EE UU arrojó la “madre de todas las bombas” contra ISIS en Afganistán
Estados Unidos arrojó por primera vez en un conflicto la “Madre de todas las bombas” contra un complejo de túneles del Estado Islámico (EI) en la provincia de Nangarhar (Afganistán), informó hoy el Pentágono.
Es la primera vez en la historia que Estados Unidos utiliza la bomba GBU-43 Massive Ordnance Air Blast (MOAB), un gigantesco proyectil de unas 10 toneladas de peso, diseñado para destruir complejos de cuevas y túneles subterráneos.
Esta demostración de fuerza se suma al reciente ataque a una base aeronáutica militar siria con 59 misiles crucero y la aproximación del portaaviones Carl Vinson a las costas de Corea del Norte, y marca una nueva tónica que se inició con la presidencia de Donald Trump.
El lanzamiento, normalmente llevado a cabo por un Hércules C130, se reveló pocas horas después de tener lugar en el distrito de Achin a las 19.32 hora local (12.02 hora argentina), una premura poco habitual en operaciones de este tipo.
La provincia de Nangarhar, en el este afgano y cerca de la frontera con Pakistán, es la remota región en la que los yihadistas del EI se han asentado para ampliar su presencia en la que llaman provincia de Jorasán (parte de su autodeclarado califato).
Según la misión de la OTAN en Afganistán, Apoyo Decidido, el número de integrantes del EI en el país se ha reducido a la mitad en los últimos dos años y ha perdido más del 60 % del territorio que controlaban gracias a los operativos de las tropas, que se concentran ahora en Nangarhar.
“El bombardeo estaba diseñado para minimizar el riesgo para las fuerzas afganas estadounidenses que realizan operaciones sobre el terreno en esa zona, al tiempo que se maximiza la destrucción de combatientes e instalaciones del EI-Jorasán”, explicó el Pentágono en un comunicado.
“Esta es la munición adecuada para reducir los obstáculos y mantener el ritmo de la ofensiva contra el EI-Jorasán”, explicó el general John W. Nicholson, comandante de las fuerzas estadounidenses en Afganistán, quien recordó que los yihadistas han estado trabajando en defensas subterráneas y búnkers.
Estados Unidos ha realizado operaciones antiterroristas en esa zona; en una de las últimas, el 8 de abril, falleció un miembro de las fuerzas especiales en combate cara a cara con los yihadistas.
El uso de la “Madre de todas las bombas”, que mata con la imponente presión de aire que genera, indicaría que la zona estaba ampliamente ocupada por operativos e instalaciones del EI, sin evidente presencia civil.
El Pentágono aseguró hoy que “se tomaron las precauciones para evitar víctimas civiles”, pese a que el proyectil, que es guiado al objetivo solo durante la caída, no es considerada de precisión, informó la agencia EFE.
Además, el uso de este proyectil es un mensaje de combate claro hacia el EI y sirve de muestra al mundo del poderío militar estadounidense.
Según CNN, el Pentágono ha enviado drones de reconocimiento y está utilizando satélites para cuantificar el daño y resultado del lanzamiento de la bomba.
Más de 2.500 miembros del EI murieron en combates con las fuerzas afganas desde marzo de 2016, dejando menos de 400 insurgentes en sus filas, informó a principios de este mes un vocero de las fuerzas armadas afganas.
La defensa afgana no distingue entre los talibanes y los seguidores del califato y afirman que “cualquiera que suponga una amenaza para la seguridad nacional” se convierte en objetivo militar.
Poco después de que en 2015 se confirmase la presencia de los yihadistas en Afganistán, Naciones Unidas estimó que el grupo contaba con entre 1.000 y 3.000 miembros en el país asiático.
Aunque a principios de 2016 las autoridades afganas anunciaron su derrota, no han cesado los combates entre fuerzas afganas y esta organización ni sus ataques en varias partes del país.
Su último atentado de envergadura fue perpetrado en marzo de este año contra un hospital militar en Kabul, una acción en la que perecieron 35 personas y otras 53 resultaron heridas.
Por otro lado, según la misión de la ONU en Afganistán (Unama), el año 2016 fue el más cruento para la población civil en Afganistán desde que empezó a contar los fallecidos y lesionados en 2009, al contabilizar 11.418 víctimas (3.498 muertos y 7.920 heridos).
En medio del recrudecimiento del conflicto, también las bajas entre las fuerzas de seguridad aumentaron el pasado año hasta alcanzar casi 7.000 muertos hasta noviembre, según otro informe del Inspector Especial General para la Reconstrucción de Afganistán (Sigar), del Congreso de Estados Unidos.
De acuerdo con el Sigar, el gobierno afgano sigue perdiendo terreno ante los talibanes y controla ya apenas un 57% del país.