“Breaking Bad” cumplió 10 años: las curiosidades sobre la serie más vista
La ficción creada por Vince Gilligan y protagonizada por Bryan Cranston ya tiene una década. Los datos que tenés que saber si sos un fanático.
Duró 5 temporadas. Tuvo 62 capítulos. Generó un fenómeno popular pocas veces visto. La nominaron 230 veces en diversas premiaciones y se impuso, en diferentes ternas, en 87 oportunidades. Varias de sus frases todavía se recuerdan y se repiten. Sus personajes principales estarán en la memoria de los fanáticos para siempre. Breaking Bad, una de las mejores series de la historia de la televisión, cumplió 10 años del estreno del piloto, emitido por el canal AMC en enero de 2008, y por eso la recordamos.
El productor Vince Gilligan se hizo un nombre grande en Hollywood al diseñar con mucho talento una ficción pensada como un gran rompecabezas cinematográfico en episodios. Breaking Bad dejó múltiples referencias al cine western de Sergio Leone, al drama mafioso tan bien contado en imágenes de Francis Ford Coppola, en El Padrino, y de Martin Scorsese, en Buenos Muchachos, y al policial híper ’90 de tiempos que se mezclan de Quentin Tarantino, con Tiempos Violentos y Perros de la Calle. Muchas secuencias clave en su trama fueron inspiradas por el buen cine.
A lo largo de sus 5 temporadas Breaking Bad pasó de ser solo un programa “innovador” en sus comienzos, a tener una de los argumentos y ritmos televisivos más atrapantes de los últimos años. Walter White, un hombre de clase media, profesor de química que tiene que tener un trabajo extra para poder mantener a su familia, cumple 50 años y le diagnostican cáncer. De un día para el otro, sin pensarlo demasiado, da un giro a su vida para dejarle plata a su mujer, su bebé por nacer y su hijo discapacitado: empieza a fabricar metanfetamina junto a un exalumno. Las cosas le empiezan a ir bien y W.W. se transforma en Heisenberg, uno de los principales narcos de Albuquerque, buscado por la DEA. Nada será gratis: el efecto mariposa de la droga hará estragos en él y en todos los que lo rodean.
A Breaking Bad no le fue nada fácil el camino al éxito. En 2005 Showtime, TNT y HBO rechazaron el proyecto. Gilligan pensó que había convencido a FX que empezó a desarrollar el piloto, pero en el medio lo dejó pasar por otra serie. Así intervino la cadena AMC, donde la serie fue un éxito descomunal que impulsó a la cadena. Los problemas, igualmente, no cesaron. En 2008 hubo un paro de guionistas que frenó durante meses a la industria del entretenimiento en los Estados Unidos. Esto hizo que la primera temporada solo tuviera siete capítulos. A pesar de todo, el creador contó en una entrevista reciente que eso “fue positivo” para el desarrollo de la historia.
El gran acierto de Gilligan fue la elección de los actores para los personajes que interpretaron. Tuvo una idea genial. Para los principales papeles eligió artistas que eran buenos actores dramáticos, pero que también en su vida laboral habían tenido contacto con la comedia. Bryan Cranston, Dean Norris, Bob Odenkirk, Anna Gun y Aaron Paul fueron los pilares de un elenco que potenció el drama cuando había que hacerlo, impulsó la acción cuando le tocó y generó carcajadas con mucho humor negro en el instante justo.
El final de Breaking Bad fue una de las mejores piezas televisivas de la historia. Gilligan sabe filmar y por eso se encargó de este episodio, su mejor trabajo. Felina fue un apabullante cierre para un ciclo que merecía eso. En la primera secuencia de ese capítulo el realizador demuestra por qué fue uno de los primeros en marcar que se podía hacer buen cine en la TV, un camino que, de a poco, fueron tomando otros. Walter White está en un auto, rodeado de nieve y desesperado por encontrar algo. En dos minutos y medio, con 25 cortes, puestas de cámara aceleradas, varios efectos sonoros y de luces fuera de plano se desata una tensión que se incrementa segundo a segundo. El personaje sufre. Nosotros también. Es cine en la pantalla chica.
Además de la perfecta fotografía de sus 62 capítulos, Breaking Bad dejó para la posteridad uno de los mejores soundtracks de la tele, e incluso si lo comparamos con algunas películas, del cine. En esa catarata de temas que aparecen mezclados según el gusto de los realizadores, hay géneros tan diversos como la música cubana, el reggae, los narcocorridos, el rockabilly, el rap, el funky, el blues y hasta el folclore argentino. Como ejemplos de las elecciones eclécticas de Gilligan están “Quimey Neuquen”, de Jose Larralde; “Negro y Azul: The ballad of Heisenberg”, de Los Cuates de Sinaloa y “Baby Blue”, de Badfinger, como tres himnos para los fans.
La serie terminó en 2013, pero parte de su legado continúa en el spin-off Better Call Saul, en la que conocemos el pasado remoto e inmediato de Saul Goodman, pero también el futuro posterior a su vida como abogado. Los fanáticos sueñan con el día en el que alguna escena nueva traiga otra vez a la vida a Walter White. Nunca está de más escuchar otra vez su clásica frase: “¡Di mi nombre! (Say my name)”.
Los detalles más curiosos
*Hay algunos spoilers para los que no vieron la serie
1. Cuando los personajes consumen la metanfetamina en realidad están fumando azúcar ya que la piedra azul es una golosina que produce la tienda The Candy Lady, ubicada en Albuquerque.
2. Como ya se dijo, Breaking Bad tiene 62 episodios. El número 62 en la Tabla Periódica de los Elementos es el samario, que se usa para tratar algunos tipos de cáncer, incluido el de pulmón como el que sufre Walter White.
3. Un dato que refleja la obsesión de Gilligan por la cinefilia. Cada episodio siempre tiene un plano subjetivo de un personaje en un lugar cerrado. En general son tomas desde adentro del baúl de un auto, pero también puede haber desde heladeras, piletas, cajas, elementos de cocina, microondas, lavarropas y diferentes lugares.
4. Antes de Bryan Cranston, John Cusack y Matthew Broderick fueron consultados para interpretar a Walter White. Al rechazar el papel, Gilligan llamó a Cranston con quien ya habia trabajado en un episodio de X-Files.
5. Durante los títulos de apertura de los episodios, siempre aparecen nombradas con tipografía diferente que representa un elemento de la Tabla Periódica a algunas letras de las identidades de los actores. Así, Bryan Cranston es Br, el bromo; Anna Gunn, Na, el sodio y Dean Norris, N, el nitrógeno, por ejemplo.
6. Tuco Salamanca, uno de los malos del comienzo, tiene un nombre que emula algo cinéfilo. Está inspirado en Tuco Ramírez, uno de los personajes de El bueno, el malo y el feo, el clásico western de Sergio Leone. En la película de 1966, el personaje se cree que fue colgado en Albuquerque, la ciudad escenario de Breaking Bad.
7. Según la estimación que hizo la web IMDB, Walter White/Heisenberg mató a 270 personas, incluidas las 167 que murieron durante el accidente de avión que ocurre cuando el padre de Jane, la novia de Jesse, provoca el desastre conmovido por lo que le sucedió a la hija. De acuerdo a esta estadística, la forma más común de morir -excluyendo a las víctimas aéreas- es ser tiroteado: hubo 56 homicidios de este tipo.
8. Durante la escena en la que Jane muere, Bryan Cranston quedó conmovido al finalizar la toma por lo que produjo su personaje. En una entrevista con el sitio Entertainment Weekly, el actor narró sobre lo mal que la pasó en ese momento. “Vi la imagen de mi propia hija, su rostro comenzó a reemplazar al de Krysten Ritter y luego desapareció rápidamente. Fue algo instantáneo, un segundo en el que me costó reponerme. Pensé en los motivos para salvar a esa persona y pensé en cómo ella podía ser mi hija”, reveló.
9. El capítulo final se llama Felina. En principio, podría ser un anagrama de “finale”. Aunque, si se analizan las letras, se saca esta conclusión. Se trata de una conjunción de tres símbolos de la Tabla Periódica de los Elementos, Fe, por hierro; Li, por litio, y Na, por sodio, es decir, sangre, metanfetaminas y lágrimas.