Increible caso de discriminación en la Policía mendocina
Uma Daniela Flores quiere ser policía. No es que alguna vocación en particular la haya llevado a tomar esta decisión, sino que vio que en esa fuerza podía encontrar un trabajo digno con el cual sobrevivir.
En la siesta del 9 de octubre del año pasado, le informaron que estaba apta psicológicamente para ingresar al Instituto de Seguridad Pública para comenzar el curso de oficial de la Policía, y le entregaron la lista de estudios complementarios que debe realizarse para continuar adelante con el trámite, entre ellos, electrocardiograma, electroencefalograma, radiografías de tórax y columna lumbosacra, audiometría, análisis de laboratorio, odontología, agudeza visual, pedigrafía y colposcopia y Papanicolau.
Cuando Uma tenía todos los estudios concluidos, la citan para el 15 de abril de este año desde la junta médica del Instituto de Seguridad para concluir esa parte del ingreso.
Allí la reciben dos hombres que le piden que se desnude y que constatan (en un papel, no hacía falta que ella se quitara la ropa) que el resultado de todos los análisis es óptimo, pero le cuestionan que no se haya hecho el Papanicolau.
Si ya Uma se sentía incómoda ante la situación de exponerse desnuda ante estos dos hombres, peor fue la situación cuando tuvo que explicarles (a pesar de que la tenían delante) que, por su condición sexual, el Papanicolau era imposible realizarlo. Entonces vino lo peor.
La obligaron a tomarse los genitales y estirarlos, le pidieron que se vistiera y se retirara de la sala, realizaron una suerte de “interconsulta” de media hora y por fin le dijeron que no estaba apta para ingresar a la Policía, porque, argumentaron, no había aprobado el examen psicológico que, como ya vimos, le habían dicho medio año antes que sí lo había hecho. (MdZol)