo. (LN)