River tenía un equipo y ahora duda
Tras el mazazo en el superclásico, a Gallardo le espera trabajo duro en varios frentes; debe recuperar la armonía interna y recomponer el grupo.
La contingencia de River le pide varias cosas juntas a Marcelo Gallardo . Necesita trabajar para que el plantel supere el mazazo emocional del 0-5 de anteanoche , tocar los resortes correctos para sostener la armonía interna y reconstituir un equipo en el que, de golpe, varios nombres indiscutidos hasta hace muy poco quedaron en tela de juicio.
Ese trabajo no puede ser sólo suyo y debe dar prontos frutos: el viernes, con San Lorenzo, en la Recopa Sudamericana. El paso de las horas permite que se piense mejor, como bien lo sugirió el propio DT en Mendoza, en la madrugada de ayer: “Como cabeza de grupo hay que llevar tranquilidad, sobre todo en los malos momentos. Hay que ser pensante y no desenfocarse. Estos mismos jugadores son el alma de un equipo con el que ellos se sintieron identificados”. El llamado a no perder la cabeza fue un primer paso. Aún preso del fastidio, de Gallardo no podía esperarse un reproche público hacia un grupo que venía respondiéndole de manera irreprochable.
La despedida de Mendoza fue traumática, con las secuelas de un vestuario nervioso. Versiones periodísticas coincidieron sobre una fuerte reprimenda de Gabriel Mercado a dos de los expulsados, Teo Gutiérrez y Carlos Sánchez, a los que, según esos relatos, les recriminó falta de compromiso. El caso de Teo es un toque de alerta. La reputación conflictiva que precedió su llegada a River era conocida, pero hasta ahora, salvo por episodios menores, su conducta no había dado problemas. Anteanoche regresó su peor versión en el intempestivo empellón a Gago en el momento más adverso, que justamente pedía actitudes solidarias para compartir la resignación.
Pero a Gallardo el verano le deparó un problema que no imaginaba. Entre rendimientos pobres y aquellas actitudes poco profesionales, una formación indiscutida y exitosa de pronto pasó a sembrarse de incógnitas. En el fondo, las prestaciones de Maidana y Funes Mori -entre los dos propiciaron el primer gol de Boca- fueron preocupantes. Tanto como el nivel de Kranevitter, un jugador clave por su función y por lo que acostumbraba a aportarle al equipo, o el de Mora, que no termina de convencer. Vangioni representa una preocupación muy puntual; ya inquieta que no escarmiente y repita sus entradas violentas sobre los rivales.
Igual, es difícil imaginar que el Muñeco opere una razzia en un equipo que se ganó un crédito amplio con lo que logró el año pasado. En estos cuatro días previos al choque con el Ciclón tiene que transformar el trance en aprendizaje intensivo. Es un aspecto del trabajo de un DT que hasta ahora River no le había demandado.
Fuente: Canchallena.