lunes, noviembre 25, 2024
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Ahora Ginóbili asegura no cerrarle la puerta a la selección

El bahiense todavía no le dice adiós a la celeste y blanca, pero sabe que las chances son remotas: “Hoy no estoy preparado físicamente”.

Aunque la idea de un regreso a la selección es casi utópica, el vínculo es demasiado fuerte. Manu Ginóbili no puede desprenderse del “equipo de sus amigos”. Su último torneo fue el de los Juegos Olímpicos de Londres 2012. Luego vino el intento fallido de participar en el Mundial de España y la fractura que lo puso al borde de un conflicto con los Spurs. Esa espina sigue ahí y no se anima a decir que se terminó. La selección jugará el Preolímpico de México a fin de mes, y si hay una posibilidad, remota, dependerá de esa clasificación.

-En qué punto está tu vinculo con la selección nacional, ¿está cerrado ese ciclo?

-No lo puedo cerrar del todo, me cuesta muchísimo, y más cuando todavía estoy activo. Ahora, después de una temporada de 100 añ… de 100 partidos, digo, meterme en otro desafío para el que no estoy preparado físicamente para afrontarlo, es difícil. Es muy demandante y ya ni siquiera tengo el juego como para ser parte de todos los partidos que exige una selección. Allá tenemos un equipo de 15 jugadores, con más recambio. En la selección se entrena todos los días, de la mejor forma y no estoy en condiciones de hacer eso. Y yo no me puedo ni entrenar todos los días. No sé si en un año cambia o no. Pero no quiero generarme expectativas, ni hacerlo con los demás. No sé cómo me va a ir este año, porque veo que mi rendimiento va cayendo. Si a los 38 no estoy para hacerlo bien? Es indefinido, pero lo veo como tirando a remoto.

Uno de los pocos aspectos en el que has sufrido críticas tiene que ver con tus renuncias a la selección. ¿Cómo convivís con eso?

-A veces me dolió, como todos. Después uno aprende a tomar la crítica de las personas que más respeta y lo anónimo dejarlo de lado, como al que nunca me vio jugar antes y que sólo escucha que Ginóbili no va a jugar en la selección. Inicialmente no quería leer las críticas. Ahora ya tengo otra versión de la situación. Ya tengo 38 años. Fue una decisión que yo tenía que estar listo para afrontarla. La primera vez que no jugué fue en 2007, pero también sabía que, si quería tener una carrera larga, tenía que empezar a elegir.

-El Preolímpico está cerca, ¿hablás con los muchachos o preferís correrte para que no te haga más cosquillas todo eso?

-Algún mensaje de vez en cuando. También pasa que cuando comienza un proceso, como todo grupo, es como que se cierra en su objetivo y uno lo mira desde afuera. Me pasaba a mí cuando estaba en la selección, que me mensajeaba con Fabri [Oberto], Pepe [Sánchez] o el Puma [Montecchia], pero el grupo está concentrado en lo suyo y uno se mete dentro de eso. Sos en cierto modo uno de afuera. Hay un diálogo y no estoy en el día a día.

-¿Cómo ves las sucesión de la Generación Dorada? ¿Es traumática, tiene que ser traumática, es normal que lo sea?

-Es normal que suceda. Fue un grupo muy único, extraordinario. Con jugadores de mucho talento, con sacrificio, en diferentes posiciones. Ahora, en los Panamericanos los dos mejores jugadores eran dos bases, eran ellos los que tenían que tirar del carro. Eso hace que el equipo tenga que funcionar de otra manera. Fue algo muy particular lo que vivimos. Pero trato de no ser resultadista y pensar que no sólo es un éxito si llegás a un podio. Hay veces que si jugás de la mejor manera que podés hacerlo, te superás, ves un equipo que no dice mucho, pero termina peleando y te representa bien. Si hay un equipo que se comporta como debe, que sabe ganar y perder, es suficiente. Es posible que el oro no nos toque nunca más, no lo sé, pero se puede ser ganador igual con eso.

Es muy demandante y ya ni siquiera tengo el juego como para ser parte de todos los partidos que exige una selección. Allá tenemos un equipo de 15 jugadores, con más recambio

-¿Lo mejor de la Generación Dorada es que supo ganar y también perder?

-Yo creo que sí. Hemos perdimos más de lo que ganamos. Nos comportamos de una manera particular, contagiamos una manera de comportarse dentro de la cancha. Cómo supimos convivir, a pesar de tener personalidades diferentes, de jugar en posiciones distintas, en ligas de distintos países. Creo que va a quedar en el tiempo. Hay que seguir sembrando y que pase de generación en generación. Cuando uno ve ahora cómo juegan las selecciones menores, es como que se advierte una forma de comportarse diferente a lo que se veía años atrás.

-¿Pudiste hablar con Carlos Delfino sobre su situación?

-Muchos mensajes. Es increíble lo que le pasó y lo que le está pasando. Era una ilusión que pueda volver a jugar, que esté en una cancha, que forme parte de un grupo. Pero se sigue postergando la recuperación y me duele, nos duele, porque queremos verlo en la cancha. Si juega este campeonato es anecdótico, porque lo importante es que pueda volver a jugar y que pase este nubarrón, porque dos años seguidos sin jugar es demasiado. Lo quiero mucho al Cabezón, que vuelva lo antes posible y que se sienta bien.

-¿Hasta cuándo va a jugar Scola?

-Hasta los 54, calculo.

-Lo de Vaulet generó mucho ruido, ¿hablaste con él?

-Muy poquito. Supongo que tendré más oportunidad en adelante, está jugando en Bahía Blanca, así que será sencillo. Estuvimos cambiando algunos mensajes. Fue sorpresivo para todos. Está bueno.

-¿Y qué impresiones tenés? ¿Qué puede suceder?

-La verdad es que lo conozco muy poco, mi hermano (Sebastián) es el técnico y Pepe es quien está en el equipo. Veo y escucho muchas cosas de él, pero de primara mano, de verlo yo, no puedo decir que lo vi tanto. Y muchas veces si ves a un jugador en la cancha, jugando, pero no lo ves entrenar, no lo ves en vivo, para ver su lenguaje corporal, cómo resuelve situaciones, cómo compite, es difícil sacar conclusiones. Vi partidos de él, varios de este año. Lo ves y te das cuenta de que físicamente es distinto. Y por más que lo vea no significa nada, porque a los 19 años si me veían a mí, no me hubiesen elegido en el Draft. Así que él tiene mucho margen.

-Sentís que fue una elección similar a la tuya, por la apuesta.

-Sí. Me parece que el concepto es similar. Porque en Estados Unidos cada vez se llevan los talentos jóvenes más rápido y ya no hay jugadores que estén cuatro años en la universidad. Primero eran cuatro años, después tres, después dos y hasta algunos ni pasaron por la universidad. Hay mucha apuesta. Son pocos los que llegan. Saben seguro que es bueno. Pueden pasar entre cinco y diez jugadores al año, el resto uno no está tan seguro. Bueno, vieron en Vaulet un potencial y se lo aseguraron. Ven que tiene mucho para mejorar y creen que puede jugar en uno o dos años.

Entrevista: Daniel Arcucci, Sebastián Fest, Diego Morini y Ariel Tiferes.

Fuente: Canchallena.com

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