sábado, noviembre 23, 2024
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Así opera Da Vinci, el robot cirujano de cuatro brazos e infinitos movimientos

En una operación de cáncer de riñón en el Hospital Italiano, el aparato dirigido por un especialista, logró extirparlo en un paciente de 61 años.

Catro fríos brazos metálicos envueltos en un plástico esterilizado esperan en un rincón del quirófano las órdenes de un humano, que a tres metros del paciente, indicará los movimientos precisos para extraer un tumor de riñón.

La impresión que causa el instrumento quirúrgico más avanzado del mundo, conocido como el robot cirujano Da Vinci , es de incredulidad, asombro y respeto, por este tipo de avance científico que se dan tras el éxito de la cirugía realizada.

El cirujano Alberto Jurado utilizando la última joya adquirida, para afrontar una nefrectomía parcial de riñón debido a un cáncer localizado en dicho órgano de un paciente de 61 años.

El robot Da Vinci no es autónomo, requiere en todos los casos la intervención y toma de decisiones de un profesional que actúe como operador humano para todas las acciones. Reproduce de manera intuitiva, con sus cuatro brazos robóticos, los movimientos que realiza el cirujano desde la consola, dando al mismo una visión del campo operatorio amplificada hasta diez veces, en forma tridimensional y en alta definición”, explicó el doctor Oscar Damia, jefe del servicio de Urología y coordinador general de la Unidad Robótica del Hospital Italiano .

Y agregó: “El Da Vinci ofrece mayor movilidad, destreza y precisión que la mano humana gracias a sus instrumentos y a sus circuitos que filtran los temblores de la mano. Logra cirugías mínimamente invasivas, disminuyendo el sangrado durante el procedimiento quirúrgico y la probabilidad de infecciones post operatorias. Además, existe menor traumatismo y dolor post quirúrgico para el paciente, posibilitando la rápida recuperación y retorno a las actividades cotidianas”.

Dividido en tres grandes aparatos, el nuevo Da Vinci SI HD, ocupa gran parte del quirófano 16 del hospital Italiano. Se compone de una consola ergonómica donde el cirujano opera sentado para beneplácito de su columna.

En una esquina, se sitúa el cerebro del sistema: una torre de visión formada por controladores, video, audio y proceso de imagen con pantalla táctil que permite ser visualizada por el cirujano desde la consola y por la cual fluye la comunicación con todo el staff del quirófano.

Finalmente, el carro quirúrgico emplazado al lado del paciente incorpora cuatro brazos robóticos interactivos controlados desde la consola, en el extremo de los cuales se encuentran acopladas las distintas herramientas que el médico necesita para operar, tales como bisturís, tijeras, pinzas, unipolar, etc.

Realizó su primera operación en la Argentina en 2005, en el marco de un congreso médico al que vino a mostrarse durante pocos días. Y recién en 2008, el primer Da Vinci llegó a nuestro país para quedarse definitivamente. Su casa está en el Hospital Italiano, institución médica que recientemente incorporó su segunda unidad: un robot de tercera generación con más tecnología y apto para realizar un abanico complejo de operaciones que sus predecesores no podían.

Según explica Damia, el aparato ofrece excelentes resultados en cirugías de resección tumoral, preservación de tejido sano y mejores resultados quirúrgicos comparados con técnicas convencionales como son la laparoscopía o la cirugía abierta.

“Desde 2000 hubo numerosos cambios tecnológicos en estos equipos. Se mejoro integralmente su funcionamiento ya que es más compacto, mejora su instrumental, su óptica y se lo utiliza en otras especialidades que con los anteriores no se podía. Un ejemplo, son las cirugías transorales (a través de la garganta), ya que posee diámetros menores para operar tumores de laringe, garganta o de base de lengua”, precisó el experto cirujano.

Desde hace un tiempo también se utiliza en otras especialidades quirúrgicas de cirugía general (adultos y pediátrica), como la gástrica, de páncreas, de colon, cardiovascular, tiroidea y urológica.

El cirujano que realizó la operación por cáncer de riñón, el doctor Alberto Jurado, precisó a LA NACION lo importante que fue la intervención del robot Da Vinci en la extirpación total del tumor maligno en el riñón. Evitó el sangrado excesivo en la operación, a la vez que el riñón estuvo siempre irrigado sin sufrir una isquemia (falta de sangre) y por ende sufrimiento renal.

“La precisión de sus instrumentos nos permiten llegar a zonas del tumor de difícil acceso, cortando y cauterizando el área donde se trabaja y permitiendo un manejo más delicado de los tejidos orgánicos”, explicó Jurado, que destacó la ventaja de operar sentado en una consola con cuatro brazos robots y siete pedales que manejan velocidades y ángulos de alcance de los instrumentos.

Jurado enfatizó que con el robot, los tiempos de recuperación del paciente son mucho más rápidos, con internaciones más cortas, con poco dolor posoperatorio, menor riesgo de contraer infecciones y de sangrado o necesidad posterior de transfusiones sanguíneas, además de la realización de incisiones más pequeñas y cicatrices mínimas.

“Primero ingresa la cámara en el abdomen para que el cirujano observe dónde irán colocados otros brazos del robot. Las incisiones se realizan con la separación de entre ocho y diez centímetros para que no se choquen y tampoco se limite el rango de movimiento interno”, agregó Cepa Fraga, que es ingeniera biomédica de la Universidad Favaloro. También cuenta con tecnología remote-center que elimina la tensión de los brazos del robot trabajando y permite que el paciente no sufra lesiones superficiales y se recupere de manera más rápida.

Además de las ventajas de la visión 3D del robot, con aumentos de hasta 10 veces en comparación con los 4 en una cirugía común, la ingeniera destacó los joysticks del robot que eliminan el temblor de la mano humana. Y también los pedales, que permiten al cirujano un amplio movimiento con sus brazos, llegando a un giro y medio en 520 grados. Si el cirujano queda en una posición incómoda con los brazos del robot, puede pausar los instrumentos para volver a acomodar sus manos y obtener el movimiento y el alcance que desee.

Los especialistas indicaron que el impedimento más grande que tienen estos equipos es su alto costo, que ronda hoy en los dos millones de dólares, sin contar con los repuestos y el equipo de mantenimiento necesario, que suma un millón más, aproximadamente.

En el mundo suman más de 3200 los robots (2020 en EE.UU.) y en la Argentina llegan a cinco: dos en el Hospital Italiano, dos en el Hospital de Trauma y Emergencias Dr. Federico Abete, en el partido de Malvinas Argentinas, provincia de Buenos Aires y uno en el Hospital de Agudos Dr. Ramón Madariaga, en la provincia de Misiones

 

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