Cristina y Putin exhiben su buena sintonía en Moscú
Del sol hipnótico de Granada,donde decidió tomarse dos días de descanso y turismo, la presidenta Cristina Kirchner pasará hoy a la primavera blanca de la capital rusa, destino final de uno de los últimos grandes viajes internacionales de su mandato.
Su anfitrión, el presidente Vladimir Putin, le prepara una recepción de honor que ya puede intuirse en las banderitas argentinas desplegadas en el camino desde el aeropuerto y en los preparativos en marcha en la Plaza Roja para inaugurar una muestra sobre Eva Perón.
Entre mañana y pasado mañana Cristina Kirchner y Putin firmarán una docena de convenios energéticos, militares y comerciales, pero por encima de todo enviarán un mensaje de sintonía política en un momento en que los dos, cada uno a su escala, atraviesan horas de frialdad extrema con Estados Unidos y las potencias occidentales.
Para la presidenta argentina, la llegada a Moscú complementa de manera natural la línea de política exterior que inició en el verano con la visita de Estado a China y siguió hace 10 días con su vehemente mensaje contra Barack Obama en la Cumbre de las Américas de Panamá.
A contramano de los pronósticos, Putin consigue estos días equilibrar la economía rusa en medio de las sanciones comerciales que le aplicaron la Unión Europea (UE) y Washington al responsabilizarlo del conflicto armado en Ucrania, que se cobró ya 6000 vidas.
El rublo se apreció un 30% en lo que va del año -después de una devaluación en la que perdió un tercio de su valor-, la recesión se moderó y los índices de popularidad del presidente rebotaron hasta sus máximos, incluso después del escándalo que estalló en febrero tras el misterioso asesinato del líder opositor Boris Nemtsov.
Pero Rusia no está para grandes derroches. Entre la caída del precio del petróleo y los problemas de abastecimiento por el castigo externo, Putin tiene límites precisos para sus promesas de inversiones. Le interesa, sí, escenificar su intención de incluir América latina en su tablero de influencia.
El gobierno argentino lo sabe. Más allá de la grandilocuencia con la que se presentarán los acuerdos que alcancen los presidentes, se trata de un “viaje puramente político”, como lo calificó una importante fuente de la delegación.
El lobby del fastuoso hotel Four Seasons, a un paso del Kremlin, desbordaba anoche de funcionarios, diplomáticos y custodios argentinos que preparaban los últimos detalles para recibir a la Presidenta.
Entre los anuncios estelares se prevé la concreción del acuerdo para construir una nueva central atómica en la Argentina, con financiación rusa y el aporte tecnológico de la estatal Rusatom. También está listo para la firma el desembarco de Gazprom, la empresa que tiene el 18% de las reservas de gas del mundo, en Vaca Muerta (ver página 14, sección Economía).
Más incógnitas existen sobre la posible venta de armamento ruso para el Ejército y la Armada. El rumor de los primeros contactos despertó la alarma del gobierno de Gran Bretaña, por la posibilidad de un recalentamiento de la tensión por Malvinas. El ministro de Defensa, Agustín Rossi, viajó en el Tango 01 con Cristina Kirchner.
Los presidentes se reunirán el jueves en el Kremlin. Mañana será el foro de empresarios rusos y argentinos, que encabezará Cristina Kirchner.
ESCALA EN GRANADA
El Tango 01 llegará esta tarde a Moscú después de los dos días de descanso en Granada. El gobierno gestionó esa inusual escala con el máximo sigilo y evitó por todos los medios darla a conocer. No fue algo improvisado: se negoció con las autoridades españolas 15 días antes. Incluso hubo un tanteo de la administración de Mariano Rajoy para que la parada fuera en Madrid y se pactara alguna reunión de alto nivel, pero la Presidenta pasó. Quería sólo una visita privada. No había razones para interrumpir la pacífica indiferencia que rige la relación de la Argentina y España desde el fin del conflicto Repsol/YPF.
La comitiva argentina reservó decenas de habitaciones en el hotel Alhambra Palace, frente a la fortaleza monumental de los reyes nazaríes. Cristina Kirchner se había quedado con ganas de conocer la Alhambra cuando en 2010 el avión presidencial hizo escala en Granada en un viaje hacia el Este. Aquella vez se descompensó por el calor y tuvo que desistir. Ahora sí pudo disfrutar de los jardines y palacios que inspiraron a tantos poetas, así como también visitar la tumba de los Reyes Católicos en el centro de la ciudad en la que completaron la Reconquista, en 1492