lunes, noviembre 25, 2024
Tecnologia

Los expertos dicen que “la incertidumbre es la única certeza que existe sobre el impacto de la IA en el futuro del empleo”

Expertos de distintas líneas coincidieron en que la incertidumbre es la única certeza que existe sobre el impacto de la inteligencia artificial (IA) en el futuro del empleo, más allá de que la capacitación constante es una clara necesidad para los actuales y futuros trabajadores.

A fines del 2017, el Banco Mundial evaluó que la tecnología iba a destruir entre el 50% y el 65% de los empleos vigentes, pero sostenía que actividades que requieren del contacto humano como médicos, docentes, periodistas o artistas estaban “a salvo”.

Este año el Foro Económico Mundial difundió el estudio de Goldman Sach según el cual el 25% de los empleos actuales serán reemplazados por la inteligencia artificial.

El informe concluye que en los próximos años desaparecerán 83 millones de puestos de trabajo, y nacerán otros 69 millones; lo que deja un saldo negativo de 14 millones menos de ocupaciones.

Agregó que “si bien se han identificado numerosos factores como causantes de esta transformación, la automatización y la digitalización son los principales y actualmente se ven potenciados por la llegada de la inteligencia artificial”.

A su vez, la consultora Accenture asegura que “la aplicabilidad de la IA al ámbito laboral debe ser concebida como un complemento a la tarea diaria”, y evaluó que “hasta un 40% de todas las horas de trabajo se verán apoyadas o aumentadas por la IA basada en el lenguaje”.

Por su parte la Ceo de Randstad para Argentina, Chile y Uruguay, Andrea Ávila, dijo a Télam que “lo que vimos estos últimos meses con la explosión de ChatGPT y otras iniciativas de redes neuronales artificiales y procesamiento de lenguaje natural es que los avances son gigantes, y que la frontera de lo posible se corre mucho más allá de los que se pensaba hasta hace muy poco”.

“Lo poco que sabemos, no ya del futuro, sino del presente, es que los cambios en el mundo del trabajo son profundos”, remarcó.

Al analizar los cambios generados desde la década de los 90, desde la incorporación de las computadoras a la robotización, “si bien no generó un efecto de desempleo, impactó en una baja salarial de las personas con menor formación, mayor desigualdad en términos generales”, señaló el director ejecutivo de la Fundación Sadosky, Fernando Schapachnik.

Respecto de la inteligencia artificial, consideró que “hay ciertas condiciones que hacen repensar esa máxima de que las nuevas tecnologías destruyen algunos empleos pero generan otros nuevos”, y marcó como una nueva característica la “deslocalización de las fuentes de empleo”, lo que complejiza la acciones que puedan implementarse desde los Estados.

“Si por ejemplo, un call center reemplaza a todos sus teleoperadores por una solución basada en inteligencia artificial que se presta desde alguno de los países centrales, esos puestos de trabajo se pierden y los que pueden surgir, más calificados, como los ingenieros que desarrollan esa solución, pueden no estar en el país”, ejemplificó.

Entonces la teoría general de aplicar impuestos a los puestos altos, para contener y financiar la capacitación y/o reinserción de los trabajadores que quedan desempleados, se complejiza

Por su parte la directora académica de Gnt Mentoria Neurodigital, Vivíana Laura Diaz, consultada por si las estimaciones del Banco Mundial y del Foro Económico son trasladables al mercado de trabajo en la Argentina, señaló que “depende de la evolución en la incorporación de tecnología y la capacitación del capital humano para cubrir los nuevos puestos o puestos laborales ‘modelificados’ por la tecnología”.

A su vez, consideró indispensable para esta transición avanzar en el “entrenamiento y capacitación en habilidades digitales y cognitivas”, así como en las llamadas “strong skill, como por ejemplo la empatía, el trabajo en equipo, pensamiento crítico, toma de decisión y gestión de conflictos”.

Para Juliana Landini, directora de Recursos Humanos en Verisure, “la inteligencia artificial no va a reemplazar lo humano. Vamos a tener que trabajar mucho la inteligencia emocional”.

“No hay que temer al reemplazo de ciertas tareas y trabajos humanos por parte de las máquinas porque eso es parte de un proceso irrefrenable”, sentenció Ávila.

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