“Fatiga Zoom”: la nueva forma de cansancio y por qué es importante controlarla
La “fatiga Zoom” es una nueva forma de cansancio de la cuarentena que surge a partir de las videollamadas. Si bien el agotamiento surge en gran parte por la incertidumbre y angustia que puede generar el confinamiento, este tipo viene directamente del uso de la tecnología.
Se le dice “fatiga Zoom” al hastío que conlleva mantener reuniones en salas virtuales con colegas de trabajo, pacientes, familiares o amigos. Mientras que en las pantallas la imagen parece rígida y fija, se pierde la corporalidad e intimidad que se tiene en los encuentros cara a cara.
Este hecho tiene consecuencias porque sostener dicha apariencia y mirada frente a la computadora o celulares, con pocas interrupciones durante el día, genera una mayor carga corporal y mental en los sujetos.
No solo no pueden disponer de otros recursos expresivos, sino que tampoco puede utilizar el silencio a su antojo. A su vez, a veces esa ausencia de sonido se impone por diferencias de la conexión sin que se sepa si es intencional o ajena a este.
Otro problema es que se está siempre en el miso lugar de reunión sin salir de la casa. Por lo tanto, al diversidad que aligeran la mente y el cuerpo se reduce a siempre lo mismo. Esta repetición agota y aburre a las personas, que incluso buscan fondos de pantalla para imaginar otros espacios.
Sin embargo, las virtudes de la conectividad en tiempos de pandemia son evidentes. Preservan y crean vínculos e incluso llevan a la formación de comunidades en línea. Por lo tanto, la solución no es descartarla por completo sino reducir su uso.
Entonces, es necesario para controlar la “fatiga Zoom” disminuir la cantidad de encuentros virtuales y velar por la mirada de vez en tanto, restringiéndola a las voces.