San Juan: durmió con su marido sin darse cuenta que estaba muerto
Una anciana de 95 años convivió con el cuerpo de su marido y hasta durmió con él en la misma cama de su casa de San Juan sin notar que había fallecido hasta varias horas después.
Sumida en la miseria en una casa de ladrillos en la Villa Don Paulo, en Rawson, provincia de San Juan, la mujer, Hermenegilda Aguirre, contó en pocas palabras al Diario de Cuyo, que hace unos días perdió al amor de su vida.
Su pareja, Hirancio del Carmen Medina, falleció el sábado 17 de octubre pero fue encontrado un día después porque ella tardó ese tiempo en notar que había muerto.
“Cómo voy a estar si además de vivir pobre, se me fue mi marido“, dijo Hermenegilda, quien además es ciega, oye muy poco y casi no puede caminar sola.
La mujer vive en una casa que aunque tiene luz, está oscura. El Sol se cuela por la puerta, que según los vecinos casi siempre está abierta, sin embargo la falta de ventilación se percibe ni bien se ingresa a la vivienda.
Sentada en una silla plástica, agarrada al bastón que la acompaña casi siempre y junto a su perro, que tiene el lomo lleno de garrapatas, ella contó que es nacida en Chepes, La Rioja, y que vive en San Juan desde 1945.
La anciana mujer comentó que desde hace muchos meses su vida transcurría en la habitación que compartía con su esposo y donde se pueden ver las bolsas plásticas en el suelo, pedazos de papel higiénico y hasta una pelela plástica.
“Se me murió en la cama. Y eso que yo había gastado todas las monedas en su salud. Pero igual se me fue”, expresó.
Agregó que Hirancio hacía unos 7 meses que estaba postrado en la cama que ambos compartían en una de las habitaciones de la casa. “Tenía una enfermedad. No soy médica ni doctora y no sé qué tenía”, contó.
Hermenegilda vive en su casa acompañada por un sobrino, que según los vecinos y la Policía es alcohólico. Si bien él aceptó que hay días que bebe “algo de vino”, negó tener esa enfermedad.
“Él es criado acá”, dijo la mujer en relación a su sobrino que no estaba en la casa el día que Hirancio falleció.
La mujer habría estado toda la tarde y hasta durmió con el cadáver de su esposo, pero recién al otro día, pasadas las 14, notó que algo extraño pasaba. Dicen que se dio cuenta porque ella le hablaba y él no respondía.
“Casi nunca se los veía en la calle. Ese día ella salió hasta la puerta como pudo y a los gritos pidió ayuda. Nosotros estábamos en la vereda, entramos a la casa y vimos al señor muerto”, dijo una vecina.
Contó que el hombre estaba hinchado y el olor dentro de la habitación era insoportable.
Según dijeron nadie más que Hermenegilda cuidaba de Hirancio, que no se podía levantar de esa cama que ni siquiera tiene sábanas.
“Está abandonada y si sigue así le va a pasar como al marido. Nos vamos a enterar a los días que se murió. Es necesario que alguien la ayude”, dijo otra vecina, mientras que un rato antes la anciana había dicho que no quería ayuda.
“Lo único que me hace falta es ropa, pero no quiero que nadie entre a mi casa. Todo lo que tengo acá me lo gané sola”, dijo mientras señaló con su mano los muebles que están tapados con sábanas viejas, al igual que todas las ventanas y las puertas. (Noticias Argentinas)