Habló de la empleada doméstica liberada por el crimen en Vicente López
María Ninfa Aquino, la empleada doméstica que encontró a José Enrique Del Río y María Mercedes Alonso asesinados en su vivienda de Vicente López y quedó presa por inconsistencias en su relato, fue liberada esta mañana después de que la causa diera un vuelco y detuvieran a Martín, uno de los hijos del matrimonio.
El testimonio de él fue clave para incriminarla a ella en la causa, por eso la trabajadora cuando salió de la dependencia policial en la que estaba alojada sostuvo: “Es muy doloroso lo que hizo Martín, si la madre lo está viendo está muy enojada”. Allí también enfatizó: “Soy inocente”.
Sin embargo, la mujer -que fue liberada pero todavía no está sobreseída- buscó ser cauta y dijo no sospechar de nadie con respecto al doble crimen, pese a la detención de anoche en el barrio Barrancas del Lago, en Nordelta.
“Tengo que ver para decir, acusar es muy feo”, indicó, a la vez que dio detalles sobre el vínculo que tenía con Martín Del Rio, ahora el principal acusado por el asesinato de sus padres.
“Cómo no lo voy a conocer a Martín. Al pasar me saludaba, me hacía una broma. Siempre hacía bromas y se reía a carcajadas. Nunca llegué a sospechar de Martín, de nadie, de ninguna manera”, contó la empleada doméstica.
Y mientras la Justicia investiga si Aquino fue facilitadora de la acción que después se supone desarrolló el hijo menor de la pareja, ella también se refirió a sus contactos con el mayor de los hermanos, Diego: “Con Diego no tuve relación, muy rara vez iba a la casa, le llevaba el mate y nada más”.
Incluso, Aquino habló de la reacción del ahora principal apuntado después de conocerse que sus padres habían sido asesinados. “Se levantó, lloro un ratito y después se calmó. [Pero] no me llamo la atención su actitud, para nada”, contó la señora, a la vez que precisó que “nunca” vio una pelea en el domicilio donde trabajaba, ni “nada raro”, y que la relación de 12 años con sus patrones era excelente. “La señora era muy reservada, no era de largar porque sí, no contaba nada”, acotó sobre Alonso.
Una de las cosas que llamó la atención de los investigadores fue la forma en la que la empleada doméstica actuó después de encontrar a la pareja baleada en el auto, dentro de la cochera de la vivienda. Es que después de ver la escena, apagó la luz y cerró la puerta, le puso llaves y colgó el llavero. “Hay que estar en mi lugar, me agarró una desesperación no sabía para dónde correr, lo primero que se me ocurrió fue llamar a los hijos”, se justificó esta mañana.
Otro elemento que la complicó fue tener en su casa un monedero donde Martín Del Rio, ahora apresado, dijo que la pareja guardaba la llave de la caja fuerte, que todavía no se encontró. “Él sabrá por qué hizo eso [del monedero]. Es todo mentira”, comentó Aquino, quien también reveló que la dueña de la casa le solía hacer regalos y que este sobre había sido uno.
Contó también que no se encuentra bien y que está “demasiado estresada” después de pasar 12 días presa, pero destacó que sus compañeras de celda hayan creído en su inocencia. “Estoy muy agradecida a las chicas. Hasta me bañaron. Hicieron de todo un poco”, reveló en cuanto a las mujeres que estaban con ella en la cárcel, a la vez que se mostró “muy contenta” de poder volver a ver a su familia y a sus nietas, sobre todo.
“La vida normal ya no va a ser más. Me quedé sin trabajo, sin nada. Es muy doloroso. Mi hija va a tener que darme de comer. Yo soy muy independiente, toda mi vida trabajé”, lamentó, sin embargo.
Por último, dijo que nadie de la familia de sus empleadores la llamó para charlar con ella y volvió de vuelta sobre cómo la inculpó Martín Del Rio y su reacción ante eso: “Jesucristo perdonó a su asesino, yo por qué no voy a perdonar”. (La Nación)