viernes, noviembre 22, 2024
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¿Por qué las encuestas no pudieron predecir el resultado final del ballottage?

Luego de que, contra todos los pronósticos, Martín Lousteau quedara a sólo tres puntos de Horacio Rodríguez Larreta, Se consultó a tres encuestadores sobre las causas que determinaron la diferencia en los resultados.

-¿Qué números dio su consultora para el ballottage porteño?

Roberto Bacman: “No hicimos una medición sistemática. Teníamos algunas aproximaciones. Nuestra diferencia entre Rodríguez Larreta y Lousteau estaba en el orden de los ocho puntos aproximadamente. Pero advertimos que había dos cuestiones que había que tener en cuenta para el ajuste final, aunque no lo seguimos hasta los últimos días. Eran el voto en blanco y el nivel de asistencia. Para que se cumpliera esa diferencia tendría que haber habido mucho más voto en blanco y mucha menor asistencia”.

Enrique Zuleta Puceiro: “Nosotros hicimos varias mediciones. La última daba 49% para Rodríguez Larreta y 39% para Lousteau. En la proyección salió algo así como diez puntos de diferencia, es decir 51% o 52% a 39% o 40 por ciento. Las encuestas fueron correctas, casi todas dieron lo mismo. Y lo que fue errado fueron los pronósticos. En todos los casos. Inclusive el nuestro”.

Jorge Giaccobe: “No dimos números, tampoco lo medimos, porque estaba bastante claro que con que aumentara un poquito el ausentismo y el voto en blanco, sin tener un voto más o un voto menos, el PRO estaba en capacidad de retener la ciudad. Asistimos a una elección muy interesante donde el electorado de la Ciudad de Buenos Aires construyó dos cosas simultáneamente: construyó un poco de presente, revalidando la gestión del PRO –si bien de una manera muy ajustada en la segunda vuelta–, pero no siempre que un gobierno trata de cambiar la figura política eso es una operación exitosa. Y por sobre todas las cosas también la ciudadanía está construyendo un futuro para la ciudad de Buenos Aires, o por lo menos un candidato para el futuro, entendiendo que el ciclo de Rodríguez Larreta puede durar cuatro u ocho años. Para los dos fue una elección de ganar-ganar en términos locales”.

-¿Hace alguna autocrítica?

Bacman: “Siempre hay que hacer autocrítica. Más allá de esta medición. Sabíamos perfectamente que una de las posibilidades era que se achicara la diferencia. El número final de una encuesta a veces está relacionado con la suerte, pero siempre hay que hacer una autocrítica”.

Zuleta Puceiro: “Es fundamental hacer una autocrítica. Hoy escribí una columna de una página con mi autocrítica, hecha a tres horas del escrutinio. Llevé muchas semanas sosteniendo que Lousteau iba a ganar la segunda vuelta, pero al final me pareció que era poco razonable sostener eso frente a los datos de la primera vuelta. No pensaba que iba a haber tal vuelco contra Macri. No pensaba que tenía ese nivel de rechazo”.

-¿Por qué cree que hubo tanta diferencia entre las encuestas y los resultados finales?

Bacman: “Era muy difícil estimar un resultado. Una experiencia no conocida en la Ciudad de Buenos Aires. En los tres ballottages anteriores se enfrentaron Mauricio Macri con Aníbal Ibarra o Daniel Filmus. En los últimos dos (NdR: 2007 y 2011) estuvo todo el voto antikirchnerista contra el voto kirchnerista. Ahora todo ese voto kirchnerista y periférico estuvo más cerca de Lousteau, o sea que hubo un voto muy anti-Macri”.

Zuleta Puceiro: “Los datos estuvieron bastante bien durante todo el proceso. En general en la Argentina no se conocen errores substanciales de encuestas salvo algún encuestador que por alguna razón discrepo de los demás. Desde las elecciones de Salta para acá, han tenido aciertos notables porque la sociedad está tranquila. Todo el electorado que votó en la Ciudad de Buenos Aires, estuviera con Larreta o con Lousteau, votaba con una tranquilidad que derivaba principalmente de que no votaban contra el kirchnerismo porque no estaba fuera de la elección”.

Jorge Giaccobe: “De cada encuesta tienen que hablar las personas que las hicieron. Lo cierto es que en la Argentina el mundo de las encuestas está muy jaqueado. Estoy hablando de esta elección y de las otras, la elección de 2009 y 2013 en la provincia de Buenos Aires, donde también hay dos discusiones que están mezcladas: cuál es la capacidad técnica de una encuesta como método para predecir el futuro: ahí hay muchas cosas para decir. Una encuesta tiene sus complejidades, su margen de error, una encuesta conlleva en sí misma en su publicación su propia destrucción, porque la gente cuando ve los resultados tiene la sensación de saber qué el lo que opina el conjunto al cual pertenece. Esa es una discusión metodológica, pero lo que está en discusión es el nivel de honestidad de los encuestadores argentinos, que está absolutamente corrompido”.

-¿Las encuestas son utilizadas para influir en la opinión pública?

Roberto Bacman: “Si la hay, no me consta. Pero supongo que la debe haber. Esto es una demostración clara de que las encuestas no influyen. La mayor parte daba una diferencia de puntos mayor que la que realmente se dio. La gente no le hace caso a las encuestas. Va y vota”.

Zuleta Puceiro: “La encuesta es una herramienta que se utiliza con buenos y con malos objetivos. Es como muchos conceptos. Se puede usar con un mal o con un buen sentido. Por ejemplo el de la confianza pública, sirve para que la gente trabaje, crezca, produzca e invierta; y sirve para mal, cuando lo usa la mafia como capital social negativo (…). Las encuestadoras que publican en los diarios creo que hicieron lo mejor que pudieron hacer. Si nos equivocamos es porque nos falta mucho para estar a la altura de lo que está la gente”.

Jorge Giaccobe: “Que se utilizan, seguro. Durante estos últimos doce años ha habido un plan sistemático para la compra de encuestadores y la utilización de las encuestas para generar consensos sociales que no necesariamente existían. La efectividad tiene que ver con cada momento y con cada encuestador que la dice. Al inicio del kirchnerismo, lo que hubo fue un plan para reunir a un montón de encuestadores para decir que Néstor Kirchner tenía 90 puntos de imagen positiva, hay quienes publicaron 92 puntos de imagen positiva, y nosotros hoy por hoy medimos la imagen positiva del papa Francisco y nos da 88. Hay que pensar que a los tres meses de ser presidente, un político que llegó con el 22% ya tenía 92, más que el Papa, 92% de imagen positiva y todavía no podíamos pronunciar bien el apellido”.

-Vistos los últimos resultados, ¿son confiables las mediciones de las encuestas para las elecciones presidenciales?

Roberto Bacman: “Siguen siendo confiables. No creo que esta sea una diferencia tan importante. La encuesta deja de ser confiable cuando da un resultado al revés. Quizás acá lo que se planteó es que era imposible que Rodríguez Larreta pierda esta elección. Era muy difícil que Lousteau pueda dar ese ballottage. Estructuralmente las encuestas lo que dejaron al descubierto es esto”.

Zuleta Puceiro: “Son muy confiables. Hasta ahora han estado funcionando. Esperemos que todos los que presentan e interpretan encuestas afinen sus mecanismos. Pero las cinco principales encuestadoras en general estamos coincidiendo”.

Jorge Giaccobe: “Yo te puedo hablar de mis encuestas. En nuestras encuestas nosotros estamos viendo ya un proceso de polarización. Nosotros hablamos de un proceso de polarización cuando dos candidatos reúnen un 70% de intención de voto o más. Pero estamos viviendo desde hace un tiempo un proceso de polarización en términos simbólicos. Los historiadores hablan por ejemplo de la teoría de pares opuestos, que se utiliza para describir la conformación de las identidades principalmente en las sociedades occidentales, donde una identidad define a la otra también, a su contrapuesto. En blanco define al negro y el negro define al blanco. Hace un tiempo que hemos visto un proceso muy interesante: se identifica con el kirchnerismo una parte importante de los argentinos, los argentinos construyeron una herramienta para sacar al kirchnerismo, esa herramiente fue Mauricio Macri –primero fue Sergio Massa y después Mauricio Macri–, y cuando los argentinos se enteraron de que Mauricio Macri alcanzaba los 30 puntos electorales se produjo el proceso contrario: es decir, un estímulo crece y genera su contraparte, y esa gente que reacciona también frente a la hipotética posibilidad de que Mauricio Macri pueda ser presidente, termina aferrándose a Daniel Scioli. Por eso Scioli hoy está con posibilidades de pescar en públicos que no son kirchneristas, pudieron pescar en públicos que están ajenos a la pelea kirchnerismo-antikirchnerismo, que son independientes, con una tendencia a ser apolíticos”.

Fuente: Infobae.com

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