Alberto Fernández rindió tributo en Jerusalén a las víctimas del Holocausto
El presidente argentino dejó Buenos Aires con la intención de mantener encuentros bilaterales con Vladimir Putin, Emmanuel Macron y Benjamín Netanyahu. Anoche en una cena protocolar conversó con el presidente de Francia y acordó un encuentro en París el próximo 5 de febrero. Hoy tenía previsto una “bilateral a pie” con el líder ruso, pero se canceló a último momento, y mañana se reunirá con el premier israelí en su despacho oficial.
Putin llegó a la mañana y se va a la tarde: un viaje relámpago de 8 horas. Es un protagonista clave de la ceremonia para recordar a las víctimas del Holocausto, porque el ejercito soviético (ahora ruso) liberó el campo de concentración y exterminio de Auschwitz-Birkenau, cuando avanzaba por el segundo frente contra Hitler tras derrotarlo en la célebre batalla de Stalingrado.
En este contexto, Putin no tenía más tiempo que para encontrarse con Netanyahu y Reuven Rivlin, presidente israelí, hacer su discurso en la ceremonia oficial, sacarse las fotos de rigor y partir de nuevo a Moscú. Pero desde Buenos Aires se inició una negociación reservada que fue avalada por Cristina Kirchner y empujada por la dirección de América Latina del Kremlin. Esa movida diplomática tenía un solo objetivo: lograr que Alberto Fernández y Putin se encontraran en Jerusalén.
Alberto Fernández nunca había llegado a Jerusalén y aún no sabe cómo hará para visitar el Muro de los Lamentos. La seguridad es cerrada y no permiten que los jefes de Estado se muevan con cierta libertad. El Presidente calculó anoche sus posibilidades: cree que tendrá tiempo mañana entre su reunión oficial con Netanyahu y la salida del avión que lo traerá a Buenos Aires. Si llega ir al Kotel –como le dicen los judíos al Muro–, ya se sabe qué pedirá.