viernes, noviembre 22, 2024
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24 de marzo de 2004: el día en que la vida venció a la muerte

El 24 de marzo de 2004 el predio donde funcionó la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), el emblemático centro clandestino de detención de la dictadura cívico militar, fue recuperado por el pueblo y ese lugar que simbolizó la muerte se transformó en un símbolo de vida.

Diez años después de que el entonces presidente Néstor Kirchner, junto al jefe del gobierno porteño, Aní­bal Ibarra, firmara el decreto de traspaso de ese predio a la Ciudad, para la construcción de un Museo de la Memoria, el lugar será señalizado para no olvidar que allí funcionó un centro de exterminio.

El próximo lunes, al conmemorarse 38 años del Golpe y 10 años de la recuperación de ese espacio como sitio de memoria, la Secretaría de Derechos Humanos, a través de la Red Federal de Sitios de Memoria que coordina el Archivo Nacional de la Memoria, señalizará la ESMA con los pilares de Memoria, Verdad y Justicia.

A las 17, se realizará un acto en la Plaza Universal de los Derechos Humanos y alrededor de las 18, se procederá a la señalización, en Avenida del Libertador 8151.

Pero aquel 24 de marzo de 2004, quedará además en la historia  porque Kirchner se convertía en el primer presidente argentino en pedir perdón, en nombre del Estado nacional, por los errores cometidos en el manejo del tema de los desaparecidos.

“Las cosas hay que llamarlas por su nombre y acá, si ustedes me permiten, ya no como compañero y hermano sino como Presidente de la Nación Argentina, vengo a pedir perdón de parte del Estado nacional por la vergûenza de haber callado durante 20 años de democracia tantas atrocidades”, dijo Kirchner.

Y agregó: “No es rencor ni odio lo que nos guía. Me guía la justicia y la lucha contra la impunidad. Los que hicieron este hecho tenebroso y macabro de tantos campos de concentración, como fue la ESMA, tienen un solo nombre: son asesinos repudiados por el pueblo argentino”.

También aquel 24 de marzo de 2004, se presentó, en el mismo emotivo acto, uno de los entonces últimos nietos recuperados por la Abuelas de Plaza de Mayo: Juan Cabandié le decía a los argentinos que había nacido en la ESMA hacía 26 años.

Cabandié, hoy militante kirchnerista y diputado nacional, leyó “su” mensaje en la ESMA: “En este lugar le robaron la vida a mi mamá, ella aún está desaparecida. En este lugar idearon un plan macabro de robo de bebés. Acá hubo personas que se creyeron impunes jugando conmigo y sacándome la identidad durante 25 años”.

“Cuando el análisis de ADN confirmó que soy hijo de Alicia y Damián, y ahora sí puedo decir, soy mis padres, soy Alicia y Damián, les pertenezco y tengo la sangre de ellos”, le dijo Cabandié a la multitud reunida en la ESMA.

E interrogó: “hoy estoy acá, 26 años después para preguntarle a los responsables de esta barbarie si se animan a mirarme cara a cara y a los ojos y decirme dónde están mis padres, Alicia y Damián. Estamos esperando la respuesta que el Punto Final quiso tapar”.

Pero aquel 24 de marzo de 2004 también quedará en la historia porque el ex presidente Kirchner concurrió por la mañana al Colegio Militar y ordenó retirar los cuadros de dos de sus directores, los ex dictadores Jorge Rafael Videla y Reynaldo Bignone, de las galerías del instituto.

Un “proceda” al entonces jefe del Ejército, Roberto Bendini, sirvió para dejar grabado en la retina de los argentinos un momento histórico que ratificó su decisión de luchar por la Memoria, la Verdad y la Justicia.

La Escuela de Mecánica de la Armada, hoy Espacio Memoria y Derechos Humanos,  fue el más emblemático,  junto a La Perla de Córdoba, de los 651 centros clandestinos de detención que funcionaron en el país durante la última dictadura militar.

Los centros de detención fueron indispensable para que la dictadura militar llevara adelante su política represiva y es allí donde miles de personas “vivieron su desaparición”.

“Ingresar a ellos significó en todos los casos `dejar de ser`”, dice el Nunca Más en su capítulo sobre los centros clandestinos de detención hace sus consideraciones generales.

Los centros clandestinos de detención funcionaron también como maternidades clandestinas en donde cerca de 400 niños perdieron su identidad, les robaron su historia, algo que ya recuperaron 110 de aquellos bebés.

Aquel 24 de marzo de 2004, la ESMA abrió sus puertas a la gente y desde entonces “NUNCA MAS” las cerró.

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