lunes, noviembre 25, 2024
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Scioli, Macri y Massa coincidieron en una cena, pero evitaron cruzarse

Se dieron cita en la noche aniversario de CIPPEC, que impulsa el primer debate presidencial.

Sergio Massa abrazó a Nicolás Caputo, el más íntimo de los amigos de Mauricio Macri y uno de los principales impulsores de la carrera presidencial del jefe de Gobierno porteño, y le susurró al oído: “Deja de ponerle plata a Mauricio que la estás tirando a la basura”.

Ambos rieron, se volvieron a abrazar y un par de flashes inmortalizaron la escena, a un costado de la mesa 55 que el ex intendente de Tigre y precandidato presidencial compartió con su mujer,Malena Galmarini, y el gobernador José Manuel De la Sota, entre otros. A menos de cinco metros, en otra de las mesas separada solo por el pasillo principal, Macri terminaba de degustar el roll de lomo de novillo con hongos y hierbas junto a la bella Juliana Awada y los precandidatosErnesto Sanz y Elisa Carrió. Los tres llegaron juntos –habían estado reunidos en el departamento de Palermo de la diputada-, un rato antes que el gobernador Daniel Scioli, que a diferencia de Massa y del líder del PRO, y fiel a su costumbre de “toco y me voy”, ni siquiera bajó a cenar al salón principal del hotel Hilton de Puerto Madero, en el que el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC) convocó anoche a su tradicional cenal anual, bajo el lema “El futuro en campaña”, esta vez con un fuerte contenido político.

“Estamos trabajando con todos los canales de aire para poner al debate por encima de la pelea corporativa”, aseguró Fernando Strafase, director Ejecutivo de CIPPEC, como resumen de la convocatoria, luego de recordar a los más de 1.500 asistentes que en la Argentina “nunca hubo un debate” presidencial. Lo escuchaban atentos el ex intendente de Tigre y el líder del PRO, que se mostraron proclives a participar de un eventual debate pero, al igual que el gobernador bonaerense, evitaron cruzarse y mostrarse juntos para las cámaras. “Tengo fe de que esta vez sí se va a poder hacer el debate”, confió Strafase a Infobae, al final de la noche, optimista.

Con la campaña política como principal tema de conversación en la cena, que reunió a 200 dirigentes políticos entre precandidatos, gobernadores, intendentes y legisladores, además de la presencia de sindicalistas, consultores y empresarios, la 15º cena aniversario de la organización sirvió de termómetro para medir la temperatura electoral.

El más activo, sin duda, fue el líder del Frente Renovador, que aprovechó los flashes para abrazarse con todos y blanquear tal vez sus próximos movimientos. Llegó acompañado por De la Sota, con quien podría compartir la interna presidencial en agosto. Apenas bajó al subsuelo del hotel, en la antesala del salón principal donde se desarrolló la cena, el ex jefe de Gabinete improvisó una suerte de cónclave peronista junto al cordobés y al misionero Ramón Puerta. “Y a Rodríguez Saá, ¿dónde lo ponemos?”, le preguntó Puerta a Massa sin levantar la voz, en referencia a Adolfo Rodríguez Saá, ex gobernador de San Luis y otro de los que podría confluir en las PASO con el de Tigre y el gobernador mediterráneo.

Massa casi que no se despegó de su mujer, cansada, según explicó en varios pasillos, porque estuvo todo el día abocada a la organización del mega acto que el Frente Renovador planea para el 1 de mayo en el estadio del club Vélez Sarfield, en el que el diputado jura que reventará con “70 mil personas”. La cifra, quizás desmesurada, le sirvió anoche al ex jefe de Gabinete y ex titular de ANSES para repetir, una y otra vez, que no se baja de la candidatura presidencial. Galmarini hasta bromeó -¿bromeó?- con una eventual intrusión en la interna nacional del PRO: “Vamos a ver si Macri se anima”.

Con lo que no bromeó Galmarini fue con la muerte del escritor Eduardo Galeano, que falleció ayer por la mañana tras luchar contra una dura enfermedad que le ganó por cansancio. “¡¿Murió Galeano?!”, se preguntó la mujer a las 10 y media de la noche, mientras le servían la esfera de gianduja y el coulis de frutos rojos de postre, y después de un día entero en el que el fallecimiento del brillante narrador fue noticia destacada. “Es que trabajé todo el día”, dijo la primera dama de Tigre.

El gobernador Juan Manuel Urtubey, reciente ganador del primer test electoral del año en Salta, fue otra de las víctimas de uno de esos excesos de efusividad de Massa. “Vení, vamos a regalarles la foto así Cristina te reta”, lo sorprendió el ex intendente al salteño mientras le rodeaba el cuello con su brazo izquierdo y los flashes estallaban. Urtubey recién había llegado al Hilton, previo paso por Olivos, donde recibió el saludo oficial de la presidenta Cristina Kirchner. A su lado, decenas de invitados, entre diplomáticos y empresarios, tomaban vino Zolo Reserve de la bodega Fincas Patagónicas, y devoraban pinchos y pequeñas cazuelas. El presidente de Fiat Argentina, Cristiano Ratazzi, y Jorge Brito hijo, del Banco Macro, fueron otros dos de los que se saludaron afectuosos con Massa en la antesala de la cena.

Si el jefe del Frente Renovador fue el más histriónico de la velada, Macri se refugió como siempre en su estilo sobrio y moderado, exacerbado por la férula que todavía lleva en su mano derecha –por el saludo de un rudo chacarero-, y que lo obliga a dar un apretón de manos menos enérgico que de costumbre.

Macri y Massa caminaron y se sentaron a un par de metros de distancia pero nunca se saludaron. El jefe de Gobierno porteño bromeó apenas llegó con Carrió y con su mujer, con quienes se fotografió sonriente durante el cóctel. Un rato antes, el líder del PRO, “Lilita” y el radical Sanz habían conversado un rato largo sobre la coyuntura en el departamento de la diputada, mucho más flaca que de costumbre.

Si el jefe de Gobierno y el ex intendente de Tigre ni siquiera se miraron, sí hubo tiempo por lo bajo para mensajes cruzados. Además del encuentro con Caputo, Massa habló unos minutos ya pasadas las 11 de la noche, cuando casi todos los presentes dejaban el salón y Macri ya había abandonado el lugar, con Emilio Monzó, principal armador político del líder del PRO. Monzó es uno de los que espera que el diputado mueva sus fichas para empezar a avanzar en lo que será el último tramo de la campaña antes de agosto. Un par de mesas de por medio, el jefe de Gabinete de la ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, se mostró confiado pero ansioso por la dura pulseada con Gabriela Michetti por la sucesión porteña. “¿Cómo están los números?”, preguntó a más de uno.

El otro orador de la noche, al igual que el presidente de CIPPEC, fue Eduardo Levy Yetati,presidente del Consejo de Administración de la organización, que habló de la necesidad de construir el bien común y de la importancia de los liderazgos. Dio paso a uno de los dos videos institucionales, en el que los principales precandidatos presidenciales dieron su visión de lo que viene. Margarita Stolbizer, Massa, Sanz, Macri, Scioli, De la Sota dejaron su mensaje, además de Urtubey, todos presentes en la cena. Llamó la atención la ausencia del ministro Florencio Randazzo, el otro postulante de peso de la interna del Frente para la Victoria.

Además de los precandidatos, dijeron presente el titular de la Auditoría General de la Nación,Leandro Despouy; los senadores Gerardo Morales, Juan Manuel Abal Medina, María Laura Leguizamón –junto a su esposo, Marcelo Figueiras- y Diego Santilli; los jueces Ariel Lijo –fue acompañado de su hermano Alfredo- y Mariano Borinsky; el precandidato a jefe de GobiernoJorge Taiana; los diputados Alfonso Prat-Gay y Victoria Donda; la vicejefa de Gobierno porteño y precandidata a gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal; el intendente Fernando Espinoza; el diputado y precandidato a gobernador Francisco de Narváez; los consultores Fabián Perechodnik y Luis Costa, de Poliarquía e IPSOS Mora & Araujo; el presidente del Banco Ciudad,Rogelio Frigerio; el rector de la Universidad de Lomas de Zamora, Diego Molea; el emprendedorAndy Freire; el ex gobernador Hermes Binner; los ministros porteños Daniel Chaín, Esteban Bullrich, Andrés Ibarra y Carolina Stanley, y el subsecretario de Transporte, Guillermo Dietrich; el diputado José Ignacio de Mendiguren, y el fiscal José Campagnoli, entre otros tantos. El titular de la Cámara de Diputados y precandidato bonaerense, Julián Domínguez, se justificó por la ausencia. Además de la campaña y la coyuntura política, la recusación oficial del juez Claudio Bonadio en la causa Hotesur, en manos de Casación, fue otro de los tópicos de conversación entre dirigentes opositores y funcionarios judiciales.

Desde el sindicalismo uno de los más requeridos fue el metalúgico Antonio Caló, que por estos días deberá enfrentar la presión gremial de cara a las paritarias. Sorprendió en un sentido abrazo con Massa, a las risotadas.

Entre los empresarios, además de Ratazzi y Brito hijo, se destacaron Luis Betnaza, de Techint; Gustavo Grobocopatel, de Los Grobo; José Luis Manzano y Daniel Vila, de América;Gabriel Martino, del HSBC; Luis Miguel Etchevehere, de la Sociedad Rural, y Enrique Cristofani, del banco Santander Río. Además de De la Sota, Urtubey y Scioli, Ricardo Colombi, de Corrientes; Antonio Bonfatti, de Santa Fe, y Francisco Pérez, de Mendoza, fueron otros de los gobernadores que se acercaron a la cena aniversario en el Hilton, que contó con la conducción del periodista Juan Pablo Varsky.

El oficialismo fue, sin duda, el que menos presencias aportó en la noche de Puerto Madero, en especial porque Scioli ni siquiera pisó el salón principal. Su mujer, Karina Rabolini, de rojo furioso, si bajó al subsuelo, a la antesala de la cena, pero dejó el hotel apenas pasadas las 21, en busca de otro compromiso. Se mostró acompañada del José “Pepe” Scioli, hermano del gobernador, de la fundación DAR, y del jefe de Gabinete bonaerense, Alberto Pérez. Los ministros Nora de Lucía y Eduardo Aparicio también pasaron un rato. Pero casi todos dejaron el lugar antes de que los mozos sirvieran la carne, regada con cremoso de batata ahumada, tomates asados y cebollas caramelizadas. Varios de ellos se saciaron en “Marcelo”, el coqueto restaurante porteño.

Scioli fue de los últimos en llegar. Y el primero en irse.

 

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