Alergias provocadas por las mascotas: cómo prevenirlas
El asma es una de las enfermedades crónicas infantiles más comunes del mundo. Según la American Lung Association, más de siete millones de chicos al año la padecen.
Entre los múltiples disparadores de un ataque de asma se encuentran –entre otras– lasreacciones alérgicas a la contaminación ambiental, el polen, las plumas y, por supuesto, la pelusa que dejan en los ambientes los animales domésticos. Vale la aclaración: nadie es alérgico, por ejemplo, a “los gatos” en general. Pero sí es común que los asmáticos desarrollen reacciones alérgicas a esa pelusa finita que invade todo, se pega a la ropa y hasta queda en suspensión en el aire cuando un felino renueva su pelaje.
Se estima que el 50% de los chicos asmáticos tienen reacciones ante la pelusa generada por los gatos, contra un 40% que reaccionan a la que dejan los perros.
Algunas soluciones
Si un miembro de la familia es alérgico a los residuos que pueda dejar la presencia de un gato, un perro o inclusive un conejo, lo ideal es deshacerse del animal. Siempre habrá alguien con buena voluntad y mejores pulmones dispuesto a adoptarlo.
En caso de que esto no sea posible, existen algunas alternativas:
- Limitar el acceso de los animales solo a ciertos lugares de la casa, manteniéndolos alejados en especial de los dormitorios. Idealmente, las mascotas no deberían tener acceso a lugares alfombrados.
- Mantener los pisos limpios y aspirados.
- Bañar a las mascotas con regularidad y mantener en el mejor estado de higiene posible los lugares donde duermen.
- Para los miembros de la familia que estén en contacto con animales fuera de la casa, cambiarse de ropa y lavarse las manos al llegar.
- Visitar con regularidad al pediatra y a un especialista en alergias. Según estudios de la Asociación Mundial para las Alergias, algunos tratamientos de inmunoteapia han mostrado efectividad en estos casos. El médico de confianza siempre puede aportar una opción más.
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