Milei les pidió perdón a los policías “por los años de escarnio a los que fueron sometidos”
El presidente Javier Milei se reencontró con su vice, Victoria Villarruel, en un acto de entrega de premios a miembros de la Policía Federal Argentina (PFA) en el barrio porteño de Villa Lugano, cunado se cumplen los 203 años de esa fuerza. Esto ocurre en medio de las fricciones y diferencias entre los dos, algunas de ellas públicas, como cuando la vice homenajeó a Isabel Martínez de Perón y el Presidente rechazó el gesto.
En su discurso, Milei hizo una fuerte arremetida contra el garantismo, dijo que este gobierno no ubicará a los policías como victimarios y le endilgó estos comportamientos a la “penetración de la izquierda”. Incluso dijo que esas ideas llevaron a la Argentina a ser “un baño de sangre”.
En la plana principal del escenario se ubicó Milei y, a su lado, Villarruel. A la derecha del Presidente se dispuso la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich; y, pegados a la vice, el titular de Diputados, Martín Menem, y la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, quien tiene una pésima relación con la jefa del Senado.
Al comenzar la actividad, cuando se hizo el recuerdo a los policías caídos en cumplimiento del deber, a Villarruel la enfocó la transmisión oficial y se la vio emocionada. Hija del capitán del Ejército Eduardo Villarruel, la vice suele hacerse presente en las agendas oficiales vinculadas a las fuerzas de seguridad y armadas.
Al momento de dar su discurso, primero el Presidente agradeció a los agentes presentes por “arriesgar su vida” y dijo “lamentar los años de escarnio” que le achacó a las gestiones anteriores. Sobre todo destacó al subcomisario Guillermo Armentano, miembro de la seguridad presidencial, quien ya había sido premiado antes y fue herido el día de la asunción, cuando un manifestante le tiró un botellazo al Presidente.
“Durante la asunción fue atacado vilmente por un desequilibrado que lanzó un proyectil, pero a pesar de haber recibido el impacto, continuó su deber sin vacilación”, describió el mandatario y acotó: “Muchas gracias, Guillermo, espero que tu honor sirva de ejemplo”.
Luego se introdujo en la parte más política de su alocución, donde atacó directamente al kirchnerismo por su visión de la seguridad.
“Durante mucho tiempo vivimos en un país que denostaba a las fuerzas. Se elaboraban doctrinas para defender criminales, a través de dislates argumentativos que no hacían más que esconder la verdad. Entendieron a los delincuentes como víctimas de su propia historia, de sus circunstancias, y desprotegieron a la sociedad, le dieron la espalda a las fuerzas policiales. Llegaron al absurdo de liberar presos o castigar a policías honorables por el imperdonable delito de hacer bien su trabajo”, enumeró.
En eso, dijo que los gobiernos anteriores pasaron “dos décadas” haciéndoles creer a los argentinos que los delincuentes eran las víctimas y los miembros de las fuerzas, los victimarios.
“Durante años dijeron que propiciaban el garantismo, escudándose en la visión de proteger las garantías constitucionales para promover lo que no fue otra cosa que abolicionismo. Esto no es ni más ni menos que abandonar la razón básica de la existencia del Estado, al que le prohibieron la primera responsabilidad, que es reprimir el delito”, sostuvo, convencido de que en cualquier Estado moderno el monopolio de esa tarea es una responsabilidad pública indelegable.
“Debido a la penetración de la izquierda en las instituciones, las universidades, la dirigencia policial, empresarial y los medios de comunicación, lentamente fueron abandonando esta función del Estado hasta que convirtieron a nuestro país en un baño de sangre. Pero la sociedad dijo basta”, aseguró el presidente en la parte más polémica de su discurso, dirigida a sectores con los que tiene frentes abiertos y a los que suele atacar con frecuencia. (Diario La Nación)