Cuba y EE.UU. negocian en Washington
Discutieron mecanismos previstos en la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, tales como libertad de movimientos del personal y acceso de la valija diplomática, y quedan pendientes el embargo y la lista de países terroristas.
Estados Unidos y Cuba iniciaron ayer en Washington la segunda ronda de un histórico diálogo de alto nivel para avanzar hacia el restablecimiento de relaciones diplomáticas, aunque no faltan piedras en el camino: el embargo y la salida de Cuba de la lista de países que apoyan al terrorismo, entre otras.
La delegación estadounidense está encabezada por la subsecretaria de Estado para América latina, Roberta Jacobson, y el equipo cubano por Josefina Vidal, jefa del Departamento de Estados Unidos en la Cancillería de Cuba. Las dos delegaciones ya mantuvieron una histórica primera reunión en enero en La Habana, también conducida por Jacobson y Vidal, y ahora buscan avanzar rápidamente en acuerdos objetivos que permitan la reapertura de las respectivas embajadas. Esa primera reunión de alto nivel en La Habana sirvió para romper un hielo de décadas entre los dos países, en un gesto aplaudido enérgicamente por la comunidad internacional, pero terminó con escasos acuerdos firmes y la determinación de seguir las conversaciones. Estados Unidos y Cuba sorprendieron al mundo el pasado 17 de diciembre al anunciar la decisión de iniciar el proceso de restablecimiento de relaciones diplomáticas, iniciativa que quedó sellada en una histórica conversación telefónica de casi una hora entre Barack Obama y Raúl Castro.
De acuerdo con una alta fuente diplomática estadounidense, las partes se concentraron ayer en discutir mecanismos y principios previstos en la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, tales como libertad de movimientos del personal y acceso de la valija diplomática, entre otros aspectos. Estados Unidos y Cuba manifestaron interés en que se logren avances concretos en ese proceso antes de la Cumbre de las Américas, que se realizará en Panamá, en abril. “Nuestros presidentes (Obama y Castro) y mi secretario de Estado (John Kerry) estarían encantados de que logremos terminar todo antes de la Cumbre de las Américas” el 10 y 11 de abril en Panamá, indicó el jueves un alto funcionario del Departamento de Estado.
Obama y Castro tienen previsto acudir a esta cita internacional dentro de seis semanas, una oportunidad sin precedentes para un eventual encuentro y el restablecimiento de las relaciones diplomáticas. Los dos países rompieron sus relaciones en 1961, pero desde 1977 mantienen Oficinas de Interés en las dos capitales, bajo protección de las embajadas de Suiza. Pero si bien el restablecimiento de las relaciones diplomáticas parece una tarea limitada a acuerdos sobre cuestiones prácticas y de logística, los dos países dejaron en claro su convicción de que la normalización completa de los lazos bilaterales será un proceso mucho más largo y complicado.
Uno de los obstáculos más apremiantes es la permanencia de Cuba en la lista del Departamento de Estado sobre países que promueven el terrorismo. Aunque Obama ya ordenó revisar esa inclusión, la eventual remoción del país de esa lista aún podría demorar más tiempo y aparentemente el caso no estaría resuelto antes de la Cumbre de las Américas.
Ayer, el secretario de Estado, John Kerry, dijo que las conversaciones se concentran en las relaciones diplomáticas y su equipo no está negociando la exclusión de Cuba de esa lista. “Hay negociaciones ahora mismo sobre retomar las relaciones diplomáticas. La designación sobre países que promueven el terrorismo es un proceso separado, no es una negociación”, dijo el jefe de la diplomacia estadounidense.
La evaluación interna para determinar si Cuba permanecerá o no en esa lista se realiza “bajo un conjunto muy estricto de exigencias, demandadas por el Congreso, y que tiene que ser seguido separadamente. Y está siendo seguido separadamente”, dijo Kerry. “Nada se hará respecto de esa lista, hasta que la evaluación esté completa”, afirmó. Ese proceso de evaluación requiere “verificar que, en un plazo de los últimos seis meses, el país en cuestión no ha participado de acciones de apoyo y ayuda a actos de terrorismo internacional”, dijo el secretario de Estado.
El restablecimiento de las relaciones diplomáticas “sería más fácil” si no se relaciona ese proceso con la lista sobre terrorismo, expresó ayer la fuente estadounidense. El obstáculo mayor es el embargo comercial y económico estadounidense a Cuba, que después de casi medio siglo de aplicación se encuentra codificado en ley (en especial la llamada Ley Helms-Burton), de forma que la supresión completa de la maraña de sanciones sólo podrá ser, en definitiva, obra del Congreso estadounidense.
El propio Obama reiteró que el embargo “no ha funcionado” y por ello defiende su desmantelamiento, pero como su Partido Demócrata no controla ninguna de las dos Cámaras del Congreso, la tarea no se presenta fácil.
“Buscamos una nueva estrategia”, respondió el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest. Reiteró que “la estrategia anterior, llevada a cabo durante más de 50 años, que consistía en intentar aislar a Cuba para hacer presión sobre el gobierno y que cambie su manera de tratar a los ciudadanos”, había arrojado “muy pocos resultados”.
La administración estadounidense flexibilizó en las últimas semanas algunos aspectos del embargo –para el sector privado de empresas cubanas y en las telecomunicaciones–, pero lo esencial sigue vigente.
Las discusiones de ayer también podrían permitir establecer una fecha para un primer encuentro oficial sobre derechos humanos, según diplomáticos estadounidenses.