domingo, noviembre 24, 2024
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La increíble historia de "La Mataviejitas": 17 asesinatos y 754 años de cárcel

La mexicana Juana Barraza Samperio, de 56 años, era la “Dama del Silencio” cuando se dedicaba a la lucha libre. Fue detenida en 2006 y condenada por esa docena y media de crímenes, aunque se estima que pudieron ser unos 40. Este fin de semana tuvo su boda, con un detenido, de 74 años.

Cada enciclopedia de historias de asesinatos y asesinos tiene sus personajes. México tiene para unos cuantos tomos. Y, sin dudas, esta mujer completaría holgadamente uno de los capítulos. Se llama Juana Barraza Samperio, tiene 56 años, y su último apodo es “La Mataviejitas”, aunque su pasado como luchadora libre (una atracción en tierras aztecas) la hizo conocer como “La Dama del Silencio”.

Muy famosa en su país, volvió a la tapa de los diarios el último fin de semana, relegando por unas horas en las secciones policiales al ezcurridizo “Chapo” Guzmán. Juana se casó, luego de nueve años tras las rejas. Y lo hizo con otro detenido, llamado Miguel Angel, de 74 años, quien también cumple una condena por asesinato.

“La Mataviejitas” tiene un por qué. Escalofriante. Es por su condena a 754 años de prisión por el asesinato de 17 ancianas entre fines de los años noventa hasta su detención, en enero de 2006.

La pareja lleva un año de relación y se casaron en una boda colectiva con otras 48 parejas en la cárcel de Santa Martha Acatitla. Al final de la ceremonia civil hubo música y mucha comida, detalla un comunicado que asegura que el enlace se celebró dentro del programa gubernamental Lazos en Reclusión.

Barraza cumple con el perfil de una asesina serial. “La Mataviejitas”, en libertad, se dedicaba al comercio y a la lucha libre. Y cuando bajaba del ring se disfrazaba de asistente y elegía a sus víctimas, todas ancianas.

En algunos casos las golpeaba, en otros las apuñalaba y a veces las estrangulaba. El Gobierno mexicano pasó años buscándola hasta que dio con ella en 2006. El juez la sentenció por 17 asesinatos, pero se estima que sus víctimas pueden ser unas 40.

La mujer se ganaba la confianza de las abuelas que vivían solas. Los pocos testigos que la vieron luego de cometer algún crimen dijeron haberla visto siempre con atuendos color rojo. En varias de las casas de las víctimas se encontraron copias del cuadro “El niño del chaleco rojo”, de Paul Cézanne. Por eso, las autoridades daban por sentado que buscaban a un hombre vestido de mujer.

Pero en enero de 2006, Barraza cometió un error. Apuñaló y estranguló a Ana María de los Reyes Alfaro, de unos 80 años. Pero en ese caso la víctima no estaba sola: tenía un inquilino. El hombre dio la voz de alarma y la policía la detuvo minutos después. “La Mataviejitas” era una mujer.

El día de su detención explicó por qué mataba ancianas con las que no tenía ninguna relación previa. “Yo odiaba a las señoras, porque mi mamá me maltrataba, me pegaba, siempre me maldecía y me regaló con un señor grande”. La madre de Barraza era una mujer alcohólica que ofrecía a su hija a sus varias parejas a cambio de dinero.

Nunca mostró señal alguna de arrepentimiento por sus crímenes. Explicó que había elegido matarlas por “necesidad económica” y afirmó que no había cometido todos los asesinatos de los que se le acusaba, sino solo en el que había sido sorprendida en el acto.

La Mataviejitas es un ícono del mundillo criminal mexicano. Inspiró un programa de televisión y hasta varias canciones. “La Mataviejitas quiere echarse a tu abuelita / es una descarada, no la detiene nada / Luchadora profesional / La Dama del Silencio se hace llamar / Nadie sospecha, nadie imagina / Esta asesina puede ser una vecina”, dice una composición de la artista Amandititita.

En 2014 declaró al periódico mexicano Excélsior que “duerme tranquila por las noches” y que “se sentía contenta con su vida”. Y nueve años después de permanecer en la cárcel “encontró el amor”.

Fuente: El País.

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