Mayer y Ormaechea ante Nadal y Sharapova
El Yacaré y la sunchalense, últimos argentinos en carrera, afrontarán enormes compromisos en la 3a rueda del Gran Slam francés: los esperan nada menos que Nadal y Sharapova.
PARÍS.- Llegaron a la capital francesa con bajo perfil, con un ranking similar, con la esperanza de recuperar terreno perdido. Leonardo Mayer y Paula Ormaechea son los últimos argentinos en carrera en Roland Garros, y coincidirán, en su llegada a la tercera rueda, en que afrontarán enormes compromisos, ambos en el estadio Philippe Chatrier, el estadio principal de este abierto francés que, lentamente, empieza a correrle el telón al paso de los argentinos en el segundo Grand Slam de la temporada.
Ormaechea desembarcó en París con pocos festejos en los últimos tiempos. De hecho, no ganaba dos partidos de manera consecutiva desde el torneo de Río de Janeiro, en febrero, cuando llegó a su único cuarto de final de la gira. Aquí pasó una primera ronda sin mayores apremios contra la suiza Oprandi; en la segunda, contra Monica Niculescu, se vio enredada en el juego de la rumana, dueña de un extraño drive con slice, y rápidamente quedó 2-6 y 0-2, pero la lluvia llegó a tiempo para evitar lo que parecía una caída inexorable. Ayer, en la cancha 2, en la reanudación, Ormaechea dio vuelta el encuentro; jugó con más paciencia y con una táctica más clara, y luego de salvar un match-point (4-5 en el segundo parcial), se impuso por 2-6, 7-5 y 6-2. Ubicada en el puesto 75º de la clasificación de la WTA, aceptó: “Vine tranquila porque los resultados no se me estaban dando, pero sentía que estaba jugando bien, no quiero tener una presión extra porque estamos en un Grand Slam. Estoy intentando afianzarme en el circuito”.
Hoy, en el tercer turno de la central (televisa ESPN), la espera María Sharapova, la número 8 del mundo, campeona aquí en 2012, y una de las principales favoritas luego de las sorpresivas caídas de Serena Williams y Li Na. “Es un partido que me gusta. Jugar contra rivales de ese nivel es una gran motivación. Y voy a entrar a ganarle a Sharapova. Es un partido muy duro, claro, pero no es imposible, para nada. También quiero disfrutar y jugar en un estadio grande, que ya lo conozco (aquí se midió con Venus Williams, hace dos años). No todos los días se juega en una cancha así contra Sharapova; está claro que no puedo entrar a jugar palo y palo, pero cualquier cosa puede pasar”, destacó la sunchalense, entrenada por Gustavo Marcaccio, y que apunta a lograr su primera victoria sobre una top ten. Si es por actitud, ya dio un gran paso; deberá, claro, refrendar el desafío con su tenis.
Acostumbrado a ser un socio del silencio, Leonardo Mayer sabe que, mañana, estará en el foco de la atención. O, dicho de otra manera, en el ojo del huracán. Acaso eso sea lo que significa tener que enfrentarse con Rafael Nadal en Roland Garros. La casa de la fiera. Ese escenario que el ocho veces campeón del abierto francés convirtió en su aposento. Una prueba dificilísima, que desde 2005 sólo conoció un ganador -el hoy retirado Robin Soderling-, con desafiantes que buscaron todo tipo de variantes para conseguir la fórmula de la alquimia: ganarle aquí a Rafa.
Con 27 años cumplidos hace poco, el Yacaré Mayer busca insertarse de nuevo con firmeza en el segundo pelotón del circuito. Llegó a estar 51º en el ranking, pero ahora está 65º; nada mal, si se tiene en cuenta que hace un mes deambulaba por el escalón 88º. El correntino no ha escapado a los altibajos que suelen tener los que rondan ese tramo del ranking. Alcanzó su primera final de ATP en febrero pasado, en la que cayó ante Fabio Fognini, en Viña del Mar, y poco después se le escapó un partido increíble ante Guido Pella, en San Pablo, que perdió tras estar 4-2 y 40-0 en el tercer set; la confianza se fue y hubo que empezar nuevamente desde abajo. Mejoró en las últimas semanas, al llegar a los cuartos de final en los torneos de Oeiras y de Niza; en ambos, desde la clasificación. Así de dura es la batalla para los que intentan recuperar el terreno perdido.
No es la primera vez que Mayer llega a esta etapa en Roland Garros; de hecho, está en la tercera rueda por cuarta ocasión, y en una de ellas lo hizo desde la qualy. Pasó el primer examen frente al australiano Duckworth, y ayer, en la cancha 17, se trenzó con Teymuraz Gabashvili en un concierto de bombazos y de tiros ganadores (47 del correntino contra 34 del ruso); luego de 2h48m, se impuso por 6-2, 4-6, 6-4 y 6-4. “Estoy contento, todo lo que intenté me salió bien. Es importante estar otro año más en tercera rueda. Estaba tranquilísimo, lo manejé muy bien desde el fondo, y por ahí se complicó porque él pega muy fuerte y tiraba winners increíbles, pero lo cerré bien”, contó Mayer, que aquí está acompañado por su entrenador, Leonardo Alonso.
El historial indica que el de mañana será el tercer duelo entre Mayer y Nadal; el zurdo de Manacor ganó los dos duelos previos, en Indian Wells 2012, y en Acapulco 2013. “Va a ser difícil, pero va a ser un partido más también. Ya tengo armada la táctica porque lo conozco, pero ahora falta que me salga, y que él me la deje usar. Obviamente él es el mejor del mundo ahora; juega bien, es difícil encontrarle huecos, y más difícil es que te dé puntos gratis, ésa es su clave”, analiza. Y, aunque pequeño, deja lugar para la esperanza: “No deja de ser un partido más. Uno juega para ganar, pero uno también es consciente de que no es fácil, es la realidad. Va a ser importante poder jugar relajado, pero siempre hay que creer. Es humano, ¿no? Nadal tuvo tropiezos este año, sí, pero fueron poquitos. Yo tropiezo todos los días (risas)”, soltó el Yacaré. Ormaechea buscará el gran impacto hoy, y Mayer irá mañana; cada uno con sus armas, pero los dos con el raquetero cargado de esperanzas.