Barcelona-Juventus: llegó la hora de la gran final de la Champions League
Se miden, a las 15.45, hora de la Argentina, en Berlín; TV por ESPN y Fox Sports.
La perfección tiene escalones. Pero, cada uno en su medida, el Barcelona y laJuventus que chocan esta noche en la final de la Champions League encarnan la evolución de un concepto futbolístico; el desafío atrevido a un estereotipo de sí mismos.
El abrumador favoritismo del Barça se explica en el talento indescifrable del mejor Lionel Messi, en la máquina de toque de la escuela catalana, en la explosión del tridente y ahora también en la estructura defensiva que blindó el arco propio para hacer más mortífero cada gol en el contrario. Si la Juve se ilusiona con la hazaña no es sólo por el rigor táctico hecho en Italia, sino por el buen gusto de sus medios y por los recursos técnicos de Carlos Tevez .
¿Cómo se detiene a Messi , Neymar y Luis Suárez ?, le preguntaron ayer a Massimiliano Allegri, el entrenador de los turineses. “Con goles”, respondió en las entrañas del Estadio Olímpico, sentado al lado de la copa de asas como orejas.
Con igual franqueza, su colega Luis Enrique admitió un rato más tarde que le preocupa menos la marca que el rival le ponga a Messi -capaz, al fin y al cabo, de huir de cualquier trampa- que la eventualidad de perder la posesión en la red exquisita de Andrea Pirlo, Paul Pogba y Arturo Vidal.
La opción de ver surgir un campeón integral agiganta la expectativa mundial por la final de Berlín. Es un duelo por el máximo título a nivel de clubes, pero como una muñeca rusa encierra muchos otros duelos.
Acaso ninguno como el de Messi y Tevez, las dos caras del afiche del partido, cada uno en la plenitud. Jamás una definición europea fue tan argentina. Esos dos apellidos se repiten hasta el infinito en las calles de la capital alemana en las camisetas de los 50.000 hinchas que se trasladaron para presenciar la final.
“Yo por ahí soy más carismático, más simpático, pero Leo es el mejor del mundo”, declaró Tevez al pie del césped del Olímpico, coqueteando con rivalidades convenientemente olvidadas.
Messi -recluido ayer en el silencio de sus vísperas- lleva 10 goles en el campeonato, igual que Cristiano Ronaldo, y busca la proeza de marcar en tres finales de Champions. Sus tantos le valieron al Barça dos de las cuatro copas que atesora. A los 27 años va en la senda de Alfredo Di Stéfano, que tenía 30 cuando ganó la primera de sus cinco.
Tevez lleva siete tantos, incluido uno decisivo en la eliminatoria de semifinales con el Real Madrid. Ya ganó este título con el Manchester United, hace siete años, pero desde un papel secundario. Quiere darle a la Juve la tercera, en lo que podría ser su despedida del club.
En la defensa del Barça volverá a estar Javier Mascherano, artesano del carácter de este equipo que persigue la leyenda. El tucumano Roberto Pereyra aguardará turno en el banco turinés.
Quien gane esta noche lucirá también la gloria del triplete. Los dos ganaron la liga y las copas de sus países.
A los italianos los acosa la urgencia de anular a un Messi fogoneado por la prepotencia de su voluntad. “¿Ustedes creen que si pensara que no lo podemos parar estaríamos aquí? Hubiéramos armado un viaje de fin de curso”, bromeó Allegri.
No tendrá al pilar de su defensa, Giorgio Chiellini, lesionado y sin opciones. Le queda resolver entre Andrea Barzagli, un ropero de 34 años y con molestias, o Angelo Ogbonna, de menos recorrido este año.
Para Barcelona, el karma es la etiqueta de favorito. En las encuestas su triunfo paga 1,33; el de la Juve 3,4. Luis Enrique se empeña en administrar la ansiedad: “Jugamos ante un equipo que tiene soluciones en todos los sectores del campo. Mi negocio es dominar la posesión, generar ocasiones y definirlas, pero necesitamos la mejor versión de nuestro bloque defensivo”.
El técnico asturiano cubrió de elogios a Messi como si ya hubiera enterrado el conflicto que los tuvo al borde de la guerra en enero. Repitió tres veces que es “el mejor de todos”, una redundancia en cualquier boca menos en la suya.
Sabe que se juega entrar en los libros. Ganar la triple corona sería exorcizar a un Barça que se resignaba a convivir con el demonio de Guardiola. Lo acompaña la suerte -o el éxito de planificación- de tener a todo el plantel disponible, incluso Andrés Iniesta, que venía tocado desde el fin de semana pasado.
Por si le faltara jerarquía a este duelo, el Olímpico verá la última función en el fútbol grande de Pirlo y Xavi Hernández, síntesis de una idea de jugar a la pelota, campeones de todo.
Pirlo pisó ayer con cara de emoción el césped del coliseo de Berlín. Aquí ganó la Copa del Mundo en 2006. También regresa Gianluigi Buffon, que a sus 37 años sueña con el único título que no tiene.
Ayer el arquero italiano dio una lección de nostalgia cuando contó en la sala de prensa que su hijo estaba ilusionado con verlo porque jugaría contra su ídolo, Neymar. El paso del tiempo. Al brasileño se lo relataron después y confesó que de chiquito él elegía a Buffon en la PlayStation.
La final tendrá un marco descomunal, con 75.000 personas dentro del estadio y varias decenas de miles desperdigadas por la ciudad después de fracasar en el último intento por pescar una entrada de reventa. Una fiesta universal después de tantos días en los que al fútbol dirigencial le desnudaron todas sus vergüenzas.
Las probables formaciones
Juventus: Gianluigi Buffon, Stephan Lichtsteiner, Leonardo Bonucci, Andrea Barzagli, Patrice Evra, Paul Pogba, Claudio Marchisio, Arturo Vidal, Andrea Pirlo, Carlos Tevez y Álvaro Morata. DT: Massimiliano Allegri.
Barcelona: Marc-André ter Stegen, Daniel Alves, Javier Mascherano, Gerard Piqué, Jordi Alba, Sergio Busquets, Andrés Iniesta, Iván Rakitic, Lionel Messi, Luis Suárez y Neymar. DT: Luis Enrique..