lunes, noviembre 25, 2024
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La prostituta que quiere un lugar en el Congreso peruano de corriente izquierdista

Angela Villón, de 51 años, no sólo se dedica al sexo con los clientes, sino que habla de política y trata de convencerlos de que voten por ella y su agrupación izquierdista Frente Amplio en los comicios del domingo. 

Un cuarto de “El Botecito”, uno de los más conocidos prostíbulos del Perú, está decorado con fotografías de la candidata presidencial de izquierda Verónika Mendoza, ya que se ha convertido temporalmente en el centro de campaña de Angela Villón, la primera prostituta que aspira a llegar al Congreso.

Por estos días, Villón, de 51 años, no solo se dedica al sexo con los clientes, sino que habla de política y trata de convencerlos de que voten por ella y su agrupación izquierdista Frente Amplio (FA) en los comicios del domingo.

La candidatura de quien promete “hacer del Congreso un burdel decente” es uno de los hechos anecdóticos de los comicios, y ha generado polarización, ya que muchas personas consideran insólito que una prostituta pretenda llegar al Legislativo.

“¿Cómo una prostituta puede candidatear al Congreso? Una puta no está preparada”, increpó un usuario de Facebook. Villón, que se autodefine como “prostituta empoderada”, contó a la agencia Dpa que desde que anunció su candidatura recibió juzgamientos y comentarios vulgares en las redes sociales, en especial por miembros de partidos opositores al FA.

“Incluso me dijeron que cómo es posible que una mujer fácil, que le gusta abrir las piernas y tener a los hombres encima, pueda intentar entrar al Congreso”, dijo la ex presidenta del Movimiento Nacional de Trabajadoras Sexuales (MNTS).

La candidata, que empezó a ejercer la prostitución desde los 17 años porque tenía un hijo muy enfermo, aseguró que en caso de llegar al Congreso defenderá principalmente los derechos de “las más de 250.000” trabajadoras sexuales del país.

“Ya estamos cansadas de la misoginia diaria, de que todo el tiempo las autoridades nos digan que no se encargarán de nosotras porque hay temas más importantes. ¿Acaso no somos personas? Las muertes de nuestras compañeras ni siquiera figuran en los informes de feminicidio”, aseveró.

Villón se siente preparada. Desde que se inició en el activismo y gracias a la prostitución, logró obtener el grado de consultora internacional en temas de salud sexual y liderazgo, a raíz de cursos que realizó en Estados Unidos, Argentina, Panamá y Paraguay.

Angela Villón, de prostituta a candidata al Congreso.

“El Ministerio de Salud de Paraguay me contactó para organizar a las trabajadoras sexuales. Viajé y trabajé un tiempo allá. Ese fue mi primer contrato”, contó con entusiasmo.

Entre sus principales proyectos, Villón quiere que la prostitución sea reconocida como un trabajo y que quienes la ejerzan gocen de todos los beneficios de la ley, como el acceso a un seguro integral de salud y un programa de pensiones.

“Las autoridades no cumplen con su función y para deslindar nos hacen ver como el foco de las infecciones, dicen que somos las culpables de las enfermedades de transmisión sexual”, indicó. Villón creó en 2009 el MNTS junto a otras prostitutas con el objetivo de proteger y educar a las trabajadoras del “oficio más antiguo del mundo”.

Para la postulante, que se dice “liberalista y humanista”, la prostitución es importante en la sociedad porque permite que un grupo de personas ejerciten su sexualidad eficazmente, actividad que, dijo, es tan fundamental como alimentarse.

“La población no lo entiende porque hay una influencia muy religiosa, una cuestión conservadora y un machismo terrible. La gente prefiere mirar a otro lado en vez de aceptar una realidad latente. Te pueden estar matando y los demás dicen ‘no, déjala, se lo mereció por puta'”, agregó.

La aspirante al Congreso aseguró que de todas las ocupaciones que ha tenido, entre ellas recicladora, empleada del hogar, promotora de salud, consultora y coordinadora de proyectos, la de prostituta es la que más disfruta.

“El trabajo me ayudó a encontrarme a mí misma y a trazarme metas. Me di cuenta del poder de mi cuerpo y que me gusta sentirme deseada. Así empecé a disfrutar mi trabajo. Con esa capacidad puedo hacer vulnerable hasta al hombre más fuerte”, dijo.

Sin embargo, Villón comentó que para la gran mayoría de sus compañeras es difícil aceptar el gusto por su labor, pues, debido al estigma, acogen un discurso victimizante como mecanismo de defensa. “Queremos mujeres empoderadas que acepten que sí son trabajadoras sexuales porque les gusta”, enfatizó.

La prostituta reconoció que en Perú, “un país con ideas arcaicas”, no será fácil luchar por el sueño de las miles de mujeres que recorren las calles para ofrecer sus cuerpos, pero prometió que trabajará con esmero para conseguir sus derechos.

Fuente: Dpa

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