viernes, noviembre 22, 2024
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Cómo fue la caída de las reservas desde el inicio del cepo al dólar

El 26 de enero del 2011, el Banco Central de la República Argentina registró el nivel más alto de reservas, con un récord de 52.654 millones de la moneda norteamericana. A pesar de tamaño número, las trabas para acceder a la compra de divisa extranjera ya habían arrancado unos meses antes, aunque pasaran desapercibidas, cuando se implementaron controles especiales a la compra por encima de los 250 mil dólares.

En octubre de 2011, la Administración Federal de Ingresos Públicos confirmó que, para poder comprar dólares, habría que pedir permiso al ente comandado por Ricardo Echegaray. Dos meses después, la AFIP pasó a “controlar” también las operaciones de turismo y viajes. Para febrero de 2012, el efecto del cepo distaba de ser exitoso, por lo que el gobierno decidió encarar la situación como acostumbró siempre: acelerar a fondo. De este modo, dictaminaron que las empresas de capitales extranjeros ya no podían comprar divisas para girar regalías.

Un mes más tarde, el gobierno limitó los giros minoristas fuera del país y también la extracción de moneda extranjera desde los cajeros automáticos en el exterior: sólo se podría realizar desde cuentas con fondos en dólares. No faltaría mucho para que finalmente bloquearan la compra de dólares para el atesoramiento y profundizara los controles de información previa para la compra de divisas para viajes al exterior. Curiosamente, personas que abonaban impuesto a las ganancias, recibían como respuesta que no eran pasibles de adquirir dólares por no contar con la “capacidad contributiva” suficiente. O sea, ricos para pagar ganancias, pobres para comprar dólares. 

El 5 de julio de 2012, el país se desayunó con una noticia que marcaría el ritmo económico de allí en adelante: el Banco Central prohibía la adquisición de divisas con fines de atesoramiento. Obviamente, fue cuestión de horas para que naciera el dólar blue, paralelo o ilegal, según quién se refiera al mismo. A partir de entonces, el cepo creció a pasos agigantados.

Primero fueron las declaraciones juradas para comprar dólares para viajar al exterior, tiempo más tarde se aplicó el recargo a las compras (15%) a las que llamaron “anticipo de Ganancias y Bienes Personales”. Nacía así el dólar tarjeta.

Asimismo, el 31 de octubre de 2012 el Gobierno también prohibió la compra de dólares para pagar inmuebles, paralizando al mercado inmobiliario.

El ritmo de caída de reservas se profundizó durante 2013. Para mitad del año pasado, ya acumulaban una caída del 15%, ubicándose en torno a US$ 37.000 millones. Entonces, el gobierno decidió lanzar el blanqueo de capitales, algo que no pudo frenar la sangría de dólares. Así fue cómo en el tercer trimestre las reservas se redujeron otros US$ 2.010 millones.

En el mes de septiembre, el Gobierno destinó 2.070 millones de dólares para cancelar el vencimiento de capital e intereses del título Bonar VII. Dicho pago profundizó la caída de reservas del Banco Central que pasaron a ubicarse en los US$ 35.231 millones.

A fines de octubre del año pasado, el Central aceleró el ritmo de fuga de divisas y perdió mil millones en tan solo 18 días, quebrando el piso de los 34.000 millones dólares. Para ese entonces, y cuando aún faltaban dos meses para que finalizara el año, las pérdidas acumuladas llegaban a los 10.058 millones de dólares, un nuevo rércord de la década kirchnerista que nadie se atrevió a celebrar. Finalmente, 2013 finalizó con 12.651 millones de dólares menos en las arcas del Estado.

A fines de 2013, el Gobierno nacional pareció dar un golpe de timón al generar un cambio profundo en el ministerio de Economía con la partida del ministro de Economía, Hernán Lorenzino, y la llegada de Axel Kicillofpara comandar el palacio de Hacienda. La llegada de Kicillof acarreó, también, la salida de Guillermo Moreno de la Secretaría de Comercio Interior. La renuncia de Mercedes Marcó del Pont a la presidencia del Banco Central también fue vista como un cambio necesario.

El 24 de enero de 2014, el equipo económico anunció medidas que fueron vistas como “flexibilizadoras” del cepo, tal como permitir nuevamente la compra de dólares para atesoramiento, pero con control y permiso gubernamental. Sin embargo, sólo el primer mes de 2014, a la par de la devaluación del peso, el Banco Central de la República Argentina (BCRA) perdió más de 2.000 millones de dólares en treinta días.

Finalmente, el primer trimestre de 2014 cerró con una merma de 3.592 millones de dólares, los cuales se suman a los más de 20 mil millones que se fugaron desde el inicio de esa historia que hemos dado en llamar “Cepo Cambiario”.

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