jueves, noviembre 21, 2024
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Básquet: la despedida de la generación dorada

Será en el Mundial de España de este año. La selección nacional entra en la renovación. Se van Ginóbili, Delfino y compañía. Un equipo que hizo historia.

Ya está. El final de acerca. Todo se encuentra a un paso de ver por última vez a un equipo que hizo (y aún puede hacer más) historia. Mucho se habla del Mundial de fútbol de Brasil que comienza en dos meses. Pero desde el 30 agosto y hasta el 14 de septiembre se llevará a cabo otro torneo internacional, el de básquet. Será en España y ese certamen marcará el final ineludible de lo que se denominó la “generación dorada”. Ese conglomerado de jugadores que supo darle un lugar de privilegio al baloncesto nacional. De la mano del mejor basquetbolista argentino de todos los tiempos, Emanuel Ginóbili, el certamen europeo será el último que tendrá a integrantes de esa constelación de estrellas. Quizá ya no se recuerde dónde comenzaron los elogios para ese equipo.

Fue en el Mundial de 2002 que se realizó en Indianápolis, Estados Unidos, donde se destapó la euforia. La primera gran imagen es aquel triunfo sobre el poderoso quinteto estadounidense conformado por integrantes exclusivos de la NBA. Fue un impactante 87-80 y marcó la primera derrota sufrida en la historia por un equipo que sólo tenía a jugadores de la liga más poderosa del planeta. Con esa conquista accedió a la final del torneo y aunque cayera ante Yugoslavia, el mundo habló de la revelación argentina y de la convicción de su entrenador, Rubén Magnano. Dos años más tarde llegaría la conquista, quizá menos esperada, de ese equipo. En los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 se alcanzaría la gloria, ya que allí se conquistó la medalla de oro, con el ingrediente de haber dejado en el camino, una vez más, al Dream Team en una de las semifinales, aunque de otro certamen tan importante. En 2006 la selección de básquet ya tenía otro entrenador, Sergio Hernández, y pese a que en ese momento se habló de que el funcionamiento no era el mismo, el talento y la capacidad de los jugadores de esta generación le permitieron acceder a una de las semifinales del Mundial de Japón de ese año.

Otros Juegos Olímpicos, esta vez en Beijing y en 2008. La expectativa creció por ver el rendimiento del combinado nacional y subió al podio con la medalla de bronce colgada al cuello. En 2010, en el Mundial de Turquía, apenas pudo con un quinto puesto, y dos años más tarde, en los Juegos Olímpicos de Londres y esta vez con Julio Lamas en el banco, alcanzó el cuarto puesto.

El rendimiento de la “generación dorada” está a punto de culminar. No todo fue un jardín de rosas en el trayecto, ya que en los últimos días se supo de una de las peleas más fuertes dentro del equipo. Se dio entre una de las estrellas, Walter Hermann, quien integró el equipo los primeros tiempos, y el ex entrenador. “A Rubén Magnano no lo puedo ver ni en figuritas. Me parece que me faltó el respeto”, contó el jugador de Atenas de Córdoba y quien puede retornar a la selección. Lo dijo porque el técnico lo dejó afuera de la final, ante Italia, en Atenas. Y dijo que habló diez años más tarde para que “se entienda por qué no jugaría más con él”. Se viene otro mundial, el de básquet. Falta poco, no sólo para el certamen, sino también para ver el cierre de una era, la de la generación dorada.

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