China lanzó un pasaporte digital para habilitar más viajes
China presentó un pasaporte digital destinado a sus ciudadanos con el que será posible acreditar la situación sanitaria de los viajeros que entren o salgan del país, lo que favorecerá una mayor apertura de sus fronteras, en la noticia saliente de una jornada en la que se formalizaron otros dos datos previsibles: la pandemia empeoró la situación de miles de mujeres y la economía de todo el mundo se contrajo, en 2020, un 3,4%.
El “certificado sanitario” chino constituye una aplicación para teléfonos celulares que muestra y verifica el historial de vacunación y los resultados de los test de Covid-19, tanto PCR como de anticuerpos del usuario, explicó un vocero de la Cancillería.
El sistema busca “impulsar la recuperación económica mundial y facilitar el cruce de fronteras”, dijo el portavoz, sin dar más detalles sobre si hay países que prevén reconocer este certificado, informó la agencia de noticias AFP. Por el momento, la aplicación no es obligatoria y está reservada a los chinos.
La agencia de noticias estatal china Xinhua aseguró que esta constancia digital, que también estará disponible en papel, podría ser el “pasaporte sanitario de coronavirus” del mundo.
Estados Unidos y el Reino Unido estudian lanzar sistemas similares, y la Comisión Europea (CE) presentará la idea de un “pasaporte verde” el 17 de marzo, pero el tema divide a los 27 países de la UE.
Este lunes, el gobierno de Países Bajos había oficializado que planea introducir un certificado digital de vacunación contra la Covid-19 para permitir mayores libertades a los inmunizados y a las personas que den negativo, según detalló el ministro de Salud, Hugo de Jonge.
Las autoridades ya estaban desarrollando una app que posibilitará a los usuarios viajar, comer en restaurantes o asistir a conciertos, cines y festivales, por ejemplo, según la agencia DPA.
La idea es que la aplicación china incluya un código QR confidencial que permitirá a cada país obtener información sobre la salud de los viajeros.
Desde marzo de 2020, China solo autoriza la entrada de nacionales en su territorio y de un número limitado de extranjeros, y redujo enormemente sus vuelos internacionales.
