Cómo afecta el frío a las baterías y a la pantalla del celular
Quién no ha oído hablar alguna vez de las baterías de litio. Estas fuentes de energía se encuentran en prácticamente todos los dispositivos modernos que requieren baterías, desde los teléfonos inteligentes hasta las cámaras o las bicicletas eléctricas.
El problema: son susceptibles de sufrir descargas rápidas y, a temperaturas muy bajas, tienen una capacidad de carga reducida, explica la asociación que agrupa a las organizaciones certificadoras alemanas TÜV.
Seguramente que la mayoría de los usuarios ya habrá constatado que, a temperaturas muy bajas, el nivel de la batería de su móvil se agota rápidamente y que, en el peor de los casos, el teléfono simplemente se apaga para proteger la batería de posibles daños.
A muchos fotógrafos aficionados les habrá pasado algo similar con su cámara, y habrán tenido que terminar su sesión de fotos antes de tiempo.
Con el frío, los procesos electroquímicos dentro de la batería se ralentizan. La resistencia interna de la batería del teléfono móvil aumenta cuando el líquido electrolítico se vuelve más viscoso. Esto acelera el consumo de energía, lo que lleva a un colapso de la tensión y finalmente a una descarga rápida.
La temperatura óptima de funcionamiento para la mayoría de los móviles oscila entre los 0 y 35 grados centígrados. La asociación alemana advierte que las temperaturas fuera de este rango podrían dañar los dispositivos, y añade que las baterías reaccionan a las temperaturas bajo cero con descargas rápidas y una capacidad de carga reducida.
El frío también puede tener un efecto negativo en las pantallas de teléfonos inteligentes, cámaras y demás dispositivos. Dado que los cristales líquidos de las pantallas LCD se congelan a temperaturas bajo cero, la asociación informa que la reacción al tacto es lenta o nula. Los colores y la iluminación también podrían verse afectados.
Para que el móvil permanezca dentro de su rango de temperatura ideal de funcionamiento, incluso con un frío glacial, debe llevarse lo más cerca posible del cuerpo, por ejemplo, en el bolsillo interior de una chaqueta. Una funda térmica, por ejemplo, de neopreno, también puede ser útil como protección adicional contra el frío.
Y en lugar de sacar el dispositivo del bolsillo para hablar por teléfono, es mejor hacerlo con auriculares. Para este fin son adecuados tanto los auriculares con micrófono en el cable como casi todos los cascos Bluetooth más modernos.
Otra buena razón para proteger los dispositivos electrónicos del frío extremo son las posibles consecuencias de un cambio brusco de temperatura al entrar en un ambiente calefaccionado. En el peor de los casos, la humedad que se condensa en la superficie del dispositivo puede colarse en el interior del aparato y provocar cortocircuitos o corrosión.
Si el dispositivo se enfría, por ejemplo, durante un paseo, se recomienda apagarlo y dejarlo en el bolsillo de la campera durante 30 a 60 minutos para que recupere calor lentamente. En ningún caso debe colocarse sobre la calefacción.
(TN)