Diez sacerdotes al banquillo por pedofilia
Los curas fueron acusados junto a dos laicos por abusar de un adolescente. El joven, ahora de 25 años, le contó sus padecimientos a Francisco en una carta. Bergoglio lo llamó y lo animó a que hiciera la denuncia judicial. Reclamos al Papa para que eche al obispo de Granada.
Un juez español imputó a diez sacerdotes de la Iglesia Católica por un caso de pederastia en el que se involucró el papa Francisco tras haber sido contactado por una de las víctimas. El escándalo estalló en noviembre después de que el joven, ahora de 25 años, informara de los abusos sexuales que había sufrido en Granada, en el sureste de España, en una carta dirigida al pontífice, quien lo animó a denunciarlo judicialmente. Según el comunicado judicial del lunes, hay doce imputados, de los cuales diez son curas y dos fueron identificados como laicos.
–Soy el papa Francisco. Leí tu carta varias veces. Quiero pedirte perdón en nombre de toda la Iglesia por este gravísimo pecado y grandísimo delito –escuchó la víctima al atender su teléfono en agosto. Según el joven, fue Bergoglio quien lo animó a acudir a la Justicia e impulsó al arzobispo de Granada a investigar los hechos. En la carta, la víctima aseguró haber sido violada y forzada a participar en actos sexuales con un grupo de curas que se manejaban como una secta.
El joven, diez años después del calvario vivido, efectuó la denuncia ante la fiscalía de Granada, donde expuso los abusos cometidos por un grupo de curas entre 2004 –cuando tenía 14 años– y 2007, cuando cumplió los 17. La víctima, miembro del Opus Dei y monaguillo de la parroquia desde los siete años, relató abusos y violaciones del párroco principal con la participación o la complicidad del resto de los imputados, que se reunían en un chalé con piscina de la ciudad de Granada, a los pies de la cordillera de Sierra Nevada.
“Aprovechando su fervor religioso, el párroco prometía al joven un buen futuro como hombre de Dios y lo culpabilizaba cuando trataba de evitar sus libidinosos acercamientos”, según relató el juez instructor en la causa tras recopilar el testimonio. El magistrado describió unos abusos cada vez más graves que fueron desde los tocamientos hasta la violación.
Al menos otros dos miembros del grupo, todos ellos aficionados a las orgías y las películas pornográficas, habrían tocado al chico mientras que los otros conocían los hechos y no dudaban en amenazarlo con expulsarlo del “grupo” por su “falta de entusiasmo”. Los doce fueron imputados por su presunta participación directa o su complicidad con los abusos. Al menos otra persona, ahora con 44 años, había denunciado desde entonces una tentativa de agresión sexual en 1991, lo que hace sospechar que la red que se autodenomina Los Romanones, en honor a su líder Román Martínez, existía desde hace mucho tiempo y tendría otras víctimas.
Poco después de la denuncia, el 23 de noviembre, una imagen inusual sacudió al país europeo: nueve curas, encabezados por el arzobispo de Granada, Francisco Javier Martínez, se postraron tumbados en el suelo de la catedral para pedir perdón por los “errores cometidos”.
El Papa expresó, en declaraciones del 25 de noviembre, el “grandísimo dolor” que sintió al conocer los hechos. “Recibí la carta, la leí, llamé a la persona y le dije: ‘Mañana vaya a ver al obispo’” y contó que escribió al obispo de Granada “para que empezara el trabajo, hacer la investigación e ir adelante”.“¿Cómo lo estoy viviendo? Con gran dolor, con grandísimo dolor. Pero la verdad es la verdad y no debemos esconderla”, reconoció el pontífice.
A raíz de la apertura de una investigación preliminar, el arzobispo de Granada suspendió de sus funciones a los curas directamente acusados de abusos. Desde Londres, sin embargo, la asociación de víctimas de abusos sexuales de curas SNAP juzga esta medida como insuficiente y exigió el miércoles al Papa que haga dimitir del cargo al arzobispo.