viernes, noviembre 22, 2024
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El fantasma de una protesta en cadena

Según miembros del gobierno de Rousseff, lo ocurrido en Bahía no fue un simple paro, sino una muestra de lo que podría representar una rebelión policial en varios estados.

A menos de dos meses del inicio de la Copa del Mundo, la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, respondió con inédita celeridad a la huelga policial declarada el martes pasado en Bahía, una de las sedes del torneo, enviando tropas del ejército y encarcelando al líder de la protesta. Según miembros del gobierno, lo ocurrido en Bahía no fue un simple paro sino un leader case de lo que podría representar una rebelión policial en cadena en varios estados, amenazando la seguridad de los 3,6 millones de turistas y autoridades extranjeras que viajarán a las ciudades donde se realizará la Copa del Mundo.

Luego de haber levantado el paro el viernes por considerar que el gobierno bahiano satisfizo sus demandas, parte de la policía se acuarteló este fin de semana exigiendo la liberación de Marco Prisco, titular de la Asociación de Policías, Bomberos y sus Familiares de Bahía (Aspra).

“Insto a toda la tropa a que suspenda las actividades inmediatamente hasta que el gobierno proceda a la liberación de Prisco”, dijo el capitán Tadeu Fernandes, quien asumió la jefatura de la Aspra en reemplazo de su máximo dirigente preso.

El Ministerio Público Federal acusó a Prisco de cometer delitos contra la seguridad nacional, como la presunta organización de atentados durante un paro policial de 12 días, en 2012, cuando hubo 150 asesinatos y decenas de saqueos. La Policía Federal detuvo a Prisco el viernes en un “resort” de una playa bahiana, desde donde fue trasladado a una cárcel de Brasilia.

Rousseff tiene como prioridad que el Mundial transcurra en calma para lo cual diseñó, junto con los Ministerios de Defensa y Justicia, un plan de seguridad con el concurso de unos 170.000 efectivos policiales y militares, el cual se vería afectado si se desatan huelgas como las de Bahía. Posiblemente fue por ello que poco después de iniciada la medida de fuerza en Bahía, el martes, la jefa de Estado firmó el decreto autorizando el envío de unos 5000 efectivos de tropas federales a ese estado del nordeste, segundo destino turístico brasileño y sede de seis partidos mundialistas.

En 2012, durante otro paro policial bahiano, Rousseff se tomó algunos días hasta ordenar el desembarco de tropas militares, actitud muy distinta a la adoptada ahora. Esta forma de actuar más enérgica en Bahía se había observado hace dos semana en Río de Janeiro, cuando la presidenta resolvió enviar unos 1500 efectivos al Conjunto de Favelas de la Maré, para contrarrestar los ataques del narcotráfico.

Los militares permanecerán en esas favelas de la zona norte carioca hasta el 31 de julio, o sea 18 días después de la final del Mundial que se disputará el 13 de julio en el estadio Maracaná.

“Con la aproximación del inicio de la Copa las cantidad de huelgas con este mismo perfil (que el de Bahía) tiende a aumentar”, escribió el diario Folha de Sao Paulo en un editorial al que tituló “Huelgas oportunistas”.

Los “líderes policiales tienden a chantajear al gobierno” y no dudan en desafiar a la “Justicia que había declarado ilegal” un paro que viola la “Constitución (pues ésta)” y veda el derecho de huelga a las fuerzas de seguridad y defensa, apunta Folha.

El ministro de Justicia, José Eduardo Cardozo, enviado a Bahía para resolver la crisis, dijo que el paro de la semana pasada fue “político”, similar calificativo al que apeló hace dos meses para calificar una huelga de la policía de Brasilia, que también será sede del Mundial. El gobernador de Bahía, Jaques Wagner, fue más explícito que el ministro Cardozo al afirmar que los dirigentes gremiales “están en campaña electoral. Ellos van a ser candidatos en las próximas elecciones, recuerden que la otra huelga fue en 2012, que era año electoral”.

Por cierto, el ahora preso dirigente gremial Prisco es concejal en el ayuntamiento de Salvador de Bahía y se postula al cargo de diputado en los comicios de octubre por el Partido de la Socialdemocracia Brasileña, del ex mandatario Fernando Henrique Cardoso, mientras que su colega Tadeu Fernandes es diputado por el Partido Socialista, también opositor.

En tanto, los agentes de seguridad del Aeropuerto Internacional Tom Jobim suspendieron sus actividades el viernes por 24 horas cuando realizaron una protesta en la Terminal II en horas de la mañana.

Una medida de fuerza similar se registró el jueves en el aeropuerto Santos Dumont, también en Río de Janeiro, que recibe vuelos de cabotaje.

Fuerza Sindical, la segunda organización gremial brasileña, anunció que prepara una serie se paros, a partir de mayo, que continuará durante el Mundial, que dará inicio el 12 de junio con el choque entre Brasil y Croacia en el estadio Arena Corinthians (“Itaquerao”), de San Pablo.

“Nadie está contra la Copa, pero la verdad es que ésta ayuda a dar visibilidad a los paros y a tener repercusión internacional”, declaró el diputado opositor Paulo Pereira da Silva, presidente licenciado de Fuerza Sindical.

Esa organización planea realizar una huelga y un acto nacional el 6 de junio en el que espera contar con el respaldo de los 479 sindicatos afiliados, entre los que hay agremiaciones de metalúrgicos, obreros de la construcción y de varias policías provinciales.

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